Durante diez años de estabilidad y ocho de crecimiento, los economistas de diferente pensamiento debieron dejar de lado toda reflexión acerca de los supuestos teóricos y valorativos que orientaron las acciones del plan de convertibilidad.
Mientras tanto los de pensamiento coincidente, se preocuparon por exaltar las virtudes y encontrar formas para profundizar el modelo, otorgándole un enfoque más ortodoxo.
En épocas de crisis como la actual el sentido común y el realismo aún de los más entusiastas, ya no es suficiente. Fue necesario entonces, cuestionar el recorrido del plan, desde el comienzo hasta el fin y tener el coraje, de corregir el rumbo originalmente trazado.
Domingo Felipe Cavallo está acostumbrado a estos avatares. Quienes conocen su trayectoria, valoran su flexibilidad que nada tiene que ver con falta de solidez técnica.
En efecto muy pocos economistas respetados por el establishment, podrían disputarle al Ministro el privilegio que usufructúa por sus logros. Sus resultados al abordar temas tabúes del pasado, (pre convertibilidad) le otorgan méritos de sobra como soporte para enfrentar a este mapa ideológico.
Haber liquidado la inflación luego de tantas décadas de poética alusiva. Privatizar empresas públicas imposibles para Alemann y Alsogaray. Realizar una apertura tan ansiada por los economistas más liberales y críticos del mismísimo Martínez de Hoz, le otorgan un handicap y un reconocimiento, que no dispone ningún otro profesional en Argentina.
No se puede hallar un colega que le impute problemas de índole intelectual a este Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, que además dirigió los destinos de la Fundación Mediterránea por muchos años. Esto se hizo evidente en la conmemoración que organizó la descendencia del modelo la semana pasada en el B.C.R.A.
No obstante estas consideraciones, Cavallo tendrá que habituarse a la crítica superficial, a los reclamos de las promesas originales del noventa y a la propuesta de reactivación actual al mismo tiempo.
Ya estamos viendo ciertas actitudes irreverentes de presuntos próceres y nuevos fanáticos. Flamantes imitadores de reconocidos gurúes cuyo acertado discurso en el pasado, conquistaba consumidores en bancos y empresas de la city.
Al mismo tiempo se observan críticas irrefutables de determinados sectores afectados por la convertibilidad antes o ahora. Sin duda esto afectará dolorosamente el tiempo que transcurra en alcanzar la reactivación.
Esta etapa será quizás, la oportunidad mas cabal para ver desplegar los atributos creativos e innovadores del Doctor Cavallo. No obstante su pensamiento práctico, claramente opuesto al repertorio repetitivo que se escucha en las fundaciones y laboratorios, tendrá que rendir examen una vez más, no con los heterodoxos, sino con el fundamentalismo ortodoxo.
Los refutadores más fervientes podrán ubicarse en el recinto, entre los aplausos y ovaciones de un sábado lluvioso en La Bolsa, tras la efímera permanencia de un equipo bien intencionado.
Las fraccionadas medidas anunciadas, retoman su antigua preocupación por la producción y el trabajo, atacando su problemática a la luz de los rasgos salientes de una recesión insoportable y extendida. La recesión tiene la mayor significación en este escenario, porque su permanencia condiciona y orienta las posibilidades de bienestar de un país penosamente fatigado.
Por otra parte, el Ministro ahora penetra en la dinámica interna del modelo de convertibilidad y desentraña su principal contradicción y tendencia de estos años; la manifiesta insuficiencia para resolver los problemas de competitividad.
En medio de un colapso ocasionado por las carencias del modelo para dar ciertas respuestas y la contradicción permanente de aplicar "solo ajuste" para reactivar la economía, Cavallo con su curriculum, luce como el más preparado para pilotear la tormenta. Parafraseando al mismo Moyano, es una lucesita que hace unas semanas no se veía.
De esta etapa resultará alguna idea fuerza que constituya una solución estable y democrática para enfrentar la crisis de este modelo de estabilidad cambiaria y monetaria. El más celebrado y duradero de nuestra historia contemporánea.
El sistema de convertibilidad requiere una transformación profunda de los fundamentos del plan, en especial su forma de capitalizar el crecimiento y su distribución.
Nuestra economía enfrenta en este momento, la necesidad de encontrar una síntesis entre los idearios económicos y las demandas de la sociedad.
Este desafío y la urgencia de un cambio requieren, nos guste o no, la agilidad gerencial, los pergaminos y las relaciones internacionales que solamente Domingo Cavallo hoy dispone.
Deseémosle éxito al Ministro y acerquémonos sin chicanas políticas o profesionales para ayudarlo en su impuesta función de sacar adelante a nuestro país.
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