Por Pablo
Tigani*
No es inteligente hablar de default, ni perspicaz
hablar de “acuerdo o no acuerdo”. Salvo para quienes quieren manejar la agenda
de Alberto Fernandez. La Argentina no está en default y se encuentra negociando,
lo que estamos escuchando es lo que los intereses alineados con el FMI quieren
difundir. Es así como se renegocia deuda.
Xi ha conversado sobre la inexorabilidad de la
reunificación China-Taiwán, una amenaza que puede transformar la paz mundial,
en potencial escenario de guerra. Ah pero en Argentina los macroeconomistas
dicen que “no hay plan”. Como dice el inefable Alfredo Casero: “quiero flan”. Mientras tanto, los bancos centrales de los “países serios” aportan la
mayor incertidumbre monetaria desde el final de la segunda guerra mundial,
saliendo de una política extravagantemente expansiva. EE.UU. supero entre
2020-2021 en 25%-ajustado el dólar- el costo total del triunfo la segunda
guerra mundial.
Remitiéndonos a Kant “tiempo y espacio”, “a priori y
a posteriori”. Cuando se está renegociando una deuda no se revelan las verdaderas
intenciones. La agenda de “saber qué pasa” es la del establishment
internacional, no la de gente que “sabe cómo y qué se puede hacer”. Si queremos
ayudar, dejemos a los que saben de finanzas, confiemos en quienes están a cargo
de la negociación con Martin Guzmán. Los ultra kirchneristas deberían repasar que
Néstor Kirchner no amenazó, ni creyó en el fin del mundo. Aguantó. Dejemos las
consignas Trotskistas para Nicolás del Caño, porque con el FMI hacerse el
Che Guevara no suma. Se va negociando y, cuando llega el vencimiento, si los
dólares no están, habrá que ver qué pasa con la entidad que otorgó un préstamo
enorme. La sorpresa no solo es un factor político clave, es la llave de una
negociación financiera. Por el momento las noticias del mundo pasan por los submarinos
que EE.UU. le vendió a Australia, Taiwán y su ministro de defensa que dijo que
China estaría en capacidad de invadir la isla y el misil hipersónico con
capacidad nuclear que disparó China que
dio la vuelta al mundo.
LOS
5 MINUTOS FATALES
El tratamiento de la cuestión “fondos buitres” fue
sorprendentemente veloz. La velocidad de endeudamiento en 2 años fue record
mundial. Brasil, Chile, México, Perú, Colombia, Venezuela y Uruguay estuvieron
expuestos a las mismas falencias del régimen contractual internacional (peor
calidad crediticia), sin embargo consiguieron el “grado de inversión” o
Investment grade (Fuente: Juan J. Cruces en base a Institutional Investor
magazine). Macri-Prat Gay, Sturzenegger, acordaron en 5 minutos, pero mal. No
consiguieron calificaciones ni siquiera cercanas, no sufragaron menos de 7/8%
anual (grado especulativo) 3.5/4 veces lo que pago el Gobierno populista,
dirigista y estatista de izquierda de Evo Morales. Económicamente, el beneficio de arreglar en 5
minutos no mejoró los costos nunca en 4 años. Según Cruces en 2013, si Kicillof
mostraba voluntad de resolver el problema en términos razonables, reconociendo ciertos
derechos de los litigantes, ni siquiera
hacía falta pagar todo lo que pedían. Los resultados de litigios de hold outs
mostraban que la mayoría pactaba (1976-2010) Fuente: Schumacher,
Trebesch y Enderlein, 2014a.
Pero Macri-Prat Gay arreglaron en 5 minutos, y lo
positivo se convirtió en negativo, la enorme capacidad de colocar deuda que
brindaba un país con bajísimos niveles de endeudamiento (Dujovne), le permitió
volver a los mercados financieros globales con una rapidez inusitada. En
el primer año de Gobierno de Cambiemos
la colocación de deuda externa fue de alrededor de u$s 42 mil millones.
Para cancelar los pagos trabados por Griesa 2014/15 unos u$s 3.000
millones, para pagarle a los fondos buitres u$s 8.700 millones. Al 15 de diciembre
de 2015, la deuda total estimada con el sector privado y organismos
multilaterales era de u$s 83.710 millones (20% del PBI; 13% del PBI con el
sector privado, 7% del PBI con organismos internacionales), “cero con el FMI”,
termin siendo 5.5% más del PBI, solo con los fondos buitres, llegando a un
total de u$s 106.000; 31% del PBI en deuda intra sector publico- y 5.5% del PBI
de LEBAC.
El enfoque ideológico que implicó el apotegma
“volver al mundo” se convirtió en solo 2 años en un enemigo autogenerado al servicio del desastre de la política doméstica,
muy bien aprovechado por el estrecho vínculo del equipo economico y los
bancos e inversores internacionales, tras una década de desendeudamiento. Las
visitas de Obama, Trump, Renzi, Hollande, Merkel, Macron y la fiestita propia
del G20, nunca marcaron diferencia en términos de inversión y negocios para la
Argentina.
