Las sanciones a las consultoras privadas, se veían venir.
(Ver entrevista en Youtube)
http://www.youtube.com/watch?v=KpyIMbgSx6Y
Unos meses atras, ninguna consultora se presento al llamado del INDEC a discutir metodologías y aspectos técnicos. Nadie cree que el IPC, con un alza de 0,7% mensual y 10% anual, es infalible e indiscutible. Pero tampoco ha sido sólida la defensa de un incremento-cercano al doble-que arrojan las consultoras, apoyado simplemente en “estimaciones”. Ninguna consultora puede encuestar precios nacionales con tres encuestadores-aunque la mayoria ni siquiera tiene encuestadores-, no es serio.
Que a nivel desagregado, se observen distorsiones en diferentes rubros, no da sustento a que se hable de la inflación del “changuito”, como si en los hogares no se pagara luz, gas, AySA, conexión a Internet, cable, telefonos, transporte; tal manifestación de “amateurismo estadistico” luce indecorosa. Ya se cumplirán cuatro años, desde que se instalo “el problema del INDEC”. Sin duda existen discrepancias y distorsiones en los indices de precios oficiales, pero las aprensiones se trasladaron a “toda la estadística”, cuando todos sabemos que existen enormes diferencias en terminos de relevancia empírica, macroeconómica y social.
En materia de indicadores de actividad, la subestimación de la inflación tiende a sobrestimar el crecimiento en solo 1 punto porcentual (reclamo de los analistas más refractarios). Es decir que, en lugar de crecer 9.2%, el economista mas osado dice que el PBI creció 8.2% en 2010. He visto consultoras de predisposición extravagante, otorgando una mayor tasa de crecimiento del PBI que el INDEC, aduciendo que el año anterior este organismo sobrevaloro.
Las mediciones alternativas privadas de la canasta básica no son sólidas, incluso no consideran la división política-a nivel geográfico-; y aun si fueran indiscutibles; las tasas de pobreza que declaran (23%), o indigencia (8%),-los críticos mas antagónicos-, que duplican las estadísticas oficiales (12% y 3% respectivamente), son mas bajas que las alcanzadas en el mejor momento de la década del noventa (cuando ninguna de esas consultoras se preocupaba por “pobreza e indigencia”). Quizás, lo menos profesional de las consultoras es tomar algunas regiones del país y proyectarlas como si los datos fueran federales; u omitir un aspecto creativo, como que a menor desocupación, el ingreso de los hogares aumenta por los mayores aportes familiares. Un detalle.
Pero lo más escabroso es la defensa por las discrepancias en los cálculos de la deuda pública, sabiendo que existen millones de dólares en juego. Nuevamente las consultoras se están constituyendo en los abogados defensores de los tenedores de títulos; como ya lo fueron (2002-2005), cuando imploraban que no se pidiera “una quita de la deuda”.Tal vez tengan razón, pero “queda mal” defender la tasa de ajuste de quienes apostaron a la inflación, especulando contra el país. La defensa de los amotinados luce como la de aquel a quien el viejo vizcacha le escupió el asado. Se plantea que la subestimación del IPC arrastra consigo una disminución de la deuda, y que como resultado debería sumar alrededor de u$s 33.000 millones mas para sus tenedores. Si tienen éxito han de generar un reclamo, y el país aumentara su endeudamiento en u$s 33.000 millones.
Con todas las dudas instaladas en torno a la representatividad de las mediciones de precios oficiales desde 2006, las consultoras privadas no han logrado emplazar-mediante una asociación creativa de esfuerzo conjunto-, una alternativa imaginativa y profesional para hacer valer los supuestos que defienden. En cambio han exportado dudas hacia todo el mundo, haciendo proliferar a lo largo de los últimos años estimaciones alternativas, en una suerte de “adivinación de estadísticas de precios”
Con su militante antipatía por el oficialismo, las consultoras cortejan clientes, aunque sus estrategias no exteriorizan “inteligencia” y no generan dividendos corporativos. Ni siquiera le aportan una táctica política a la oposición en un año clave, no han ensayado una sola solución axiomática para derribar los argumentos oficiales.
Ah! -El problema de fondo, la suba del nivel general de precios y su impacto en la población, créame; “les importa un pepino”
Unos meses atras, ninguna consultora se presento al llamado del INDEC a discutir metodologías y aspectos técnicos. Nadie cree que el IPC, con un alza de 0,7% mensual y 10% anual, es infalible e indiscutible. Pero tampoco ha sido sólida la defensa de un incremento-cercano al doble-que arrojan las consultoras, apoyado simplemente en “estimaciones”. Ninguna consultora puede encuestar precios nacionales con tres encuestadores-aunque la mayoria ni siquiera tiene encuestadores-, no es serio.
Que a nivel desagregado, se observen distorsiones en diferentes rubros, no da sustento a que se hable de la inflación del “changuito”, como si en los hogares no se pagara luz, gas, AySA, conexión a Internet, cable, telefonos, transporte; tal manifestación de “amateurismo estadistico” luce indecorosa. Ya se cumplirán cuatro años, desde que se instalo “el problema del INDEC”. Sin duda existen discrepancias y distorsiones en los indices de precios oficiales, pero las aprensiones se trasladaron a “toda la estadística”, cuando todos sabemos que existen enormes diferencias en terminos de relevancia empírica, macroeconómica y social.
En materia de indicadores de actividad, la subestimación de la inflación tiende a sobrestimar el crecimiento en solo 1 punto porcentual (reclamo de los analistas más refractarios). Es decir que, en lugar de crecer 9.2%, el economista mas osado dice que el PBI creció 8.2% en 2010. He visto consultoras de predisposición extravagante, otorgando una mayor tasa de crecimiento del PBI que el INDEC, aduciendo que el año anterior este organismo sobrevaloro.
Las mediciones alternativas privadas de la canasta básica no son sólidas, incluso no consideran la división política-a nivel geográfico-; y aun si fueran indiscutibles; las tasas de pobreza que declaran (23%), o indigencia (8%),-los críticos mas antagónicos-, que duplican las estadísticas oficiales (12% y 3% respectivamente), son mas bajas que las alcanzadas en el mejor momento de la década del noventa (cuando ninguna de esas consultoras se preocupaba por “pobreza e indigencia”). Quizás, lo menos profesional de las consultoras es tomar algunas regiones del país y proyectarlas como si los datos fueran federales; u omitir un aspecto creativo, como que a menor desocupación, el ingreso de los hogares aumenta por los mayores aportes familiares. Un detalle.
Pero lo más escabroso es la defensa por las discrepancias en los cálculos de la deuda pública, sabiendo que existen millones de dólares en juego. Nuevamente las consultoras se están constituyendo en los abogados defensores de los tenedores de títulos; como ya lo fueron (2002-2005), cuando imploraban que no se pidiera “una quita de la deuda”.Tal vez tengan razón, pero “queda mal” defender la tasa de ajuste de quienes apostaron a la inflación, especulando contra el país. La defensa de los amotinados luce como la de aquel a quien el viejo vizcacha le escupió el asado. Se plantea que la subestimación del IPC arrastra consigo una disminución de la deuda, y que como resultado debería sumar alrededor de u$s 33.000 millones mas para sus tenedores. Si tienen éxito han de generar un reclamo, y el país aumentara su endeudamiento en u$s 33.000 millones.
Con todas las dudas instaladas en torno a la representatividad de las mediciones de precios oficiales desde 2006, las consultoras privadas no han logrado emplazar-mediante una asociación creativa de esfuerzo conjunto-, una alternativa imaginativa y profesional para hacer valer los supuestos que defienden. En cambio han exportado dudas hacia todo el mundo, haciendo proliferar a lo largo de los últimos años estimaciones alternativas, en una suerte de “adivinación de estadísticas de precios”
Con su militante antipatía por el oficialismo, las consultoras cortejan clientes, aunque sus estrategias no exteriorizan “inteligencia” y no generan dividendos corporativos. Ni siquiera le aportan una táctica política a la oposición en un año clave, no han ensayado una sola solución axiomática para derribar los argumentos oficiales.
Ah! -El problema de fondo, la suba del nivel general de precios y su impacto en la población, créame; “les importa un pepino”
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