Fuertes anuncios: líneas de préstamos al consumo por $ 3,500 millones, créditos prendarios para la adquisición del primer cero kilómetro por $3,100 millones , $650 millones para la compra de vehículos utilitarios y camiones; $1,250 para prefinanciación de exportaciones industriales; $1,700 millones para prefinanciación de exportaciones y capital de trabajo para el sector agropecuario; apoyo crediticio por $3,000 millones para prefinanciación de exportaciones y capital de trabajo de las PyMES; medidas específicas para los frigoríficos y productores tamberos, puesta en marcha de los programas “Trigo Plus” y “Maíz Plus”, que reducirá 1% el nivel de retenciones a las exportaciones por cada millón de toneladas de incremento de la producción por sobre el promedio de los últimos años; concurren como parte complementaria a los anuncios realizados la semana pasada, integrando así un plan completo para enfrentar “la crisis del jazz”.
La moratoria anunciada la semana anterior resultará efectiva considerando que las empresas venían postergando la solución de la informalidad durante los años pasados, y ya les resultaba peligroso mantener la situación, sin exponerse a penalidades de los organismos de recaudación pertinentes.
Las medidas laborales, también han sido bienvenidas por los empresarios y trabajadores porque apuntan a mantener el nivel de empleo, al computar los pagos de contribuciones patronales como crédito fiscal a cuenta de IVA.
La baja de retenciones al campo no bajará los tradicionales reclamos sectoriales, pero estará orientada en la dirección correcta, y removidas que sean las limitaciones vigentes para exportar, surtirán efectos, mas allá de los rezongos.
Con respecto a los créditos anunciados hoy, lo más relevante, es que ahora será el gobierno quien determine a quién le asignan los recursos, y entonces será imposible que los bancos se sienten encima de los depósitos, sin correr riesgos, como lo hicieron hasta el presente.
Un mayor gasto público se va a sumar a un impulso al consumo, piloteado por el gobierno, en un contexto local muy difícil, infundido por una crisis internacional sin precedentes.
Sin duda la política fiscal se tornará expansiva y tendrá efectos positivos sobre la demanda agregada, pero siempre considerando que nos encontramos en el contexto de una catástrofe mundial. La expansión del gasto público más el impulso al crédito va a contrarrestrar en parte el efecto negativo de la caída del gasto privado derivado de la crisis mundial. En este escenario, la economía argentina podría crecer menos que el 4/5% que estaba previsto antes de la quiebra de Lehman Brothers y el desbarajuste de los Bancos Estadounidenses, pero podrá hacerlo alrededor del 3%. De todos modos diversos factores podrían llevar a una caída del consumo y la inversión mayor a la que actualmente estamos asistiendo. La mayor incertidumbre mundial, producto de las malas noticias diarias de los Estados Unidos y Europa, inducen al mundo entero a consumir menos, y esto hace que la inversión privada pueda disminuir por la caída del financiamiento o “credit crunch” mundial. A nivel local, si consideramos que la suba del ahorro doméstico puede ser menor que la fuga de capitales, esto haría caer el ahorro interno, principal fuente de financiación de la inversión Argentina, un país eliminado del financiamiento internacional, excomulgado desde hace ocho años de las santuarios financieros de Wall Street.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario