Enrique Martínez asumió como Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa. Llegó en substitución de Busso, quien regresó al Banco Nación, lugar desde el cual provenía, cuando reemplazó al ex Secretario Rozenwurcell.
El gobierno pone en funciones al cuarto Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa de los últimos doce meses. Partiendo de la funcionaria del gobierno anterior ya suman cuatro, es decir, uno por trimestre. Este inconveniente constante ha impedido y relegado, la implementación de las medidas anunciadas.
Pyme o grande actualmente, comparten los mismos dilemas. La reducción de las ventas y la liquidez retenida por los Bancos que tienen temor de otorgar préstamos. A la PyME los plazos de cobranza se le extendieron. Los hipermercados y grandes corporaciones no le firman cheques y no le dejan descontar sus facturas, abusando de la doble vitalidad que le concede su poder de compra y las necesidades de facturación de las indefensas.
La diferencia de la grande con la PyME, es que las pequeñas no tienen saldo, ni casa matriz en el exterior.
Durante los últimos meses, el ingenio y la benignidad providencial la vienen sosteniendo. Trabajo esforzado, alianzas estratégicas, reingeniería y muchas capacidades que se desarrollan en la adversidad. No se puede decir que los empresarios PyME no estén arriesgando su resto.
Por su parte, el nuevo sustituto, podría inspirarse en los países hacia los que nuestros compatriotas están desertando.
Esas naciones de destino, sorprendentemente no escuchan abogados de productividades absurdamente discriminatorias. Los países del Norte, forman parte de los ejemplos más emblemáticos de políticas públicas diseñadas para favorecer a las Pymes.
En Estados Unidos, el capitalismo es popular, y es política de Estado hace 50 años defender a las Pymes. Bill Clinton, el paladín de la prosperidad de su pueblo, impulsó hace 4 años, la ley del
“ ombusman Pyme”, convalidando esa vocación innata del pueblo estadounidense. En España, se aprobó, una legislación especial para estimular y fortalecer jurídicamente el “Capital de Riesgo” para las Pymes.
En nuestro país, es evidente que la Secretaría del área acaba de ser desplazada políticamente hacia un espacio más reducido. Paradójicamente este año, habíamos empezado con un gobierno desenfrenado a la hora de batir el parche de las Pymes. A la postre resultó ser el mismo que le quitó la trascendencia que supo tener hasta hace doce meses. Recordemos que esta Secretaría, tenía rango de Ministerio y dependía directamente del Presidente de la Nación.
En el margen, el nuevo Secretario sustituto, tiene que concentrarse ya mismo en la siguiente agenda pendiente, antes de que se designe a su quinto colega:
· Financiamiento anunciado por el Nación.
· Créditos a largo plazo para Reingeniería.
· Rondas de impulso promoviendo Alianzas Estratégicas.
· Restitución y robustecimiento del moribundo “PRE”.
· Llamado a licitación urgente y transparente de consultoras Pymes que reemplacen a las dos exclusivas gerenciadoras anteriores, recientemente destituidas.
· Retomar las licitaciones de subsidios de tasas para Bancos.
· Poner en marcha los anunciados fondos de garantías.
· Generar un marco legal, para atraer Fondos Pymes de Capital de Riesgo.
· Distinguir y adaptar para las Pymes las normativas de uso general del BCRA.
domingo, 10 de diciembre de 2000
viernes, 22 de septiembre de 2000
Ambito, Mercosur, prioridad estratégica
La Crisis Comercial Argentino – Brasilera
Por el Dr. Pablo Tigani
Parece necesario volver a examinar los argumentos que fundamentan la determinación de organizar una Asociación de Países. Básicamente: desarrollo, crecimiento e integración, concebidos desde un enfoque económico estructural de política económica internacional, suelen ser elementos útiles para promover este tipo de acuerdos.
A mediados de la década del 80 comenzó tímidamente este esfuerzo, que alcanzó en l998 un incremento cuantitativo del comercio aumentando la productividad de un modo casi inconcebible en ciertos sectores de la economía en aquel entonces. Pero sinceramente, el desarrollo económico de una gesta como la integración de países en una región como la nuestra, requiere no solo el dinamismo mostrado en estos años, sino la continuidad prolongada en forma persistente apoyada por los líderes de turno.
El tratado de Roma data de 1960, la Unión Europea, con solo unos años más que la primitiva A.L.A.L.C.(Asociación Latinoamericana de Libre Comercio)es el paradigma más claro de referir, sin embargo las posiciones encontradas de los mayores actores del Mercosur vuelven a detener el interesante recorrido obtenido en estos magníficos años.
No es un hecho desconocido que la coyuntura siempre presenta presiones en los aspectos sectoriales, sociales y políticos, pero estos deben ser resueltos en forma inmediata, de modo de evitar que asuntos puntuales y circunstanciales obstaculicen los altos objetivos fundacionales.
La integración económica se encamina a remover barreras que impiden el comercio recíproco y a adoptar posiciones conjuntas frente al resto del mundo. Por una parte para Brasil, la integración regional favorece su proceso de industrialización, el más poderoso de la región, y en lo que hace a economías de escala (imprescindibles para esos modelos) ningún mercado es despreciable.
En el otro extremo esta Argentina, que en su tácita estrategia industrial de especialización y complementación productiva, tiene en Brasil un socio irremplazable.
Existen por lo menos dos razones que detonaron recientemente la desproporcionada réplica de Brasil. En primer lugar la actitud proteccionista argentina para la industria del calzado, (como consecuencia del incremento de 66% en las importaciones desde Brasil)y la industria textil en forma parcial (con fuertes incrementos en ropa de cama y tocador, hilados de fibras sintéticos discontinuos. Esto último motivó la Resolución 861/99 B.O. N°29.188-16/07, estableciendo cupos a la importación de tejidos de algodón de Brasil). En segundo lugar la verificación del déficit comercial de Brasil con Argentina de 412 millones de dólares, 39% más que en el mismo semestre del 98,generando un gran malestar en las autoridades brasileñas. Esto es lo que disparó una represalia apresurada, alentada por el fuerte Lobby industrial de nuestro vecino, eliminando el tratamiento preferencial a 400 productos argentinos.
En ambos países hubo antes de estos especiales momentos, trabajos serios para diversificar y fortalecer la estructura productiva interna con la apertura económica, en el caso argentino incluso debilitó y desmanteló una parte del aparato productivo preexistente. Todo se potenció porque ambos países han sido sorprendidos por primera vez en la década del 90 por una importante disminución de la actividad económica y recia contracción en el comercio exterior.
En el periodo Enero /Junio, las exportaciones argentinas a Brasil, cayeron algo más del 30% y las importaciones 28% contra el mismo semestre del 98, según datos de la Secretaría de Comercio Exterior Brasileña. Pero los recientes inconvenientes en las relaciones bilaterales, desnudan los verdaderos problemas a encarar y resolver (tarea imprescindible, tendiente a coordinar cuestiones macroeconómicas y a la vez ir encontrando mecanismos adecuados para evitar decisiones unilaterales que afecten los flujos comerciales).
Sin duda alguna, se puede decir que este es uno de los momentos más difíciles con que las relaciones mercantiles de ambos países se han topado.
Por esta razón, se impondrá un considerable esfuerzo por preservar con actitudes e iniciativas valientes a la prioridad estratégica del Mercosur y la región, quienes sufren con tenor inusitado los efectos de una crisis económica trascendente, mas allá de los episodios puntuales que originaron este disparatado conflicto.
Por el Dr. Pablo Tigani
Parece necesario volver a examinar los argumentos que fundamentan la determinación de organizar una Asociación de Países. Básicamente: desarrollo, crecimiento e integración, concebidos desde un enfoque económico estructural de política económica internacional, suelen ser elementos útiles para promover este tipo de acuerdos.
A mediados de la década del 80 comenzó tímidamente este esfuerzo, que alcanzó en l998 un incremento cuantitativo del comercio aumentando la productividad de un modo casi inconcebible en ciertos sectores de la economía en aquel entonces. Pero sinceramente, el desarrollo económico de una gesta como la integración de países en una región como la nuestra, requiere no solo el dinamismo mostrado en estos años, sino la continuidad prolongada en forma persistente apoyada por los líderes de turno.
El tratado de Roma data de 1960, la Unión Europea, con solo unos años más que la primitiva A.L.A.L.C.(Asociación Latinoamericana de Libre Comercio)es el paradigma más claro de referir, sin embargo las posiciones encontradas de los mayores actores del Mercosur vuelven a detener el interesante recorrido obtenido en estos magníficos años.
No es un hecho desconocido que la coyuntura siempre presenta presiones en los aspectos sectoriales, sociales y políticos, pero estos deben ser resueltos en forma inmediata, de modo de evitar que asuntos puntuales y circunstanciales obstaculicen los altos objetivos fundacionales.
La integración económica se encamina a remover barreras que impiden el comercio recíproco y a adoptar posiciones conjuntas frente al resto del mundo. Por una parte para Brasil, la integración regional favorece su proceso de industrialización, el más poderoso de la región, y en lo que hace a economías de escala (imprescindibles para esos modelos) ningún mercado es despreciable.
En el otro extremo esta Argentina, que en su tácita estrategia industrial de especialización y complementación productiva, tiene en Brasil un socio irremplazable.
Existen por lo menos dos razones que detonaron recientemente la desproporcionada réplica de Brasil. En primer lugar la actitud proteccionista argentina para la industria del calzado, (como consecuencia del incremento de 66% en las importaciones desde Brasil)y la industria textil en forma parcial (con fuertes incrementos en ropa de cama y tocador, hilados de fibras sintéticos discontinuos. Esto último motivó la Resolución 861/99 B.O. N°29.188-16/07, estableciendo cupos a la importación de tejidos de algodón de Brasil). En segundo lugar la verificación del déficit comercial de Brasil con Argentina de 412 millones de dólares, 39% más que en el mismo semestre del 98,generando un gran malestar en las autoridades brasileñas. Esto es lo que disparó una represalia apresurada, alentada por el fuerte Lobby industrial de nuestro vecino, eliminando el tratamiento preferencial a 400 productos argentinos.
En ambos países hubo antes de estos especiales momentos, trabajos serios para diversificar y fortalecer la estructura productiva interna con la apertura económica, en el caso argentino incluso debilitó y desmanteló una parte del aparato productivo preexistente. Todo se potenció porque ambos países han sido sorprendidos por primera vez en la década del 90 por una importante disminución de la actividad económica y recia contracción en el comercio exterior.
En el periodo Enero /Junio, las exportaciones argentinas a Brasil, cayeron algo más del 30% y las importaciones 28% contra el mismo semestre del 98, según datos de la Secretaría de Comercio Exterior Brasileña. Pero los recientes inconvenientes en las relaciones bilaterales, desnudan los verdaderos problemas a encarar y resolver (tarea imprescindible, tendiente a coordinar cuestiones macroeconómicas y a la vez ir encontrando mecanismos adecuados para evitar decisiones unilaterales que afecten los flujos comerciales).
Sin duda alguna, se puede decir que este es uno de los momentos más difíciles con que las relaciones mercantiles de ambos países se han topado.
Por esta razón, se impondrá un considerable esfuerzo por preservar con actitudes e iniciativas valientes a la prioridad estratégica del Mercosur y la región, quienes sufren con tenor inusitado los efectos de una crisis económica trascendente, mas allá de los episodios puntuales que originaron este disparatado conflicto.
viernes, 4 de agosto de 2000
Ambito, Balance de un semestre
Las expectativas optimistas que teníamos particulares y gobierno a principios de año, con el correr de los meses se fueron diluyendo y más que una sensación epidérmica de “malaria generalizada”, son ahora datos de caída del PBI y del gasto doméstico observando (–1,5%) en el primer semestre del año con relación al último trimestre de 1.999, confirmando el palmario estancamiento, que denuncian los diferentes “players” de la economía. Un semestre signado por incertidumbre, lentitud e indefinición en el sector público, tuvo su correlato en menos crédito, ausencia de particulares y empresas dispuestos a endeudarse y escasez de inversores capaces de arriesgar sus capitales comparado con años anteriores. Por lo tanto no parece acertado el método de anunciar medidas en forma aparatosa con inocultables operaciones de prensa, el modo con que podamos conseguir una escalada ansiada de prosperidad que cambie el rumbo de los acontecimientos reseñados. Tampoco son las campañas publicitarias ni mediciones de encuestas las que van a mejorar las perspectivas o inducir a un alto nivel de actividad económica, sino los hechos concretos que llevan a analistas, particulares, empresas, capitales y bancos a especular que pueden tomar y colocar crédito o invertir con grados de riesgo aceptable en unos y otros casos. Precisamente es el panorama depresivo descripto de los párrafos anteriores, (hoy percibidos como nunca por el conjunto de la sociedad), más las buenas noticias del comportamiento independiente de nuestras exportaciones (menos difundidas), lo que nos hace ser más optimistas en esta hora. Recordemos el incipiente crecimiento que vislumbrábamos durante el primer semestre de 1998. Si alguna perturbación externa estallara, podría volver a verse interrumpido cualquier atisbo de mejora. No nos olvidemos que con las crisis de Asia, Rusia y Brasil sobrevino una disminución en el flujo de capitales netos hacia las economías emergentes que pasaron de 220.000 millones de dólares a 84.000 en 1999, e hicieron que se duplicara la tasa de riesgo páis, resultando en un aumento del costo financiero interno pavoroso para empresas y particulares usuarios de crédito.
Ante esta situación evidente, un último peligro es ya palpable, comienzan a escucharse voces desafiantes entre el gobierno que impulsará una serie de medidas de políticas activas para descomprimir los focos de tensión social y la ortodoxia inflexible que teme el devenir de una carrera de excesos en las aplicaciones de estas políticas.
Dicen los indicadores que la única variable favorable del tablero de comando del Ministro de Economía son las exportaciones en términos de precios y cantidades físicas, las cuales continúan su tendencia ascendente de manera sostenida, confirmando lo que habíamos descubierto aquellos que incorporamos el comercio internacional al análisis global de la macroeconomía: ¡existe una variable desenganchada de la convertibilidad fiscal y monetaria, que no se deja estrechar por el corset impuesto al conjunto de la economía y la sociedad. El mayor crecimiento experimentado en el giro del “negocio país” se sigue verificando en el segmento de las exportaciones, totalizando 10.570 millones de dólares en los primeros cinco meses del año, registrando 13,1% de aumento en el mismo periodo que en el año anterior. Pero lo mejor, es que son las manufacturas de origen industrial (M.O.I), las que han retomado la agilidad de los años anteriores a 1.999, cuando creciendo a más del 20% anual en promedio, aumentaban entre 1.993 y 1.998 por encima del 13,5% del promedio general. Este último dato impacta la sensación térmica de un importante sector, tal vez ya no tanto en términos de PBI, pero si en términos de ocupación. Sobre todo si tenemos en cuenta que el año pasado había caído casi un 11%.
Otra vez, no es con anuncios rimbombantes de futuras medidas a aplicar, si no con pruebas concretas de éxito, (en este caso de un sector emblemático), que se pueden resolver los problemas mas acusiantes de la coyuntura.
En conclusión, por un lado ingresamos dólares con más puestos de trabajo y por otro, cortamos ese espíritu de derrota de los actores de la economía que tanta preocupación le crea al gobierno y la sociedad.
Ante esta situación evidente, un último peligro es ya palpable, comienzan a escucharse voces desafiantes entre el gobierno que impulsará una serie de medidas de políticas activas para descomprimir los focos de tensión social y la ortodoxia inflexible que teme el devenir de una carrera de excesos en las aplicaciones de estas políticas.
Dicen los indicadores que la única variable favorable del tablero de comando del Ministro de Economía son las exportaciones en términos de precios y cantidades físicas, las cuales continúan su tendencia ascendente de manera sostenida, confirmando lo que habíamos descubierto aquellos que incorporamos el comercio internacional al análisis global de la macroeconomía: ¡existe una variable desenganchada de la convertibilidad fiscal y monetaria, que no se deja estrechar por el corset impuesto al conjunto de la economía y la sociedad. El mayor crecimiento experimentado en el giro del “negocio país” se sigue verificando en el segmento de las exportaciones, totalizando 10.570 millones de dólares en los primeros cinco meses del año, registrando 13,1% de aumento en el mismo periodo que en el año anterior. Pero lo mejor, es que son las manufacturas de origen industrial (M.O.I), las que han retomado la agilidad de los años anteriores a 1.999, cuando creciendo a más del 20% anual en promedio, aumentaban entre 1.993 y 1.998 por encima del 13,5% del promedio general. Este último dato impacta la sensación térmica de un importante sector, tal vez ya no tanto en términos de PBI, pero si en términos de ocupación. Sobre todo si tenemos en cuenta que el año pasado había caído casi un 11%.
Otra vez, no es con anuncios rimbombantes de futuras medidas a aplicar, si no con pruebas concretas de éxito, (en este caso de un sector emblemático), que se pueden resolver los problemas mas acusiantes de la coyuntura.
En conclusión, por un lado ingresamos dólares con más puestos de trabajo y por otro, cortamos ese espíritu de derrota de los actores de la economía que tanta preocupación le crea al gobierno y la sociedad.
jueves, 20 de julio de 2000
Ambito, Los beneficios del comercio internacional
Los fundamentos de ¿porque los países comercian entre si?, obviamente obedecen a los formidables beneficios que obtienen del comercio internacional. En nuestros días, estamos asistiendo a un fuerte crecimiento del volumen del comercio mundial de bienes y servicios que proyecta para el año 2000 un 10,4 por ciento de incremento, una tasa sin precedentes en la historia reciente(Fuente=OECD-Mayo 2000). Ciertamente unos y otros países pueden comprar productos a mejores precios en otras latitudes que en su propia Nación y lo hacen. Sin embargo, como perseveramos en esta columna, para financiar sus importaciones, ningún país puede tomar deuda externa o privatizar empresas y organismos del estado en forma indeterminable. Evidentemente para pagar las mercancías que compra, un país tiene que generar fondos genuinos vendiendo sus propios productos, pues el comercio requiere un cierto orden de compensaciones en término de divisas en un plazo determinado. Es en atención al análisis de este irremplazable y conveniente intercambio que los países deciden su estrategia de especialización y descubren su foco en la actualidad.
La especialización, una habilidad que desarrolla y potencia la producción, consiste en concentrar esfuerzo y dedicación a la identificación de ventajas competitivas sustentables en el tiempo en términos de: más bajo precio, obteniendo atributos diferenciales, frente a otros competidores. Logrado esto, el incremento constante de colocación de mercancías propias en terceros países, contribuye como consecuencia a la generación de fondos y esto a elevar el nivel de vida de una población. Es obvio que solo con recursos es posible adquirir en el exterior los productos que le resulta mas costoso producir en el mercado interno. Precisamente y en forma coincidente con las necesidades de lograr competitividad(ver Ambito del Comercio Exterior 15/6/2000), al enfocarse una estrategia hacia ciertas actividades, se logran economías de escala, reduciendo costos y aumentando la producción.
En la década del 90, para canalizar los aumentos de producción no hubo mejor noticia que la globalización de los mercados, que nos desafío como nunca a aprovechar el mundo entero como un solo gran hipermercado. No obstante, países sin estrategia de productos, lanzados a producir todo tipo de bienes y servicios para exportar, sin considerar el impacto de la globalización estuvieron en problemas y en poco tiempo más tuvieron que reconvertirse.
Si bien decimos, que el comercio internacional en términos generales, eleva la calidad de vida de la población, es cierto también que complementariamente al “ efecto especialización- globalización ”, generó complicaciones socio económicas en el mercado interno con los diferentes intereses de la economía nacional. Casi siempre había ocurrido en el corto plazo que los trabajadores y empresarios de determinados gremios en un país con menores ventajas a nivel mundial salen perjudicados, mientras la economía se va adaptando a las nuevas reglas de juego. Nosotros no y los índices de ocupación general así lo revelaron.
Pongamos un ejercicio práctico. Señalemos que muchos argentinos desde hace una década, estamos disfrutando de mejores precios y calidad en los electrodomésticos en forma creciente año a año. Esto es posible gracias a los aumentos de eficiencia emergentes de la especialización de los países del sudeste asiático. No obstante, los gerentes, empleados y operarios de las empresas nacionales fabricantes de televisores, radios o lavadoras en Argentina han perdido su empleo, han presentado quiebra o se les ha hecho muy difícil la vida en términos de bienestar.
A esta altura, relacionado el ejemplo presentado, para exaltar el apremio, uno estaría tentado a decir: hagamos entonces un análisis costo/beneficio de ganadores- perdedores con metas económico – sociales para ver ¿cómo seguimos?
Todo un conflicto desplazado ya, mezcla de ideológico y científico que por 50 años tuvimos los argentinos podría volver a reeditarse.
Ya sabemos cada cual hoy, que frente al paradigma presente se necesitan dólares y puestos de trabajo en la economía real, más que discusiones y disputas impenetrables. En esto hay acuerdo general: “tenemos que multiplicar las exportaciones”.
Aumentando las exportaciones, elevamos la producción a un nivel superior de actividad económica que a su vez, creará más demanda interna, mayor ocupación y operará como incentivo extra para que vengan más inversiones. Finalmente más exportaciones generan más recursos disponibles para afrontar importaciones esenciales para el progreso y para atender los servicios de la formidable deuda externa, mejorando al mismo tiempo las relaciones entre la comunidad internacional de negocios y los distintos sectores favorecidos y afectados de nuestra sociedad.
La especialización, una habilidad que desarrolla y potencia la producción, consiste en concentrar esfuerzo y dedicación a la identificación de ventajas competitivas sustentables en el tiempo en términos de: más bajo precio, obteniendo atributos diferenciales, frente a otros competidores. Logrado esto, el incremento constante de colocación de mercancías propias en terceros países, contribuye como consecuencia a la generación de fondos y esto a elevar el nivel de vida de una población. Es obvio que solo con recursos es posible adquirir en el exterior los productos que le resulta mas costoso producir en el mercado interno. Precisamente y en forma coincidente con las necesidades de lograr competitividad(ver Ambito del Comercio Exterior 15/6/2000), al enfocarse una estrategia hacia ciertas actividades, se logran economías de escala, reduciendo costos y aumentando la producción.
En la década del 90, para canalizar los aumentos de producción no hubo mejor noticia que la globalización de los mercados, que nos desafío como nunca a aprovechar el mundo entero como un solo gran hipermercado. No obstante, países sin estrategia de productos, lanzados a producir todo tipo de bienes y servicios para exportar, sin considerar el impacto de la globalización estuvieron en problemas y en poco tiempo más tuvieron que reconvertirse.
Si bien decimos, que el comercio internacional en términos generales, eleva la calidad de vida de la población, es cierto también que complementariamente al “ efecto especialización- globalización ”, generó complicaciones socio económicas en el mercado interno con los diferentes intereses de la economía nacional. Casi siempre había ocurrido en el corto plazo que los trabajadores y empresarios de determinados gremios en un país con menores ventajas a nivel mundial salen perjudicados, mientras la economía se va adaptando a las nuevas reglas de juego. Nosotros no y los índices de ocupación general así lo revelaron.
Pongamos un ejercicio práctico. Señalemos que muchos argentinos desde hace una década, estamos disfrutando de mejores precios y calidad en los electrodomésticos en forma creciente año a año. Esto es posible gracias a los aumentos de eficiencia emergentes de la especialización de los países del sudeste asiático. No obstante, los gerentes, empleados y operarios de las empresas nacionales fabricantes de televisores, radios o lavadoras en Argentina han perdido su empleo, han presentado quiebra o se les ha hecho muy difícil la vida en términos de bienestar.
A esta altura, relacionado el ejemplo presentado, para exaltar el apremio, uno estaría tentado a decir: hagamos entonces un análisis costo/beneficio de ganadores- perdedores con metas económico – sociales para ver ¿cómo seguimos?
Todo un conflicto desplazado ya, mezcla de ideológico y científico que por 50 años tuvimos los argentinos podría volver a reeditarse.
Ya sabemos cada cual hoy, que frente al paradigma presente se necesitan dólares y puestos de trabajo en la economía real, más que discusiones y disputas impenetrables. En esto hay acuerdo general: “tenemos que multiplicar las exportaciones”.
Aumentando las exportaciones, elevamos la producción a un nivel superior de actividad económica que a su vez, creará más demanda interna, mayor ocupación y operará como incentivo extra para que vengan más inversiones. Finalmente más exportaciones generan más recursos disponibles para afrontar importaciones esenciales para el progreso y para atender los servicios de la formidable deuda externa, mejorando al mismo tiempo las relaciones entre la comunidad internacional de negocios y los distintos sectores favorecidos y afectados de nuestra sociedad.
domingo, 2 de julio de 2000
Necesitamos exportar mas
En voz baja a los funcionarios del Sector Público, los Organismos Internacionales y las Grandes Calificadoras de Riesgo le hicieron conocer que el principal impedimento para obtener el “investment grade” que recibió México, es la baja proporción de su Comercio Exterior en relación con el P.I.B. ,especialmente con las exportaciones. Mientras Argentina llega con mucha dificultad al 9,3 por ciento, México supera el 24 por ciento. Ni mencionar el coeficiente Deuda Externa sobre Exportaciones de Bienes, donde Argentina gana por goleada 6 a 1.
En cuanto al Sector Privado, podríamos escribir una guía con las frustraciones que experimentan las empresas para lograr mantenerse en esta “economía recesiva” que bate el récord de todos los tiempos. Esto es solo el marco de ciertas actividades que desempeñan un rol en mortificados sectores del mercado interno, donde habitualmente se ven apremiados enfrentándose con modas, cambios de hábitos alimentarios, paros y otros inconvenientes.
En el sector exportador, hay muchos casos del tipo que los consultores admiran y tratan de imitar para sus clientes. Me refiero a las empresas bien dirigidas, que están atentas a la visión competitiva internacional. Las que escucharon con atención a sus clientes del exterior, las que invierten agresivamente y terminan conquistando un mercado. Empresas como Arcor, Pescarmona y Techint venden productos manufacturados, con mano de obra argentina en un país como China, no en el Mercosur.
Quizá el paradigma podría enfocar el caso de nuestros vinos, cuyo crecimiento en participación de mercado nos colma de satisfacción hasta la euforia en estos últimos tiempos. Durante el primer cuatrimestre aumentaron los envíos del sector en más de 20 por ciento, correspondiente a 30 millones de litros (casi un litro por habitante) que generan 42 millones de dólares en divisas para el país. Otra buena noticia es el restablecimiento de las relaciones comerciales con Irán, que nos abre el camino para aumentar las exportaciones de cereales. En China se despeja la contingencia que nos permite superar las 5.865.000 toneladas que compraron en la cosecha 1998/1999. La mejora en el precio del petróleo nos deriva casi 800 millones por ventas de combustibles. El sector industrial del acero , la fundición de hierro, las máquinas y aparatos con remesas de carne y pescado sumarán fuertes entradas en respuesta a la modificación de las alícuotas de reembolsos a las exportaciones que impulsó el paquete pre competitivo. Los Norte Americanos nos levantaron la veda que impedía entrar los productos cítricos y San Miguel del grupo MBA ya calienta los motores, teniendo en cuenta que Argentina es puntero en la tabla de posiciones de producción de limones y sub productos cítricos. Pero los mercados externos y las exportaciones vistos como una respuesta a las Calificadoras de Riesgo por el Estado y la recesión del mercado interno por los hombres de negocios, no son mecanismos de punta y pueden convertirse en una potencial amenaza futura.
La tarea del Gobierno y el Sector Privado es asegurar que las exportaciones sean ponderadas por políticos y empresarios, sin poner en riesgo en el futuro las relaciones con los clientes del exterior en términos de sustentabilidad en el tiempo, proveyendo a la vez rentabilidad para las empresas y crecimiento para el país.