POLÍTICA
FISCAL Y MONETARIA
En el mercado de cambios se pasó de un sistema de
tipo de cambio fijo con controles de capitales a un sistema de tipo de cambio
con flotación sucia sin controles y una política monetaria autónoma (Prat
Gay-Sturzenegger), derrumbaron el esquema de control y unificaron el mercado
cambiario.
Desde el 29 de enero de 2016, en solo 33 días
corridos se perdieron u$s 2.000 millones en reservas. Además se eliminaron
retenciones a las exportaciones y subió el mínimo no imponible a las Ganancias,
mientras aumentaron las tarifas eléctricas y de gas, en forma extravagante. Las
tasas de LEBAC y el call se establecieron entre 36.5% y 38%, permitiendo una
bicicleta jamás alcanzada. El BCRA acumuló pérdidas en el mercado de dólar
futuro por más de $75.000 millones ($42.450 millones en diciembre 2015, $9.000
en enero 2016, y $25.000 en febrero 2016) por efecto de la devaluación. Contra
su propia opinión el equipo economico apeló casi exclusivamente a una política
monetaria contractiva sin corrección fiscal. Así resintió excesivamente el
crédito y el nivel de actividad económica. El Gobierno comenzó su
mandato con aceleración de la inflación y caída del nivel de actividad.
Si bien se fijaron metas de reducción gradual del
déficit fiscal y de inflación, para 2016 se anunció una meta de déficit primario
de 4.8% del PBI y una meta de inflación de 20/25%, que en realidad fueron 7.5%
y 41% respectivamente. En otro orden de cosas, la inversión alcanzó apenas 14
puntos del PBI, el menor ratio de toda la región, y más bajo que en todas las
recesiones anteriores. En materia de inversión-desde el comienzo-la administración
Macri no pudo generar optimismo, sino todo lo contrario. Como el PBI no creció, cayó la relación
capital/producto. Asimismo, una parte del stock de capital se tornó menos
productivo como consecuencia de la eliminación paulatina del subsidio necesario
para la energía y del aumento del precio de oferta del gas para estimular
producción-absolutamente innecesario-que afectó la competitividad de las
industrias intensivas en gas. El año terminó con una caída de 2.3% del PBI, en
lugar de crecimiento de 3.5% como había previsto el equipo económico. Un error
de pronóstico de alrededor de u$s 30.000 millones, viajaron 5.7% del PBI.
El déficit fiscal y LA DEUDA EN
LA ARGENTINA
Según el mismo estudio, el resultado final del
sector público argentino (nacional + provincial + municipal) como porcentaje
del PBI: 1961-2013, proporcionó un déficit promedio 1961-2013 de 4.2% del PBI
(Juan José Cruces, Ph.D in Economics, University of Washington, rector de la
Universidad Torcuato Di Tella). Entonces si quitáramos los 7 años de superávit
y 3 años de bajo déficit del periodo kirchnerista, hubiésemos superado el 7% de
déficit, incluyendo el periodo de convertibilidad. ¡Uf! -¿Un éxito
fiscal el kirchnerismo?- Esto es data.
En todas partes, pero especialmente en la Argentina,
la deuda pública históricamente detiene la acumulación de capital, coloca en
riesgo la estabilidad del sistema económico y financiero, haciendo que resulte imposible
administrar la política monetaria y más tarde es difícil evitar el estallido
social (2001). Los elevados déficit gemelos record de 2017, a través de la
deuda redistribuyeron la carga proyectada para el largo plazo y, se volvieron un grave inconveniente, al
registrarse un vertiginoso acervo en solo 2 años. En diciembre de ese año se había
alcanzado el máximo de casi 3 décadas
(alrededor de 13% del PBI).
Los
sucesivos gobiernos se verán obligados a subir los impuestos o bajar el gasto
primario para cancelar deuda. No obstante se alcance el equilibrio
presupuestario, si los mercados y los organismos multilaterales de crédito
accedieran al simple roll over (renovación permanente de la deuda), se debería colocar
mas deuda para pagar los intereses sobre el stock, o la misma iría creciendo en
forma consistente con la tasa de interés promedio que se vaya devengando.
LA MENTIRA COMO CARÁCTER
Para cristianos y judíos La Biblia reprueba la
mentira en cuanto refute y, especialmente cuando destruya la comunión basada en
la fidelidad que la persona le debe a Dios y a sus semejantes. Este es el
sentido del mandamiento: “No darás falso testimonio contra tu prójimo”. También
habla de la persona que es genuina, congruente, amiga y merecedora de confianza;
Jesús dice sobre Natanael: “He ahí un israelita de verdad en quien no hay
doblez”. La mentira es doblez, deslealtad, falsedad, hipocresía, etcétera. La autenticidad
es la clave de un dirigente que construye su liderazgo con eficacia. Con hechos
concretos que respaldan sus dichos, ya que el supuesto fundamental para producir
credibilidad política o financiera consiste en que el orador que adquiera un
compromiso lo cumpla, de modo que se pueda confiar en él. En el sector privado
la franqueza es el recurso más fácilmente identificable para obtener vínculos
con el mercado. Y se logra siendo consecuente lo más iterativamente posible con
el cumplimiento de las promesas. “Los mentirosos no heredaran el Reino” (San Juan 8:44), pero además no deberían poder
engañarnos otra vez.
(*) Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en
universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en
Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani
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