Se lanzó un nuevo capítulo entre el gobierno y los tenedores de bonos argentinos, esta vez con episodios cinematográficos del género del grotesco. Es interesante destacar que el segundo round no partió con los aspectos cruciales de la discusión financiera. La mayor reestructuración de deudas de la historia económica internacional, inauguró con una estrategia que involucra de un modo desacostumbrado, los medios de comunicación, generando confusión y escepticismo. Desde el lanzamiento de la oferta, un portento de aspecto embrollón, ha decidido ejercer presiones con metodologías inconsistentes con la cultura financiera, disciplina fuertemente marcada por la buena educación. Claramente la voz del Comité Global no es la del Dr. Edward Bernays, asesor de varios presidentes de los Estados Unidos ni del profesor Sam Black, condecorado por la reina de Inglaterra.
Sin perder un solo día, el Comité Global, fue la voz más inflexible que censuró el ofrecimiento argentino por cuanta emisora de televisión intervino. En Italia, ante un grupo no muy comprobado en términos de tenencias, en una conferencia de prensa efectuada en la Asociación de Bancos, amenazó con estrechar el cerco para que no se llegue a un acuerdo con otros grupos de referencia. Este ya célebre comediante dice representar al 44% de los acreedores, y también que podría bloquear la reestructuración de la deuda argentina. Con un imprudente espíritu de intimidación, dijo que la situación podría provocar graves efectos económicos para la Argentina. No dijo en cambio, que las presiones en Italia están dispersas, ya que los ahorristas italianos están frenéticos por recuperar su dinero (no les importa de donde proceda) y han encarado acciones legales concretas contra los bancos de inversión y piden intervención subsidiaria al gobierno.El ofensivo enunciado de este personaje sí, es característico de los intermediarios comisionistas que al momento de la negociación, simulan omitir la responsabilidad compartida que conlleva la colocación en los mercados voluntarios.
En Estados Unidos, fuentes muy confiables afirman que la agrupación no es tan poderosa como se proclama y hasta traslucen un dejo de poca seriedad de su representante. La verdad es que si la oferta que presentó Economía en Nueva York es seductora, a estas alturas (30 meses del default) este Alberto Sordi financiero, como decía Minguito, tendrá que conseguirse otro “curro”.
Mientras tanto, la propuesta generó controversias reales entre los analistas financieros que no aciertan a ponerse de acuerdo acerca de algunas imprecisiones con respecto a los cálculos del bono atado al PBI, las relaciones de canje y las comparaciones heterogéneas entre sí.
El gobierno dejó rezongar a este personaje grotesco sin alegar nada, abordando lo que en política se conoce como: “no hacerle el juego a la provocación”. Pronto sabremos que nivel de efectividad alcanza esta nueva estrategia de negociación “cinema”. El buen nombre de un comité de acreedores, así como el de los bonistas que representa son factor de éxito en un acuerdo. Llegar a buen término para los interesados sería completar las expectativas máximas posibles y eso es independiente de las bravatas que se realicen. Sin contar con un soporte de buena imagen financiera a través de los representantes designados, los bonistas corren riesgos de “auto atentado” como los encarados en el inicio de esta segunda ronda.
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