Estos dilemas serán resueltos solo cuando se tomen en cuenta dos aspectos fundamentales. Por una parte, la necesidad de vender en todo el planeta organizando cuidadosamente misiones comerciales mixtas. El otro capítulo, se escribe entendiendo que Argentina tiene necesidad de crear valor económico en forma creciente y para ello necesita exteriorizar responsabilidad en el desarrollo de los negocios a largo plazo.
En cuanto al Sector Privado, podríamos escribir una guía con las frustraciones que experimentan las empresas para lograr mantenerse en esta “economía recesiva” que bate el récord de todos los tiempos. Esto es solo el marco de ciertas actividades que desempeñan un rol en mortificados sectores del mercado interno, donde habitualmente se ven apremiados enfrentándose con modas, cambios de hábitos alimentarios, paros y otros inconvenientes.
En el sector exportador, hay muchos casos del tipo que los consultores admiran y tratan de imitar para sus clientes. Me refiero a las empresas bien dirigidas, que están atentas a la visión competitiva internacional. Las que escucharon con atención a sus clientes del exterior, las que invierten agresivamente y terminan conquistando un mercado. Empresas como Arcor, Pescarmona y Techint venden productos manufacturados, con mano de obra argentina en un país como China, no en el Mercosur.
Quizá el paradigma podría enfocar el caso de nuestros vinos, cuyo crecimiento en participación de mercado nos colma de satisfacción hasta la euforia en estos últimos tiempos. Durante el primer cuatrimestre aumentaron los envíos del sector en más de 20 por ciento, correspondiente a 30 millones de litros (casi un litro por habitante) que generan 42 millones de dólares en divisas para el país. Otra buena noticia es el restablecimiento de las relaciones comerciales con Irán, que nos abre el camino para aumentar las exportaciones de cereales. En China se despeja la contingencia que nos permite superar las 5.865.000 toneladas que compraron en la cosecha 1998/1999. La mejora en el precio del petróleo nos deriva casi 800 millones por ventas de combustibles. El sector industrial del acero , la fundición de hierro, las máquinas y aparatos con remesas de carne y pescado sumarán fuertes entradas en respuesta a la modificación de las alícuotas de reembolsos a las exportaciones que impulsó el paquete pre competitivo. Los Norte Americanos nos levantaron la veda que impedía entrar los productos cítricos y San Miguel del grupo MBA ya calienta los motores, teniendo en cuenta que Argentina es puntero en la tabla de posiciones de producción de limones y sub productos cítricos. Pero los mercados externos y las exportaciones vistos como una respuesta a las Calificadoras de Riesgo por el Estado y la recesión del mercado interno por los hombres de negocios, no son mecanismos de punta y pueden convertirse en una potencial amenaza futura.
La tarea del Gobierno y el Sector Privado es asegurar que las exportaciones sean ponderadas por políticos y empresarios, sin poner en riesgo en el futuro las relaciones con los clientes del exterior en términos de sustentabilidad en el tiempo, proveyendo a la vez rentabilidad para las empresas y crecimiento para el país.
Estos dilemas serán resueltos solo cuando se tomen en cuenta dos aspectos fundamentales. Por una parte, la necesidad de vender en todo el planeta organizando cuidadosamente misiones comerciales mixtas. El otro capítulo, se escribe entendiendo que Argentina tiene necesidad de crear valor económico en forma creciente y para ello necesita exteriorizar responsabilidad en el desarrollo de los negocios a largo plazo.
lunes, 12 de junio de 2000
Exportaciones, competitividad, valor agregado
No hay dudas que el año 2000 será un año de estrechez, en un contexto de profundas transformaciones y desafíos.
Hablar de “ajuste” es acaso un lugar común, desgastado por asiduos y reiterativos especialistas que no reflejan ni remotamente todas las facetas de los conflictos que están enfrentando las profesiones en nuestro país y en el mundo entero. Ellos nos dirán que para ampliar todavía las capacidades, se requieren esfuerzos del sector público más acentuados que los que se anunciaron la semana pasada. Sin reconocer, como una tapia, que en un día se provocó la más enérgica interrupción de actividades de los últimos diez años y se consumió en términos de costo para el país, un tercio del ahorro anunciado para un año. Consumado este episodio, será “la competitividad en el mercado internacional” la que ocupe desde ahora el centro del escenario del debate de economistas y empresarios.
Si bien hemos logrado, en la década pasada, grandes progresos en términos de productividad y costos salariales, no obstante pocas empresas se encuentran cerca de lograr los estándares de competitividad internacional. Entre los 60 países comprendidos en el ranking de competitividad del “World Economic Forum”, con los pergaminos otorgados durante la administración Menem, modestamente hemos alcanzado el puesto número 42.
Cualquier redactor económico de un medio o asistente a debates televisivos manifiesta, lo esencial que luce mejorar las condiciones de competitividad, aunque se cuidará de aclarar,... “esto siempre sin devaluar”. Los empresarios acosados por “el ajuste del ajuste” dirán, esto suena inversamente práctico a los ejercicios recientes de los países del Sudeste Asiático, Rusia y Brasil. Y aunque es válido el razonamiento, es cierto también que ningún experto hubiera imaginado que con una mejora en el tipo de cambio para los exportadores de Brasil, en pocos meses, pudiésemos nosotros explicar (según cálculos preliminares)que casi el 76 por ciento del superávit comercial nacional del primer cuatrimestre obedece a un incremento cercano a los 200 millones de dólares de saldo de la balanza bilateral a nuestro favor.
Cuando uno sigue escuchando ambiguas sugerencias de presuntuosos peritos, ahora respecto al sector privado la sentencia que aportan es: ¡enfoquen y definan un perfil productivo de especialización, buscando nuevos mercados para nuestros productos, incorporándoles valor agregado!
