La creciente complejidad de la crisis de los mercados dejará afuera a muchos veteranos codiciosos de ganancias deshonestas y frustrará los anhelos de una multitud de discípulos adoradores del dinero. La prisión de Bernard Madoff, el mitológico operador de Wall Street, con setenta años de edad es bochornosa. Este septuagenario que realizó un fraude por 50.000 millones de dólares-o el equivalente a más de 3 veces el bailout para salvar de la quiebra a FORD, GMAC y CHRYSLER-, ratifica a la sazón, que tanto la elite financiera, como el entorno desregulador y sin controles de los países más desarrollados del mundo se tornó indefendible. El sistema fue funcional a la bellaquería de Madoff, porque el fraude fue ocultado dentro del descontrol generalizado, la burbuja, y la codicia que alberga y estimula el sistema financiero.
El 53% de los clientes de Madoff eran hedge funds, bancos e inversores de inmensas fortunas personales. El nivel de apalancamiento involucrado es altísimo, por lo cual el final es abierto. Increíble, 48 años en el sistema financiero, una empresa con pergaminos, expertise; pilotada por un verdadero “delincuentepreneur” que también ocupó la presidencia de la bolsa electrónica Nasdaq. Un hombre influyente entre los corredores del mercado, abre otra gran “Caja de Pandora”.
De aquí en adelante, la catástrofe que podría provocar una corrida de clientes histéricos de empresas colegas, que de pronto se identifiquen con los damnificados, puede ser dramática. Si salen todos los inversores juntos hacia la ventanilla para retirar los fondos de estas verdaderas verdulerías financieras-con perdón de las verdulerías-, la explosión puede ser enloquecedora. Sobretodo si como en el caso Madoff, resulta que el dinero invertido que desean retirar, ya no existe.
Este es el resultado de la extraordinaria invención de la teoría que humildemente he denominado: “Libertad para estafar”-no confundir con "Libertad para elegir"; donde el que maneja el dinero no rinde cuentas a los accionistas, al gobierno, ni a ninguna otra entidad. Triste final de la utopía inspiradora del suceso "delincuentrepreneur”, que propongo como monografía para los famosos “casos de Harvard”, o la creación de una revista sobre “ladronegocios”.
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1 comentario:
Cuando nacemos no traemos nada al mundo, y al morir tampoco podremos llevarnos nada. No obstante los que sólo piensan en ser ricos caen permanentemente en la trampa. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente, el señor Madoff es testigo de estas cosas. Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos hasta se olvidaron de respetar a Dios, y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos. Señor Madoff, adviértales a los ricos de Wall Street que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Mándeles que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdeles que deben dar y compartir lo que tienen. Así tendrán un tesoro que en el futuro seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna.
PARAFRASENADO AL APOSTOL SAN PABLO
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