Se rectificó el óptimo ritmo de crecimiento de la economía argentina que publicó el INDEC en forma aproximada en Febrero. No fue 9.1%, la cifra final, la realidad es que el guarismo fue del 9.2% en el año 2005. Como si esto fuera poco el último trimestre de 2005 la velocidad fue de 2.1%, tasa desestacionalizada respecto al trimestre anterior. El ascenso es plano, mantiene los promedios de tasas de 2005 y 2004.
No somos normales ni cumplimos con las normas Iram del G7, el FMI ni todo el vademécum de letanías somníferas de voces en karaoke. Este 2006 comienza con una leve desaceleración de las tasas trimestrales, no obstante con el significativo arrastre que dejó 2005 para 2006 (unos 3.6 puntos), el crecimiento del PBI se perfila en torno a 8%. Hay quienes arriesgan 9 % mientras los datos actuales nos dicen que ya se superó-aunque no se nota todavía en la micro- el ingreso per cápita real de 1998, año de las luces. El impulsor más notable de la expansión económica siguió siendo el crecimiento de la demanda doméstica propulsada por los instrumentos de política macroeconómica que todo gobierno tiene a su alcance, siempre y cuando no se les renuncie expresa y legalmente como durante la vigencia de la convertibilidad. La inversión, uno de los motivos de mayor preocupación, continuó jugando un papel favorable y enérgico durante 2005, alcanzando un nivel de casi 20 puntos del PBI, al crecer alrededor de 23%. La inversión en construcciones (industria madre de industrias), siguió para arriba, al expandirse 20%. En 2006 la inversión probablemente supere la marca de 1998 (21.1% del PBI) aunque continúan excusándose inversiones claves que según parece, podrían comenzar a asomar en el transcurso de el presente ejercicio.
Las inversiones requieren reformas estructurales, mejora de los mecanismos competitivos, respeto por la propiedad privada, reglas de juego claras y seguridad jurídica. Sin embargo para los que se aferran a los manuales neo clásicos, se les confirma en la Argentina y en el mundo la definición que alguna vez engendró J.M.Keynes quien dijo: “No hay nada mas peligroso que la búsqueda de una política racional de inversiones en un mundo irracional”.
En la coyuntura no todo está bien, es cierto, la presión de los precios puso al presidente y la ministro al rojo vivo, para intentar controlar la inflación de corto plazo con medidas metódicamente heterodoxas. Esta situación llevó al gobierno a adoptar una decisión radical que afecta el desenvolvimiento de nuestras exportaciones al suspender por 180 días los envíos de carne. Si bien la medida apunta a reducir la expansión de la tasa de inflación en el corto plazo y probablemente lo logre, la contracara de la medida es una señal poco eficaz para los mercados que durante mucho tiempo nos estuvieron cercados.
Se habla de atentado al crecimiento de largo plazo. -¿Esta medida atenta contra el crecimiento a largo plazo?- En realidad si esto fuera una norma aplicable a cualquier tipo de exportaciones que afectara los precios domésticos deberíamos decir que sí, ya que los países con crecimiento sustentable son justamente los que han hecho de las exportaciones un motor generador de divisas y empleo que termina fortaleciendo el mercado doméstico. - Es curioso que aunque esto es cierto, la observación más afligida llega con mayor énfasis desde los sectores de enfoque monetarista, los mismos que enseñaron que las exportaciones son inflacionarias, ya que por cada dólar que ingresa al BCRA, se necesita emitir moneda y esto contribuye a expandir la base monetaria. La contradicción entre la teoría y el reclamo luce extravagante, pero es buen momento para debatir y definirse.
Para finalizar, entramos en el trimestre número 16 de crecimiento ininterrumpido donde acumularemos 37% de suba, después de la caída del 10.9% de 2002. La economía y los gobernantes que supuestamente se han vuelto locos desde 2002 en adelante, no obstante siguen haciendo todo lo contrario de lo que le piden los mercados, el FMI y los profesores neo clásicos de las universidades privadas más cool de la Argentina.
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