El peronismo tiene ahora una verdadera renovación como en su momento la tuvo el radicalismo con Raúl Alfonsín.
El peronismo se bifurcó orgánicamente entre Frente para la Victoria y el histórico y últimamente casi conservador. La UCR adoptó en el interior del país diversos sobrenombres, además de haber perdido antes de ahora parte de sus figuras más relevantes de su abanico ideológico, por lo menos a nivel mediático.
El Frente para la Victoria ha sido una clara superación, en los distritos en los cuales se presentó como FV y básicamente lo ha sido en la crucial provincia de Buenos Aires. El obtenido es un resultado en línea con la afirmación del Presidente de hace un par de meses respecto a que esperaba una “victoria digna” –aunque ciertamente tiene matices de plebiscito como dijera al principio.
A su vez el PJ que quedó como la segunda minoría, probablemente irá alineándose y no sería raro que gran parte del Duhaldismo se pase de carril- o con Kirchner o con una nueva ortodoxia mas renovada.
Si a este resultado del FV se suman los distritos en los cuales el peronismo se presentó con símbolos varios, las distintas laderas del monte justicialista supera en varios puntos la mitad mas uno del país, y si hablamos de la provincia de Buenos Aires se sitúa por arriba del 60%.
Frente a esta situación electoral, las fuerzas no-peronistas registran la mayor atomización registrada desde 1945 y el resultado individual, no solo no perfila a nadie en forma clara, sino que deja fuera de combate a muchos pretendientes que naufragaron.
El arco político, aparece ahora dividido en centro-derecha, con éxitos locales parciales en distritos como Capital (aproximadamente 1/3-pero menos que en la última elección) y Neuquén con Sobich, sin estructura nacional, ya que no existen miras de algo mas grande. El protagonismo individualista requerido por sus máximos líderes, no ha demostrado que la competencia se dirima como sucedió claramente en el peronismo. La transfigurada centro-izquierda/centro derecha, representada por el ARI es la segunda, y la UCR, que ha quedado débil en caudal electoral, aunque con una estructura nacional sólida y seis gobernadores es la tercera opción.
Ninguna de estas alternativas de oposición tiene preponderancia sobre las otras, como para convertirse en una fuerza que pueda enfrentar con éxito a los que hoy están arriba.
Nuestra ciudad, como siempre, ha dado la nota, diferenciándose de las tendencias nacionales, razón por la cual no se pueden tomar sus resultados como expresión de una tendencia nacional futura que amenace al proyecto del oficialismo. Un tercio de un distrito como la ciudad, no representa una alternativa sólida.
Queda en claro ahora quién manda en los próximos dos años, y preocupa con fundamento la débil oposición y sus perspectivas futuras, para cumplir exitosamente el rol de contralor en una democracia madura.
Lo irrefutable es que por segunda vez, el bipartidismo no es una opción y esto pone muy perplejos a los simplificadores que se apasionan por tener: republicanos y demócratas, aunque eso es realmente bueno y no tiene nada que ver con la calidad institucional. Si las antinomias bipartidistas están en crisis, y se van desarticulando las alternativas “profesionales de la política”, esto es grato. El peronismo intervenido como partido, deberá renovarse y eso también es bueno. Si las viejas culturas políticas, estructuras de poder y maquinarias electorales siguieran vigorosas, eso si que sería malo.
Si en 2007 este fenómeno se repite, la próxima elección presidencial estaría estableciendo una tendencia. La sociedad dijo, no hay más cheques en blanco, ni caudillos eternos. Ayer ganaste con el 22% propio, sin segunda vuelta; en 2 años y medio te premiamos por la gestión y llegas a más de 40%. Si hace dos años sacaste el 17% y se te suspendieron las facultades creativas y sigues proponiendo más de lo mismo, entras quinto y a gatas alcanzas la mitad porcentual de lo que habías obtenido.
Por delante, queda para el presidente un escenario más arduo. -¿Tendrá ahora la fuerza que pedía para afianzar la justicia, consolidar la paz interior y distribuir mejor el ingreso?-
En lo político, el desafío será gobernar con poder propio, ahora ya prescindiendo de los apoyos y favores recibidos, como dice el tango. En lo social, hay cuestiones pendientes, los piquetes son más precarios, pero los reclamos salariales más relevantes. En el plano económico, el desafío crucial es la re distribución del ingreso. Sería deseable que con todo este poder obtenido, el presidente profundice los aspectos dirigidos a revindicar la justicia en la Argentina. Es mi deseo que Dios, fuente de toda razón y justicia lo guíe en esta dirección y advertencia emanada de nuestra introducción constitucional.
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