También podremos oír acerca de la falta de diversificación de la estructura exportadora y la concentración de los destinos de nuestros envíos. El contrapeso que ejerce la caída del precio de los commodities, la desaceleración de la locomotora americana que limitará las importaciones y como dejar de mencionar la posibilidad de una suba del riesgo país.
Sin embargo, nadie nos ayuda a interpretar, ¿porque será que la balanza comercial argentina nos sigue dando satisfacciones, generando divisas vía exportaciones con un aumento del 13 por ciento en el primer cuatrimestre?
Otra vez en Abril, anotamos un superávit de 426 millones de dólares, que además es el registro más importante de los últimos nueve años. Pero no termina allí la cosa, es la primera vez en ocho años que esto ocurre en el primer cuatrimestre, generalmente el más penalizado. Si comparamos Abril de este año, contra el mismo mes del año anterior, el crecimiento es 158 por ciento.
¿Podremos entonces concentrarnos, luego de este ajuste, en los aspectos comerciales para mejorar la competitividad, dejando un instante de lado los aspectos monetarios y fiscales?
¿Comenzará ahora a funcionar la imaginación para generar dólares que nos saquen del estancamiento de las importaciones que contribuyeron al panegírico superávit? -¿Cómo dijo, quiere más importaciones?
- Si por supuesto, importaciones son indispensables para estimular crecimiento, niveles de empleo y calidad de vida. Pero esto solo será posible si desarrollamos niveles de competitividad internacional para aumentar nuestras exportaciones.
Hablar de “ajuste” es acaso un lugar común, desgastado por asiduos y reiterativos especialistas que no reflejan ni remotamente todas las facetas de los conflictos que están enfrentando las profesiones en nuestro país y en el mundo entero. Ellos nos dirán que para ampliar todavía las capacidades, se requieren esfuerzos del sector público más acentuados que los que se anunciaron la semana pasada. Sin reconocer, como una tapia, que en un día se provocó la más enérgica interrupción de actividades de los últimos diez años y se consumió en términos de costo para el país, un tercio del ahorro anunciado para un año. Consumado este episodio, será “la competitividad en el mercado internacional” la que ocupe desde ahora el centro del escenario del debate de economistas y empresarios.
Si bien hemos logrado, en la década pasada, grandes progresos en términos de productividad y costos salariales, no obstante pocas empresas se encuentran cerca de lograr los estándares de competitividad internacional. Entre los 60 países comprendidos en el ranking de competitividad del “World Economic Forum”, con los pergaminos otorgados durante la administración Menem, modestamente hemos alcanzado el puesto número 42.
Cualquier redactor económico de un medio o asistente a debates televisivos manifiesta, lo esencial que luce mejorar las condiciones de competitividad, aunque se cuidará de aclarar,... “esto siempre sin devaluar”. Los empresarios acosados por “el ajuste del ajuste” dirán, esto suena inversamente práctico a los ejercicios recientes de los países del Sudeste Asiático, Rusia y Brasil. Y aunque es válido el razonamiento, es cierto también que ningún experto hubiera imaginado que con una mejora en el tipo de cambio para los exportadores de Brasil, en pocos meses, pudiésemos nosotros explicar (según cálculos preliminares)que casi el 76 por ciento del superávit comercial nacional del primer cuatrimestre obedece a un incremento cercano a los 200 millones de dólares de saldo de la balanza bilateral a nuestro favor.
Cuando uno sigue escuchando ambiguas sugerencias de presuntuosos peritos, ahora respecto al sector privado la sentencia que aportan es: ¡enfoquen y definan un perfil productivo de especialización, buscando nuevos mercados para nuestros productos, incorporándoles valor agregado!
También podremos oír acerca de la falta de diversificación de la estructura exportadora y la concentración de los destinos de nuestros envíos. El contrapeso que ejerce la caída del precio de los commodities, la desaceleración de la locomotora americana que limitará las importaciones y como dejar de mencionar la posibilidad de una suba del riesgo país.
Sin embargo, nadie nos ayuda a interpretar, ¿porque será que la balanza comercial argentina nos sigue dando satisfacciones, generando divisas vía exportaciones con un aumento del 13 por ciento en el primer cuatrimestre?
Otra vez en Abril, anotamos un superávit de 426 millones de dólares, que además es el registro más importante de los últimos nueve años. Pero no termina allí la cosa, es la primera vez en ocho años que esto ocurre en el primer cuatrimestre, generalmente el más penalizado. Si comparamos Abril de este año, contra el mismo mes del año anterior, el crecimiento es 158 por ciento.
¿Podremos entonces concentrarnos, luego de este ajuste, en los aspectos comerciales para mejorar la competitividad, dejando un instante de lado los aspectos monetarios y fiscales?
¿Comenzará ahora a funcionar la imaginación para generar dólares que nos saquen del estancamiento de las importaciones que contribuyeron al panegírico superávit? -¿Cómo dijo, quiere más importaciones?
