Pero cuando en los años previos descubrimos que las proyecciones de menores ingresos, eran superadas por la realidad de una recaudación creciente, nos dimos cuenta que Lavagna diseñó un truco que luego siguieron utilizando Miceli y sus sucesores. Por un lado el falso optimismo que desembocaba en permanente frustración se terminó. Un ejemplo emblemático era el ex ministro Cavallo, quien incumplía metas acordadas con los organismos multilaterales de crédito en forma frecuente.
Hay que reconocer que con esta estrategia, durante el año 2005 se subestimaron ingresos por $6.800 millones, en 2006 fueron $11.500 millones, en 2007 la diferencia fue de $29.000 millones y, por último en 2008 la recaudación excedente fue de $30.000 millones. También hay que reconocer que esa creciente masa de recursos excedentes, fuera de lo presupuestado, permitió expandir el gasto y evitar la recesión que se hubiera instalado en el ejercicio 2007 y 2008; cuando sectores del país-preocupados legítimamente por la inflación- reclamaban lo que hubiese sido un inoportuno enfriamiento de la economía.
El presupuesto 2010 otra vez subestimaría ingresos, teniendo en cuenta que la economía comienza a reactivarse y la inflación se mantiene. Con un gasto presupuestado creciendo al 12%, el superávit primario es importante y el resultado financiero (ex pago de intereses) luce más que equilibrado. Pero la realidad es que se va a gastar más, es altamente improbable un ajuste fiscal al estilo “Rodrigo-Alemann-Alsogaray o Cavallo”. Si acaso el superávit terminara siendo inferior al presupuestado, seguiríamos con superávit, y esto en un mundo que se desvive por aumentar los desequilibrios, en pos de impulsar la actividad económica.
Conjeturar que los ingresos totales de 2010 pudieran ser de alrededor de $350.000 millones y, el gasto creciera moderadamente y se ubicara en $310,000 millones, con un resultado primario de $40.000 millones, no parece imposible.
Aunque esta estrategia funcionó, la descripción está lejos de pretender instalarla como infalible e inapelable para desarrollar un buen sistema presupuestario en la Argentina, personalmente espero que algún día se pueda aplicar lo que con tanto esfuerzo aprendimos en la universidad.
Conjeturar que los ingresos totales de 2010 pudieran ser de alrededor de $350.000 millones y, el gasto creciera moderadamente y se ubicara en $310,000 millones, con un resultado primario de $40.000 millones, no parece imposible.
Aunque esta estrategia funcionó, la descripción está lejos de pretender instalarla como infalible e inapelable para desarrollar un buen sistema presupuestario en la Argentina, personalmente espero que algún día se pueda aplicar lo que con tanto esfuerzo aprendimos en la universidad.
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