Las economías avanzadas o el mundo desarrollado, viene encabezando una segunda recesión, independientemente de si hay más o menos caos en Europa en estos días. La lectura de los datos recientes sugiere que los EE.UU., la zona euro y el Reino Unido ya están a punto de caer en recesión, en el próximo trimestre. La cuestión no es si va a ser una recaída en “W”; el tema es saber si la que viene va a ser una recesión leve o severa, con una nueva crisis financiera. La respuesta a eso depende de la euro zona y sus bancos, una situación de desorden mayor en Europa, como consecuencia de una deuda soberana que caiga en default, una crisis bancaria, o una salida violenta de uno de los miembros de la euro zona, sería el golpe de gracia, que provocaría una crisis mas grave que el colapso de Lehman Brothers en los EE.UU., en 2008.
Europa tenía que haber actuado en conjunto o hacer lo correcto antes de que el Grupo de los 20 (G20), celebre su reunión en Cannes en la primera semana de Noviembre. Hacer lo correcto consiste en ampliar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) a 2 billones de euros y crear un programa a escala europea del tipo TARP en los EE.UU. (pero mayor), eso es lo que ayudaría a recapitalizar los bancos. Se necesita un EFSF cuatro veces mayor que el de 440 millones de euros para asegurarse un equilibrio precario, y luego recorrer un trayecto de cumplimiento en las pautas por parte de Italia y España, pero eso no esta ocurriendo. No hay ningún plan porque políticamente hasta el EFSF aún no ha sido aprobado, y mucho menos una ampliación al cuádruple que es lo que verdaderamente se necesita. El Banco Central Europeo necesariamente debe flexibilizar la política monetaria para impulsar el crecimiento. La semana pasada el BCE tuvo la oportunidad de enviar una señal de buena voluntad, pero mantuvo caprichosamente los tipos de interés sin cambios en 1,5%, tal como lo anunció un programa para comprar 40 millones de euros en bonos cubiertos. El BCE ha cometido un error, no ha advertido que necesitan un euro más débil, y como no lo desea, eso es poco probable que ocurra. Se necesitan estímulos fiscales, en lugar de austeridad fiscal, para restaurar el crecimiento económico, pero como Alemania le teme a la inflación, tampoco es viable. Esta película se define, no mas allá del primer trimestre de 2012, el final será un final abierto, una especie de “Pandora box”
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