- Si por supuesto, importaciones son indispensables para estimular crecimiento, niveles de empleo y calidad de vida. Pero esto solo será posible si desarrollamos niveles de competitividad internacional para aumentar nuestras exportaciones.
miércoles, 24 de mayo de 2000
Ambito, El desanimo que provoca la lentitud
Como venimos observando, la recesión con su secuela de desánimo, ha dejado atrás la euforia de los primeros meses de un nuevo gobierno. La imagen favorable del Presidente De la Rúa sigue siendo alta(61%), pero menos que en Diciembre último, mes en que asumió con (69%). Un nivel de consenso 13% mayor al que registraba a fines de Abril(Fuente: Centro de Estudios de la Nueva Mayoría). Se acentúa el pesimismo instalado a partir del lanzamiento del paquete de medidas fiscales, que se percibe claramente ya como desatinado, habiendo afectado recursos del sector privado para nunca generar una mejora en la brecha fiscal que conserva sin solución de continuidad el sector público. Cuando uno habla con los empresarios en las compañías, parecería que no se ha registrado ningún cambio para ellos en cuanto a la percepción de la economía. Aunque si los hubo, los tiempos no coinciden con las necesidades. Con respecto al Comercio Exterior, en el mundo el volumen internacional crecerá 6,8% este año, según la O.M.C. y se estima que Europa y Latino América serán los dispositivos de la expansión. Al tiempo que Alan Greenspan le tiene que poner freno con las tasas a la locomotora norteamericana que con un dolar apreciado, exportó en 1.999 el 12,4% de las transacciones mundiales. Mientras tanto, nosotros sufríamos el embate de la crisis de Brasil, pero México que coloca casi el 90 por ciento de sus productos en Estados Unidos pegó un salto de 14% y Canadá que está en la misma situación un 18%, el doble del crecimiento mundial del comercio.
¿Cuando aprenderemos que no es ninguno en especial?. No es Brasil con quien en conjunto no alcanzamos más del 1,2% del comercio mundial, ni Estados Unidos por el “boom” del consumo o Europa cuando lanzó “el euro”, el destino único o final de nuestros envíos y la solución a nuestra tímida oferta de productos y servicios. De ningún modo hay tal cosa como “el proyecto estratégico del Mercosur” solamente.
La única estrategia es vender nuestros bienes producidos en forma abundante y sin prejuicios a cualquier país que ponga los dólares que necesitamos para reemplazar endeudamiento como financiamiento predilecto.
Nuestro destino es el mundo, las oportunidades se producen y tenemos que aprovecharlas. Hoy la actividad de Information Technology de la India duplica su producción cada año y medio. El 82% de los exportadores de los Estados Unidos a China son PYMES, una vez y media más PYMES que cinco años atrás están presentes en ese mercado. Aunque los tiempos no son los deseados, se implementarían a partir de Junio las resoluciones que firmó Machinea en Abril del llamado “paquete pro competitivo”. Claro, todavía falta montar la red informática entre Industria y AFIP para controlar el sistema de Aduana para agilizar los trámites y prescindir del despachante en los montos menores de envíos y reintegros. Si bien los reembolsos para casi 4 mil posiciones arancelarias suben en promedio 11% para incentivar básicamente las ventas de productores provinciales, los provincianos no pueden esperar más. Ellos se han manifestado en este sentido mediante los episodios de Tartagal, por mencionar uno. Todo esto nos lleva a reflexionar si realmente las exportaciones están en el centro de la estrategia de salida por razones de convicción o simplemente porque es indiscutible a estas alturas. Se podrá decir ¿a quien le importa? Pero es importante determinarlo porque aún con un marco de medidas más favorables puede ser inepto, si no hay agilidad. O nos determinamos en una dirección o no se genera motivación. Esto es así percibido por los exportadores, quienes no se van a embarcar en una epopeya transformadora, por temor a ser abandonados en el titubeo o la incomprensión. Sea por falta de herramientas o por tiempos muertos los tiempos que transcurren tienen costos asociados adversos. Para lograr el protagonismo tan ansiado de las exportaciones en la recuperación de la actividad económica, los tiempos no podrán consumirse en los mismos términos que hasta el momento.
¿Cuando aprenderemos que no es ninguno en especial?. No es Brasil con quien en conjunto no alcanzamos más del 1,2% del comercio mundial, ni Estados Unidos por el “boom” del consumo o Europa cuando lanzó “el euro”, el destino único o final de nuestros envíos y la solución a nuestra tímida oferta de productos y servicios. De ningún modo hay tal cosa como “el proyecto estratégico del Mercosur” solamente.
La única estrategia es vender nuestros bienes producidos en forma abundante y sin prejuicios a cualquier país que ponga los dólares que necesitamos para reemplazar endeudamiento como financiamiento predilecto.
Nuestro destino es el mundo, las oportunidades se producen y tenemos que aprovecharlas. Hoy la actividad de Information Technology de la India duplica su producción cada año y medio. El 82% de los exportadores de los Estados Unidos a China son PYMES, una vez y media más PYMES que cinco años atrás están presentes en ese mercado. Aunque los tiempos no son los deseados, se implementarían a partir de Junio las resoluciones que firmó Machinea en Abril del llamado “paquete pro competitivo”. Claro, todavía falta montar la red informática entre Industria y AFIP para controlar el sistema de Aduana para agilizar los trámites y prescindir del despachante en los montos menores de envíos y reintegros. Si bien los reembolsos para casi 4 mil posiciones arancelarias suben en promedio 11% para incentivar básicamente las ventas de productores provinciales, los provincianos no pueden esperar más. Ellos se han manifestado en este sentido mediante los episodios de Tartagal, por mencionar uno. Todo esto nos lleva a reflexionar si realmente las exportaciones están en el centro de la estrategia de salida por razones de convicción o simplemente porque es indiscutible a estas alturas. Se podrá decir ¿a quien le importa? Pero es importante determinarlo porque aún con un marco de medidas más favorables puede ser inepto, si no hay agilidad. O nos determinamos en una dirección o no se genera motivación. Esto es así percibido por los exportadores, quienes no se van a embarcar en una epopeya transformadora, por temor a ser abandonados en el titubeo o la incomprensión. Sea por falta de herramientas o por tiempos muertos los tiempos que transcurren tienen costos asociados adversos. Para lograr el protagonismo tan ansiado de las exportaciones en la recuperación de la actividad económica, los tiempos no podrán consumirse en los mismos términos que hasta el momento.
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