En la Argentina nos damos todos los
gustos, hacemos el “Mini- Davos” -aludiendo al Foro que se realiza en Suiza,
pero es una “fiestita” de “los nenes ricos”-, que proponen desesperadamente se
les de auxilio con inversiones extranjeras en la Argentina, ya que esta sigue
sin dar señales ni indicios de llegada. No existe la confianza, enorme déficit
fiscal, caída de las exportaciones de 8% en julio, la incertidumbre que generan
las movilizaciones masivas y parciales permanentes tiran por la borda cualquier
intento por demostrar que somos Australia. Como si fuera un favor, JP Morgan que
concurre al acontecimiento “Davitos”, se animará a dejar de calificarnos como
mercado de “frontera”, para deslizarnos al grado de “emergente” (escala eufemística
de los países no desarrollados). El actual competidor de Moreno y Walt Disney, presentara
allí la inflación de agosto cercana a 0%. Otra vez empezamos a desnaturalizar cifras
(que ya vienen siendo sospechosas desde que volvieron a publicarse) a JP Morgan
y compañía. Mientras tanto la caída de la producción industrial de julio llega
al 7.2% bien medida, y la del consumo de agosto, se desploma 8%. El recurso dialéctico
“Duranbarbistico” es siempre prometer felicidad hacia adelante, la novedad creativa
ahora es: “brotes verdes”, en realidad son datos rebuscados que anticipan una
inminente reactivación del consumo y el empleo, altamente improbable.
Casi todo el sindicalismo argentino y
los movimientos sociales comenzarán sus planes de lucha, con marchas contra los
aumentos. No faltaran presentaciones judiciales para invalidar las audiencias
de incremento de tarifas. Eso de, si las audiencias son o no son vinculantes, obligatorias
para el gobierno, es lo de menos; lo
cierto es que tienen el poder para limitarlo en su aspiración de hacer lo que
se le da la gana. Cada vez menos, Macri puede hacer “caprichito” y, sus
ejecutivos mal educados se matan y acusan de cosas terribles, sin que aun haya
entrado Carrió a la cancha. Paulatinamente el gobierno comienza a perder el
control de la situación en la Argentina, el fracaso internacional de Macri se
mide por la carencia de respaldo de la comunidad de negocios, que ni a través del
blanqueo supera al “marxista de Kicillof”, en el primer mes. La protesta social
es creciente, la calle comienza a marcar el pulso, y aunque la inflación haya
descendido, a un individuo que perdió el trabajo o esta suspendido le importa “un
pepino”.
Las concesiones que Cambiemos se verá
obligado a hacer con los “peronistas amigables”, serán crecientes porque todos
ellos pasan facturas con pendiente ascendente. “Mas me necesitas, mas me tienes
que dar”.
Para Macri evitar el paro que se viene es
imprescindible, a la luz de lo que sucediera con la caída de la imagen de Raúl Alfonsín
y Fernando De la Rúa, pero la CGT unificada ya selló un acuerdo con los movimientos
sociales, para coordinar acciones (Movimientos Barrios en Pie, Libres del Sur,
Corriente Combativa Clasista, Movimiento Evita, CTEP cercana al corazón del
Papa Francisco). La CTA ya ratifico que pedirá a la CGT realice un paro general
no más allá de octubre, puede que el 23 de septiembre el Comité Central
Confederal de la CGT convoque a un paro general, caso contrario perderá la
posibilidad de participar en la lucha de quienes sostienen sus liderazgos. Los líderes
sin las bases no existen, algunos lo saben y se corrieron a un costado. A los
sectores pseudo peronistas les piden “tirarla para adelante”, que traten de proponer convocar el paro sin ponerle
fecha ni reabrir las paritarias. Algunos dirigentes podrían alinearse a ese
pedido porque ya “hicieron caja” y ya no tienen nada que perder, no representan
a sus afiliados, yacen pretéritos y traspasados a la vista de cualquier distraído.
Yasky refiriéndose al paro general hablo de “tiempo de descuento”. Sin el apoyo
popular que tenia Alfonsín, mas parecido a De la Rua, aunque mucho menos político,
la cuenta regresiva para Macri ya comenzó.
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