Para examinar las perspectivas de 2004, es importante comparar los pronósticos establecidos un año atrás, con el cierre provisorio de 2003. Desaciertos de pronóstico como los de este año, suelen interferir los niveles potenciales de crecimiento de la actividad privada (los números agregados pudieron ser mejores aún, si los vaticinios no hubiesen sido fatídicos)
A fines de 2002 era presidente Duhalde, en Mayo de 2003 teníamos elecciones, y quien ganara, dependiendo de la orientación económica: “pro mercado” o “populista”, la Argentina podía crecer 2 ó 3% en el primer caso, o caer 2 ó 3% en el segundo caso. Esto expresó el consenso mediático con sus candidatos, los que perdieron la elección. El eventual ministro de economía que iba a encontrarse con la pareja Krueger-Köhler obtendría distinta acogida. Según fuese populista o pro mercado, podíamos entonces devenir en un default trágico con los organismos internacionales, o bien podríamos firmar un rápido acuerdo con el FMI. De todos modos el acuerdo con el FMI era y fue crucial. Coincidían sin decir como, el corralón bancario tenía que terminar, había que resolver la situación patrimonial del sistema financiero y las tarifas de los servicios públicos tenían que aumentar ya, o este año reiteradamente colapsaban los servicios, (aunque ya se había hecho ese pronóstico en Febrero de 2002, falló por segundo año consecutivo).
El gobierno sorteó el default con los organismos multilaterales y a partir de entonces el espacio para pesadillas de crecimiento comenzó a disiparse. La tasa de incremento del PBI, fue 10 puntos de PBI mayor que el pronóstico construido para un gobierno popular, unos US$ 12.600MM más.
El 2003 ha sido un año de recuperación destacable no solo por el crecimiento del PBI, pero también por la estabilidad de precios y apreciación del tipo de cambio que tampoco estaba en los cálculos. Otro aspecto positivo se produjo al desacelerarse el flujo de salida de capitales que prometía no concluir con un gobierno setentista. El crecimiento de la base monetaria no generó inflación y le permitió al gobierno comprar 5.500 millones de dólares, de los cuales dos tercios fueron a aumentar reservas internacionales del BCRA, sirviendo el resto para cancelar obligaciones con el exterior como intereses de organismos internacionales. El desempeño de la actividad económica permitió aumentar la recaudación y por lo tanto contribuyó con ingresos genuinos para obtener un superávit primario inédito. Precaviendo pagos externos se pudieron pagar las deudas domésticas del Estado auxiliando en dos sentidos, disminuyendo las amortizaciones y estimulando la disponibilidad de los agentes domésticos. Reemplazando un gobierno peronista a otro gobierno peronista, los aumentos de suma fija anteriores en los salarios y en las jubilaciones mínimas, se incorporaron a los básicos de convenio. Muchas empresas privadas nacionales (sustitutos de importación, exportadoras y PyMEs) otorgaron aumentos y pudieron absorber los incrementos sin demasiados inconvenientes.
Como hemos visto el final de 2003 es muy diferente al de los pronósticos preliminares. No obstante, ya se afirma por allí, que el 2004 ofrecerá menos márgenes para encarar la agenda pendiente. Es interesante destacar que cuando se habla de agenda pendiente, la misma coincide en muchos aspectos con las prioridades de quienes perdieron las elecciones y fallaron en los pronósticos. En 2004 construir escenarios empresarios con los mismos pronosticadores, puede ser muy mal negocio.
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