El
populismo de derecha pone de relieve tanto los problemas de funcionamiento
democrático como los de índole económica. Nada bueno procede de la
espontaneidad popular que responde al canto de la sirena, al final la
gente quiere proseguir con su bienestar y mejorar su realidad. Lamentablemente, una vez que comienza un enfoque político y
económico con las actuales características, es muy difícil dejar de retroceder.
Otra vez el recurso dialéctico: “estamos mal, pero vamos bien”. La periodista
que lo entrevista le dice que hay 1.5 millones de pobres nuevos, el presidente
evade la respuesta y dice que vamos a salir adelante, le repregunta: -¿Cómo va
a hacer?- Y, esta bien, porque un ingeniero o un economista tiene que hablar con
fundamento y respaldar con evidencias empíricas.
Sin una
muestra no se puede calcular la esperanza matemática, ni el promedio, ni el
desvío estándar, ingeniero. Y, como la única muestra que tengo es la actual o
del pasado, no existe forma de sostener lo que el usted afirma. Al no poder
tener una distribución de probabilidades futura, solo puedo extrapolar el
acontecer histórico y con parámetros que supuestamente serán similares en el
futuro. ¡No se la deje picando al enemigo!
Los empresarios e inversores calculan futuro y, si lo hacen bajo los
términos habituales, las inversiones no pueden llegar nunca. ¡Tiene que
convencerlos!
La brecha
de déficit fiscal se amplió, la deuda externa en dólares aumento alrededor de 24.000
millones de dólares.
Si además
no prospera el aumento tarifario, el déficit fiscal primario se va a potenciar.
A ese déficit primario debemos sumarle los intereses que han de generar los
24.000 millones de dólares de deuda nueva-unos 1.900 millones de dólares
anuales-, mas los 900 millones de dólares mensuales de intereses que paga o
devenga el BCRA por las LEBACS- Letras
del Banco Central (una bicicleta infernal que ya
vivimos con Martínez de Hoz). A la vez, con un PBI en caída (-2%) es lógico
esperar menos recaudación y peor relación deuda/PBI. Todo esto sucede sin un
plan de estabilización del FMI (cuya delegación llega el mes próximo, luego de
11 años de ausencia) para intentar salir de la inflación que se duplicó en solo
ocho meses de la gestión del presidente Macri. Si la intención auténtica es
bajar la inflación a 20% en 2017, sería necesario aplicar un plan que incluya
una política monetaria mas contractiva, una política fiscal más ahorrativa y
eso es imposible sin un acuerdo con toda la sociedad. Tener en cuenta la
espontaneidad popular ha sido puro oportunismo político, desde ahora el
Gobierno tendrá que lidiar con el capricho del instante. El panorama es
complejo, ley de reparación histórica a jubilados que en realidad implica una
“quita de magnitud”, pero requiere de un
aumento del gasto previsional de $ 67.000 millones, entre aumento de haberes y
pago de deuda retroactiva. No conforme con un discurso demagógico que los
viejitos compraron, el Gobierno quiere ganarse a los “nuevos gordos”, y decidió
devolverles $ 30.000 millones de las obras sociales. Con el objeto de
congraciarse también con los gobernadores y así devolver los apoyos prestados
en el Senado, recurre a la devolución de los recursos de la Anses a las
provincias, que implica traspasarles $ 37.600 millones en 2016 y $ 28.400 en
2017. Todo esto sin contar que la elección de medio tiempo tendrá su impacto
sobre las cuentas públicas el año próximo. Van a tener que bombear mucho el
gasto porque la popularidad de Macri se esta esfumando.
El alto
déficit fiscal que supieron conseguir, mientras aplicaron menor emisión monetaria del BCRA para
financiarlo-pero manteniendo en parte la dominancia fiscal-, conlleva un
aumento del endeudamiento del sector público creciente. Concretamente, para
lograr gobernabilidad-arregla con sindicalistas-gobernadores-oposición-medios, para
eso el gobierno se endeuda.
En
cuanto a la política monetaria-, el BCRA aplica “metas de inflación”, y utiliza
la tasa de interés de las LEBAC a 35 días como instrumento moderador. En estos
esquemas, para bajar la tasa de inflación, el BCRA debería aplicar una tasa de
interés real positiva y alta, para reducir la demanda agregada y disminuir la
expectativa de inflación. El inconveniente es que tiene compromisos de emisión
de base monetaria y debe emitir para financiar al sector público y pagar los
intereses de la deuda en LEBAC. Para que el esquema sea coherente, la demanda
de pesos debería concordar con lo que el BCRA debe emitir. Dado que los
mercados no desean tantos pesos como los que el BCRA tiene que emitir, tratará
de aplicar esos pesos a más LEBAC. En ese contexto, el endeudamiento violento
que ya muestra el stock de LEBAC (mas de 70% en 8 meses), tendería a aumentar
más, empeorando la situación por la necesidad del BCRA de mantener tasas de
interés reales positivas para reducir la inflación. En este escenario el stock
de LEBAC comienza a ser explosivo porque la demanda de pesos es inferior a los compromisos
de emisión del BCRA y mucho peor, porque el costo real de la deuda en LEBAC
seria fuertemente positivo, si es que se quiere mantener tasas reales positivas
para bajar la inflación.
En
conclusión, el BCRA ya emitió $193.700 millones para comprar dólares y
financiar al Tesoro; aunque los mercados sólo demandaron $ 49.500 millones. El
exceso de pesos remanente, unos $ 144.200 millones se fueron a comprar de
LEBAC, que al mantenerse el mismo tipo de cambio nominal, rinde la extravagante
tasa de interés en dólares de alrededor de 32% efectiva anual. Otra vez la
bicicleta financiera, a través de las LEBAC que ya asciende a casi $ 600.000
millones, de los cuales el 34%, unos $204.000 millones ya constituyen un déficit
cuasi fiscal, de alrededor de 2.5% del PBI.
En
síntesis, las economías de este enfoque quieren acumular, no apetecen consumir,
son economías monetarias/financieras, no economías reales. Ahora es el corto
plazo el que condiciona al mediano y largo plazo. Recuerde que en estos programas
económicos, ni el consumo ni el gasto público son protagonistas, sino las
inversiones y el crecimiento de las exportaciones se consideran llaves de un
crecimiento sustentable.
Aunque como
dije al principio, es muy difícil predecir con modelos econométricos, porque han
demostrado que solo sirven para analizar el pasado; JP Morgan y toda la banca
de inversión los utilizan. Las expansiones monetarias remuneradas o no remuneradas
ya se crearon y el tiempo no vuelve atrás, por eso la incertidumbre crece y no
llega la inversión extranjera directa (IED),
es que paradójicamente, el enfoque de pensamiento económico que expresan
los teóricos del gobierno y los mercados, lo que se está aplicando (praxis) no
es la forma en que se corrigen los desequilibrios macroeconómicos (mala praxis),
para atraer inversiones que no sean golondrinas.
Pronto se
caerá en cuenta que esta elite, en realidad hizo vivir de ilusiones a la gente,
no hay competencias en sus saberes para llegar a “pobreza cero”, solo
repeticiones, doctrinas y dogmas, pero el pueblo lo ignoraba y por eso desertó.
Quería más bienestar material, salvaguardando lo obtenido una vez liberado del
desempleo y los salarios bajos. Ahora según las encuestas se desaniman, toman
conciencia que nunca existió la generosidad solidaria, sino una vulgar e hipócrita
demagogia que se sigue sosteniendo solo con cinismo, pero que comienza a
desmoronarse.