Las perspectivas de la economía internacional ofrecen hoy un rasgo animado, muy diferente a aquel entorno que provocaron los sucesivos shocks externos registrados entre 1997 y 1999. En aquel momento la Argentina mantenía vigente e impasible el esquema de convertibilidad, mientras sufría una apreciación del dólar del orden del 35% y una caída promedio del precio de los commodities del 30%. En tres años se deslizaron las devaluaciones del Sudeste Asiático, el default de Rusia y la devaluación de Brasil (país destino del 28% de nuestras exportaciones).
A mi entender, para ayudar a la Argentina este año existe un plan Divino que consiste en lo siguiente: La economía de Estados Unidos crecerá entre el 4 y 5 %, China entre 8 y 9 %, Asia sin Japón el 7 %, Japón 2,2 %, después de 10 años de estancamiento. La región latinoamericana favorecida por la actual coyuntura mundial brevemente explicada, y los excelentes precios de los commodities dinamizados por la “bomba centrífuga asiática de materias primas”, se combina con un dólar devaluado que potencia la actual situación de cotizaciones sostenidas. Si a todo esto se le suma una enorme liquidez internacional con bajos niveles de tasas de interés que facilitan el ingreso de capitales, solo falta agregar que las renovaciones de los vencimientos se realizan sin inconvenientes en los sectores público y privado. En este contexto, se espera que Argentina crezca este año alrededor de 8%, Uruguay 7% y Brasil 4% aproximadamente, igual que el promedio de todo el conjunto de la región (4% incluyendo Venezuela con Chávez). La Recuperación del PBI argentino superó más de 4 veces los pronósticos mediáticos más optimistas de principios de año, al registrar en 2003 un aumento del 8,7%, básicamente debido al fuerte repunte de la demanda doméstica, precisamente desde donde no se esperaba que llegara el impulso. Con esta robusta recuperación el PBI total, aún nos encontramos alrededor de 2 puntos debajo del nivel del segundo trimestre de 2001 cuando Cavallo aún perfilaba como paladín defensor de los equilibrios macroeconómicos argentinos. No obstante todavía permanecemos a 9 puntos porcentuales del segundo trimestre de 1998, periodo en el que comenzaban los cuatro años de recesión más espantosos de la historia reciente. La velocidad de crecimiento de los últimos tres trimestres ya supera el promedio de los países que transitaron crisis comparables, y podemos agregar que se trata de una recuperación fecunda en términos de creación de empleo.
En un escenario moderado se espera que este año la tasa de crecimiento alcance el 7,5% anual, teniendo en cuenta el excepcional primer trimestre (9,9% año contra año del PBI de Enero). Hasta las finanzas públicas provinciales, el problema crónico e inmanejable del gobierno de la Alianza, hoy revela un muy buen desempeño y podría acumular en conjunto un superávit primario de $ 4.000MM. Podría agregarse que el sistema financiero se recupera y la situación monetaria viene siendo piloteada con una precisión cronométrica por parte del BCRA.
Es difícil para los renuentes argumentar que el gobierno no tuvo aciertos o no hizo los deberes, pero es más difícil aún para el gobierno ignorar que en toda esta coyuntura emerge evidente la poderosa mano de Dios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario