Buenas noticias para las Pymes industriales. El subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa, Federico Poli, informó unos días atrás que la agencia a su cargo implementará una línea de créditos para el sector exportador por un importe total de ochenta y cinco millones de dólares. El anuncio oficial fue declarado ante la concurrencia de un importante grupo corporativo alternativo a la actual de conducción de la UIA. El funcionario puntualizó que la nueva línea crediticia se destinará a la prefinanciación de exportaciones y compra de bienes de capital para las Pymes.
Desde la reforma financiera de 1977, los beneficios promocionales financieros o fiscales para estas empresas estuvieron limitados al enfoque excluyente del costo fiscal. A través de este cristal único se analizó cualquier tipo de medida que arrimara un aporte a la derrota de la inflación, a través de la disminución del gasto. No obstante en la mayoría de los países, existían exportadores que podían recibir exenciones impositivas totales por un periodo de tiempo limitado, con aumentos paulatinos y graduales para incentivar las exportaciones, por mencionar alguna defección comercial competitiva.
Estos instrumentos tácticos se aplican para sostener estrategias económicas que apuntan a la “creación de valor”, desde la creación de empleo hasta la generación de divisas para amortizar deuda. Muchos aspectos financieros y fiscales descuidados desde hace muchos años, deberían ser nuevamente considerados por la conducción económica.
Existe un test imprescindible para juzgar cualquier táctica económica-financiera. Es indispensable e ineludible que la propuesta reformadora pase la prueba de la creación de valor. Después de veintisiete años de aquellas certezas enfáticas e intransigentes que decían: “además del costo fiscal de promover exportaciones, un dólar más, genera emisión de pesos equivalentes, y esos pesos originan un mayor crecimiento de los precios relativos internos”, llegó el momento de retomar el razonamiento.
Podemos reflexionar sobre algunos apotegmas del enfoque económico que perdieron vigencia. Los peligros que se invocaban en la década del setenta y las propuestas para enfrentarlos, hoy no son consistentes con el entorno doméstico, ni con la situación económica internacional.
En aquel entonces, mientras la Argentina recortaba ventajas a la prefinanciación y financiación, además suprimía la post financiación de exportaciones promocionadas, al mismo tiempo eliminaba reintegros y reembolsos con el objeto de disminuir el déficit fiscal. Mientras tanto en Singapur, para esa misma época, el noventa por ciento del incremento de los ingresos procedentes de la exportación de manufacturas estaba exento del impuesto sobre la renta por cinco años. En Brasil, las desgravaciones impositivas vinculadas de manera directa a las exportaciones cubrían los impuestos indirectos más importantes y un mecanismo complementario facilitaba el funcionamiento de las “traiding companies”. México y Tailandia eximían de derechos de exportación inclusive a las “semi manufacturas”. En Grecia se concedía reembolso sobre la nómina de pagos en las exportaciones industriales, al tiempo que en Israel se obtenían reducciones de hasta 85% del impuesto sobre la propiedad...
A la luz de los resultados obtenidos en el pasado, hoy existen razones objetivas para iniciar un estudio de Creación de Valor versus Costo fiscal para las actuales necesidades, “porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”.
* pablo.tigani@hacer.com.ar , Presidente de www.hacer.com.ar
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