Desde 2002 los países centrales resolvieron emplear políticas monetarias y fiscales expansivas, con el objeto de enfrentar la recesión iniciada en 2001. La descomunal liquidez consiguiente dio ocasión a un desplome de las tasas de interés y consecuentemente a un aumento creciente en el valor de los activos en todo el mundo. Tanto los inmuebles, como los activos líquidos en los mercados impulsaron el valor de los bonos y las acciones. Las políticas expansivas promovieron importantes resultados a partir de la segunda mitad de 2003, advirtiéndose un significativo incremento en el ritmo de crecimiento mundial, tanto el PBI, como el comercio. Este último además, duplicó la tasa de expansión del PBI mundial. La influencia de tal ímpetu, fue derivando o propagando, ingentes aumentos en la demanda mundial y los precios de la energía, insumos básicos, y materias primas. Particularmente los valores de los alimentos, minerales y metales.
El aumento en el valor de los activos y “el efecto riqueza” que produce, otorga a los tenedores una sensación de opulencia particular. El financiamiento bancario amplio le abrió a las familias y empresas de EEUU el camino hacia el consumo y la inversión. Simultáneamente, un formidable déficit de cuenta corriente fue excitado por ese mayúsculo gasto doméstico y un menguado nivel de ahorro que a su vez fue financiado con entrada de capitales, a través de los bancos centrales asiáticos que invierten una importante porción de sus reservas en EEUU.
El exceso de consumo e inversión incrementó la demanda global y el comercio. China, entonces irrumpió como el gran proveedor de los bienes que el mundo demandaba, ya crece por encima del 10%. La oferta de bienes de China a bajo costo puso límites a la inflación mundial, debido a una oferta laboral interminable. China se transformó en un gran demandante de insumos básicos y de alimentos para su población, en un mundo cada vez más interconectado, donde muchos países se asociaron del proceso de crecimiento.
Conseguido el objetivo de reactivar la economía mundial los principales Bancos Centrales emprendieron el designio de aumentar las tasas de interés.
Para el enfoque monetario, la necesidad de volver a tasas de interés más altas estaba acreditada por la dimensión que había agenciado la burbuja, para otros enfoques “la especulación”.
La realidad es que existen causas más profundas para subir la tasa de interés y se llama “el formidable déficit de cuenta corriente de EEUU”.
Con esta descripción, las expectativas de los mercados se volvieron más moderadas, es decir, se espera un menor crecimiento mundial con más inflación (stagflation) debido a que el dinero será más caro, en medio de un sinnúmero de conflictos internacionales, algunos ya se instalaron y otros se avecinan.
Argentina se encuentra mucho mejor que en el pasado para afrontar turbulencias provenientes de los mercados internacionales. Menos necesidades de financiamiento, menos presencia de capitales especulativos, gracias al criticado control de cambios, acumulación de reservas constante y flexibilidad cambiaria.
Además, el Gobierno se ocupó de mantener a la Argentina alejada de las combinaciones pro default, la reestructuración de la deuda pública-152 tipos de bonos diferentes con distintas tasas, monedas y legislaciones-, hizo que el país no fuera destino de flujos de dinero remanente por muchos años. En reemplazo de los mercados tradicionales y los organismos multilaterales de crédito, economía tomó fondos de un país latinoamericano, aunque claramente no es dinero subsidiado.
De todos modos, como en cualquier manual de texto, en un “escenario catástrofe mundial”, la FED puede suspender los aumentos de tasas o re iniciar un ciclo de descenso. Es curioso que hace solo dias los mercados estaban preocupados por el tono agresivo de las declaraciones de funcionarios de la FED que robustecían la idea de más política monetaria para combatir las expectativas inflacionarias. Cuando el PIB real y la tasa de inflación exceden su objetivo, se incrementa la tasa de interés nominal para generar una suba de la tasa de interés real y así reducir la demanda agregada para equilibrarla con la oferta potencial (regla Taylor).
La otra es “Metas de inflación”. Si la inflación esperada o actual es mayor que la meta de inflación la tasa de interés sube.
El dinero afecta las variables macroeconómicas PBI, inflación y empleo, por lo tanto las políticas monetarias de los bancos centrales tienen aun mas poder que el que otorga el intervencionismo o dirigismo a un gobierno. El proceso no es el resultado de un cambio en las modas, sino la conjunción de la evidencia empírica y de la teoría económica
Hoy, la Argentina de la inestabilidad macro permanente no existe, superávit gemelos (fiscal y externo) y reducción de necesidades de financiamiento con deuda reestructurada y sin FMI. Sin embargo enfrentamos desafíos determinantes, sólo que ya no se centran en la macro, sino en la micro.
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