Los presidentes latinoamericanos en la “Cumbre de Monterrey”
(2004), instalaban por primera vez, oficialmente; la revisión de los felices
noventa. Durante las últimas semanas de 2003, el FMI presionó a la Argentina para
que fuese más "amigable" con los bonistas en default. La respuesta de
Néstor Kirchner al planteo del organismo fue rehusar cualquier alteración a la
oferta que había sido lanzada en Dubai (quita del setenta y cinco por ciento),
considerando que no sería serio hacer una nueva propuesta, sabiendo que las
restricciones internas no le permitirán cumplir con lo pactado. El ex Presidente
apuntó de lleno a los “fondos buitres”, que compraron títulos emitidos
originalmente, con tasas de interés exuberantes. Los rendimientos de los bonos contenían
implícitamente una tasa de riesgo absurda, reflejando lo que luego podía
esperarse. Un default.
Ante la insistencia de flexibilizar el diálogo, NK-el mejor negociador de deuda externa, de la
historia económica contemporánea-propuso acceder a todas las entrevistas
necesarias con los acreedores que se encontraran dentro de los lineamientos que
había determinado la Argentina. Kirchner expresó claramente que muchos de los
tenedores de bonos argentinos eran fondos que especularon contra el país (que compraron
con cotizaciones al 30% de su valor en el “primer pase”), pensando en demandar
a la Argentina, para obtener en un juicio, niveles de rentabilidad que no se
conseguirían con ningún otro negocio en el mundo. En 2003/2004, la estrategia de
“los buitres” presumía ganar el juicio y cobrar los bonos al 100% de su valor,
o conciliar en 60% y como mínimo duplicar el monto de la inversión. Estos
fueron los puntos de vista medulares expresados en la reunión “Cumbre de las
Américas”. Los corrillos de aquel entonces, dijeron que hacia mucho tiempo que
no se escuchaba una voz tan contundente y enérgica de un Presidente de
Argentina.
Hoy supimos que Pilatos, se lavo las manos,
como si esto contribuyera a su limpieza moral, pero en realidad contribuye a
cimentar la mitología de, “este es el castigo permanente de quienes pecan
contra los dioses del mercado”.
El mundo necesita algo más que considerar a los
fondos buitres, se necesita reflexionar acerca del papel que los mercados y los
paraísos fiscales deben desempeñar en la sociedad. No sea que un día nos demos
cuenta que los gastos públicos de los países se bajan, para pagar la deuda con
los usureros que acrecientan el capital, conseguido con negocios ilícitos. Un
narcotraficante no es peor que un usurero, los dos van al infierno. Algo expresó
Francisco esta mañana, hace falta considerar al mercado en el marco de los
derechos de la sociedad en su conjunto; ponerle restricciones a la avaricia,
puede evitar que la corrupción nos aplaste.
Resulta increíble la persistencia del poder financiero
internacional y sus defensores, perturbando a los países y sus sociedades,
incluso después del estrepitoso fracaso de 2008. Los fondos buitres han cosechado los esfuerzos realizados
para obtener una victoria que podría abrir una caja de Pandora.
Más allá de las elucidaciones de los mismísimos responsables del
desastre-los estoy escuchando y viendo en
TV-, la “Corte Pilatesca”, confirmó el daño a la Argentina
por parte de los fondos buitres, conociendo las consecuencias que acarrea. Por
esa razón, hoy los miembros de la Corte, son responsables y cómplices de “los
violadores del mundo”*.
La decisión responde a las expectativas de la organización no
gubernamental “American Task Force Argentina”, financiada por Elliott
Management con el objeto de realizar distintas diligencias y lobbies en contra
de la Argentina. El laudo parece una batalla ganada por los buitres, pero no es
el fin.
Una cosa es adherir al estado de derecho y respetar los contratos en los
mercados; y otra muy distinta es el concepto de “justicia” que podemos extraer
de esta decisión. Es obvio que se proclamó vencedor a quien no cedió ningún
derecho, frente a aquellos que realizaron aportes significativos con “quitas y
esperas”. Dicho más claramente, el mensaje es: “de aquí en adelante, quienes
especulen con la desgracia de una Nación estarán protegidos, y quienes
colaboren a mantener la estabilidad del sistema financiero internacional”, se
verán perjudicados. Ridículo. Esto sucede en momentos que el mundo desarrollado
se estanca, los emergentes de desaceleran, y la deuda de los países sigue
creciendo a tasas mayores que el PBI. La torpeza del máximo tribunal
estadounidense-de pasarle de nuevo la
pelota a Thomas Griesa-, el desinterés demostrado por una causa
emblemática, luce extravagante y peligroso, me despierta sospechas.
*Titulo de una novela del celebre Jonathan Black
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