Para que una “Reestructuración Financiera” sea exitosa en una compañía, se debe perseguir un objetivo mayor que generar la extensión de los plazos de pago. La capacidad de aportar confianza se produce a través de la demostración práctica de la capacidad de repago. Este es un punto indispensable a considerar para resolver la propuesta a los acreedores.
El lance inicial será entonces establecer un “Cash Flow”, para probar la practicabilidad del proyecto de reestructuración en los pasos posteriores. Es decir, es necesario mostrar los “números” para convencer a los acreedores que la empresa paga y cotiza mejor estirando los plazos, que ahogándose y cayendo en default. Sin el Cash Flow con diferentes simulaciones, en distintos escenarios, este objetivo se vuelve inalcanzable. No se puede obviar que la confiabilidad debe tener sólidos fundamentos técnicos, y no pura promesa poética.
Otras cuidados importantes a observar dentro de esta etapa inicial, son el análisis de precio de los activos (libres) y la distribución de pasivos (financieros). También se deben establecer las prioridades en cuanto a las obligaciones segmentando, analizar los imponderables y las posibles salidas, si se quiere generar un impacto en el acuerdo.
El paso número dos es muy importante, pues consiste en establecer la estrategia que se utilizará para lograr le reestructuración, en función de los datos obtenidos en la etapa anterior. El resultado de lo analizado anteriormente, revelará la información vital a la hora de elegir el camino a seguir.
Para que esta etapa sea exitosa, es necesario agregar elementos que puedan sumar tranquilidad. La nitidez de los actos, las garantías, la convicción del equipo operativo, las características del personal involucrado y la discreción, son aspectos que no se pueden descuidar.
La clave consiste en que el “team leader” de la negociación sea alguien transparente, que esté impartiendo credibilidad entre las partes y evitando cualquier posible percepción de trato discrecional. Con respecto a las garantías, hay que tener en cuenta que no se pueden extender avales fuera de consenso a los ya otorgados en forma pre-existentes.
Tener convicción firme sobre la estrategia en el proceso es básico y vital, pues la reestructuración financiera conlleva una enorme y perseverante sucesión de negociaciones y acuerdos.
La reestructuración financiera requiere de recursos humanos renovados (caras nuevas y con respeto del mercado). Los que gestionaron las finanzas antes, generalmente estarán fatigados y cargados de subjetividad aún siendo buenos ejecutivos. La discreción es indispensable en estos procesos, ya que la información tiene valor y todos quieren obtenerla para mejorar su posición frente al resto.
Otro movimiento importante para desarrollar una estrategia efectiva, es generar caja como objetivo primordial, privilegiando la creación de recursos a través de un férreo control de gastos e inversiones. Solo se realizarán las erogaciones que sean exclusivamente imprescindibles o multipliquen su retorno. La caja “vale todo”. Es decir, la idea es transmitir la obsesión y estimular las acciones hacia todo lo que genere dinero líquido disponible.
La creación de valor es un examen que no se puede reprobar en una estrategia de este tipo, porque aporta los instrumentos prácticos que impulsan al acreedor a apoyar el esfuerzo de la reestructuración de la deuda. El prestamista necesitará saber si se pueden generar rendimientos suficientes para hacer crecer el patrimonio y proteger mejor sus acreencias.
Con el paso 1 y 2 resueltos, ya una empresa esta en condiciones de evaluar la viabilidad de las operaciones frente a los acreedores de la empresa. En un tercer paso, se necesita establecer la “Valuación” de la compañía, para transmitir la convicción a los acreedores de los beneficios futuros proyectados de la reestructuración (como antes fue explicado en el paso 1).
La Valuación surge a la postre de un profundo diagnostico de la compañía en marcha y otros importantes aspectos de análisis, como por ejemplo el valor de liquidación. Comparando el resultado de una eventual liquidación luego de un eventual default, contra la opción del valor de mercado que los flujos futuros pueden generar, estaremos cerca de la decisión de todos los actores. El número del flujo de fondos descontado es una pieza vital de este proceso. En esta instancia es importante tener en cuenta que ofrecer elementos demostrativos de la ingeniería financiera, requiere ser muy preciso y profesional, tanto para los directivos de la empresa en cuestión, como para sus acreedores.
El cuarto paso de la reestructuración es aquel en que se emprende la búsqueda de las estructuras de capital más adecuadas. En esta etapa puede surgir la presentación de propuestas alternativas para identificar fondos de inversión que inyecten capital para el despegue, si es que esto fuera preciso. Las negociaciones con el consejo de acreedores y el inevitable lapso de espera que suele acompañar a este proceso requieren negociadores templados y con dominio propio.
Más allá del largo camino que conlleva una reestructuración financiera, no se puede ignorar que los resultados que aporten, deciden la suerte de los accionistas y los acreedores involucrados.
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