El FREPASO propiciando el retorno de Domingo Cavallo al
ministerio de economía de la Nación. Sabemos ahora por los archivos escritos y
audio visual que todo fue avalado por los grandes medios que apoyaban como si
la batería de leyes, decretos y normativa de 2001 en general, se hubiera
tratado de una sucesión de certezas incontestables. Parece lógico pensar que,
por encima de la fantasía, la realidad debería haberse abierto paso antes, pero
eso no sucedió hasta que la crisis provoco el estallido social de diciembre de
2001. Veremos que luego de la crisis de 2001 emerge un relato alternativo y,
sobre todo, sabemos qué tuvo capacidad de ser coherente y de articularse
políticamente. La experiencia Argentina parecería mostrar que no alcanzan las
instituciones cuando se deslegitima la representatividad política. [Gervasoni:
Lo que puede denominarse “crisis argentina de 2001” fue en realidad un conjunto
de crisis de diferente índole que ocurrieron
al mismo tiempo, y que en muchos casos se reforzaron unas a otras. Hubo crisis económica
(agravamiento de la recesión), crisis financiera (huida de capitales, explosión
del riego-país, corrida bancaria, default y maxidevaluación), crisis social (aumento del desempleo y
la pobreza; correlativo aumento en el nivel de protesta
social) y una o varias
crisis políticas (la renuncia del vicepresidente y líder de uno de los dos partidos de la coalición gobernante en octubre de 2000, la renuncia de varios ministros
en protesta por los anuncios
de ajuste fiscal
del nuevo ministro
de economía López Murphy en marzo de 2001, y la caída
del gobierno de la Alianza en diciembre de ese año)]… Gervasoni hace mención exhaustiva
de sucesos del estado no tanto de sus costos y sus actores específicamente, pero
podemos agregar que; por ejemplo en el “Megacanje” se realizo a una tasa del
15% en dólares, y los propulsores de la negociación eran-reconocidos técnicos
de Fundaciones financiadas por empresas privadas, como FIEL, Fundación
Mediterránea o ex gerentes de Banco Río (el equipo de colaboradores de Cavallo
eran: Federico Sturzenegger, Guillermo Mondino, Daniel Marx) quienes tuvieron
una activa participación, imponiendo un plan denominado “Regla de Déficit Cero”,
que comprometía al país con el FMI, la banca de inversión internacional y los
tenedores de bonos a una política de austeridad extrema. Antes pasaron por el gabinete)
López Murphy, Artana, Solanet, de FIEL) y en la secretaria de inteligencia el
presidente del Banco de Crédito Argentino, Fernando De Santibáñez. Gervasoni luego
pasa directamente a la declaración formal del default, cuando de facto, ya se había
producido al incumplir compromisos y extraer en forma compulsiva dinero de las
AFJP, primeramente privatizadas. Dice entonces Gervasoni: [El estado se quedó sin financiamiento de los mercados voluntarios y, luego de recurrir a
mercados especiales (primero una ayuda del FMI
en septiembre y luego a la apropiación de una creciente proporción de los fondos de jubilación locales)
que le permitieron postergar el default por unos meses, declaró la
suspensión de pagos de la deuda pública a partir de fines de diciembre
(durante la brevísima
presidencia de Adolfo
Rodríguez Saá)]. La cesión
del poder político a la tecnocracia y/o las finanzas (BCRA independiente del
poder político, “superministro de economía” con poderes supremos votados por el
Congreso de la Nación), ha tenido una incidencia decisiva en el devenir de la
crisis argentina de 2001, fundamentalmente al seguir las recomendaciones que “establecían los
organismos multilaterales de crédito” y las “mejores practicas de mercado;
entendiendo que los legítimos responsables políticos (el poder ejecutivo
primero, y el poder legislativo mas tarde con la sanción de la Ley denominada
“de poderes especiales”), como se mencionaba, delegaron en funcionarios del
ministerio de economía las decisiones políticas, y a su vez estos últimos,
aceptaron la totalidad de las condicionalidades del FMI[1],
incluyendo las recomendaciones del mismo organismo, como de la banca de
inversión, consultoras internacionales y locales. Podríase agregar un epifenómeno donde se
apoyaría la idea que los funcionarios argentinos del ministerio de
economía-quienes en Marzo de 2001 llegaron a recibir “plenos poderes” del
Congreso-, no hicieron lo suficiente para preservar los intereses locales,
ejerciendo los derechos soberanos de establecer las propias políticas publicas,
que incluyeran aspectos económicos, sociales e internacionales, mas bien podría
ser que sus decisiones hayan coincidido con las imposiciones externas e
internas de la biósfera ideológica y política internacional, que como antes se
expresaba, será evocada como el “entorno neoliberal”.
