AMBITO 26-4-01
Cavallo es un economista calificado y convincente para discutir la oportunidad de las propiedades omnímodas de la ultra ortodoxia.
Desde su designación venimos presenciando la aplicación de las enmiendas más despreciadas y estigmatizadas por los economistas de esta corriente.
Estamos siendo testigos del desplazamiento intelectual y ejecutivo más extremo de la "ultra ortodoxia" de los últimos veinticinco años. Vemos que se diluye aquella inamovible consagración teórica, cuando se defiende sus fundamentos con acusaciones al Ministro y argumentos increíblemente perjudiciales para el país. Sus defensores, expuestos por los resultados que expresan una escasa capacidad de resolver los conflictos actuales, avivan los peligros que asomaron un mes atrás, con derivaciones impensables.
Las amenazas de conflicto social de hace solamente un mes, estuvieron relacionadas con la recesión que padecemos desde hace tres años los argentinos.
Las sencillas soluciones consistentes en disminuir el déficit fiscal y fijar altos requisitos mínimos de liquidez para los Bancos, fueron establecidas inclusive en términos constitucionales. (Ley de Convertibilidad Fiscal y Autonomía del B.C.R.A.) Pero no bastaron. Menos déficit fiscal proyectado no bajó el riesgo país y consecuentemente las tasa de interés doméstica.
Hemos escuchado y ocupado en el Ministerio de Economía y el B.C.R.A. a numerosos incondicionales defensores de este enfoque, quienes profundamente convencidos de exactitudes incuestionables, no se dignan considerar nada de quienes despliegan otras opciones diferentes.
Parece extravagante en estas circunstancias, la tenacidad dogmática y la defensa obstinada de los mismos instrumentos. Aún a veces resulta extraño y casi un estancamiento intelectual que no se propongan mecanismos innovadores e imaginativos, teniendo en cuenta que la impugnación de las medidas procede de casas de estudio y centros de investigaciones.
No es difícil inferir entonces que, tras esa persistencia ideológica, se encuentra la presión, a veces excesiva de determinados intereses económicos y políticos.
Nadie dice que el pensamiento original del enfoque monetario y fiscal haya nacido de tales intereses, pero tampoco se explica el embobamiento dogmático de ciertos fanáticos que parecen jugarse la vida en su defensa.
El magisterio de la disciplina fiscal y monetaria representó y representa hoy una gran contribución. No obstante algunos de sus precursores, en los últimos años han llegado al Ministerio de Economía y el B.C.R.A., aumentando el gasto del Estado y otorgando facilidades a Bancos que luego fueron liquidados, dejando un tremendo pasivo al sector privado.
La introducción de instrumentos científicos de medición (fundamentals), por su precisión y su estilo matemático, también se han constituido en herramientas poderosas para proyectar la evolución de los indicadores. Sin embargo hoy, la dependencia de ellos, parece oficiar de soporte para respaldar simulaciones de catástrofes potenciales y en mucha menor medida, diferentes escenarios creativos de alejamiento de riesgos.
Es extraño escuchar a un ex Presidente de la Nación animar a los actores económicos a cambiar sus pesos por dólares. Es increíble leer en los diarios que el rector de una Universidad proveedora de funcionarios de gobiernos anteriores acusa de "Nazi" al Ministro de Economía. Es sorprendente que ahora, después de dieciocho años de un régimen político representativo, la intolerancia se haya instalado en los economistas.
Dada la imposibilidad democrática de aplicar el plan económico de López Murphy, asistimos hoy a un intento de retroceder en los espacios creados para que funcionen los mecanismos que permitieron la libertad de los mercados.
El juego de intereses desatado, evidencia claramente la adhesión ferviente de ciertos grupos sectoriales de nuestro país a la ultra ortodoxia. No obstante se olvidan que hace solo treinta días el temor despertado por la acción perturbadora de los movimientos sociales, les llevó a reclamar el ingreso de Cavallo al gobierno.
Solo así se puede entender, que la difusión de la disconformidad en estos momentos, se produce con la asistencia de casas de estudio e institutos de investigaciones científicas de una manera muy sutil e hiriente.
Es lamentable que estas últimas embestidas a las medidas económicas, no parecen estar inspiradas ni en pasiones científicas ni en auténticos propósitos patrióticos.
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