miércoles, 28 de octubre de 2015
jueves, 15 de octubre de 2015
LA COYUNTURA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE LA CRISIS DE 2001 SERIE (10ma. parte)
Acerca
de la privatización del sistema jubilatorio se debe agregar que genero poca
cobertura, mala seguridad social en la jubilación y valores mínimos de
pensiones en promedio. Toda la sociedad en poco tiempo, producto del
desfinanciamiento[1], pago ese enorme costo, el
que gano, o ciertamente se vio beneficiado fue el sector financiero, que elevo
sus ingresos en Argentina, mientras provoco una enorme pérdida para la
sociedad. A modo de mención, luego para evitar pobreza en la vejez y asegurar
un nivel mínimo de seguridad, fue necesario crear un sostén público, que
actualmente tiene un componente de redistribución importante que instalo un
elemento de moderación intergeneracional que evito relativamente la pobreza de
jubilados y pensionados. Por ultimo es necesario destacar que el sistema de AFJP tenía altísimos costos de
transacción, y en 2001 había invertido en papeles del estado, que a la postre
embauco a los beneficiarios con una exótica cantidad de instrumentos que
incumplió en el pago, viéndose mermados
los ahorros de los futuros jubilados por la restructuración de la deuda local
(primer tramo: realizado por Cavallo en forma compulsiva en 2001), y luego la
devaluación del peso. Esta narrativa del gasto publico extravagante que asfixia
la actividad privada se interiorizo como certeza en la ciudadanía y debilito
las políticas de oposición de los tradicionales partidos progresistas. Hasta el
punto, que ya en las elecciones de 1999, estaba el acuerdo de una continuidad-de
seguir con la Convertibilidad-prometida por la Alianza, fue el FREPASO que optó
por no enfrentarse al relato neoliberal, no se sabe si porque se compartía
parcialmente con o desde la UCR o porque, estaban convencidos que era una
batalla política que no podían ganar. Es que los tecnócratas insertaron una
ficción en el ámbito político que fue decisivo en condicionar sus posiciones
políticas, a través de la conciencia fabricando consensos, hasta el punto de
manipular el Congreso para delegarle poderes extraordinarios a un ministro de
economía[2].
Esa capacidad de los tecnócratas de establecer temores, una imperiosa necesidad
de establecer la austeridad del gasto social como algo necesario para la vida
en democracia, fue un instrumento decisivo en la arquitectura de lugares
comunes desde las que se construyeron los relatos que articularon la hegemonía
ideológica y cultural del poder. El peso que han adquirido hasta hoy mismo los
organismos económicos globales, las universidades estadounidenses y sus
egresados para homogeneizar un discurso político que desnaturaliza y tergiversa
sistemáticamente los hechos políticos y económicos intensificaron también el fenómeno
en la región, lo extraño es el modo en que los medios y la académicos de
centro-derecha ignoraron completamente lo que escribían intelectuales
progresistas, hasta el punto de considerar extravagante a todo otro espacio de
opinión (Pensamiento único-Consenso de Washington) mientras parecería que
incentivaba universidades, alumnos y redacciones de medios a no tenerlas en
cuenta en absoluto. Pero lo más preocupante es cómo ese relato neoliberal hizo
callar al FREPASO (miembro del gobierno de la ALIANZA) desaconsejándole
enfrentarse contra la tecnocracia.
[1] Ver estadística
descriptiva de caída de ingresos del sector público, como consecuencia de la
desfinanciación previa, y el grado de vulnerabilidad en que los recursos
genuinos fueron afectados, cuando el financiamiento externo se retiraba.
[2] Carlos
Gervasoni, Crisis política y crisis financiera en el Gobierno de la Alianza en
la Argentina (1999-2001) Universidad Católica Argentina / Universidad
Torcuato Di Tella / Universidad del CEMA. Visiting Resource Professor at LLILAS/UT-Austin. October, 2002,
cuadro 5, Pag.26
Publicado por
Pablo Tigani
en
21:22
No hay comentarios:
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
academicos,
AFJP,
Cavallo,
Consenso de Washington,
desfinanciamiento,
FREPASO,
La Alianza,
pensamiento unico,
privatizaciones,
UCR
Suscribirse a:
Entradas (Atom)