-¿Por qué peleó tanto la tasa de interés Martin Guzmán?- La tasa de interés es el arma de destrucción masiva más contundente del mundo, capaz de realizar exterminios. Por ejemplo, la suba de un punto porcentual en la tasa de interés total de la deuda en un país cuya relación Deuda/PBI es de 100%, resta instantáneamente 1% del PBI, en términos de gasto público. Esto se traduce incoherentemente en reducción de dinero aplicado a financiar carreteras, hospitales, escuelas, policías, jubilaciones, empleo estatal, uniformes, alcohol, tizas, pizarrones, chalecos anti balas, combustible para patrulleros, sueldos militares y de gendarmería, aspirinas, alcohol, algodón, etcétera. Como vimos en 2018, el efecto en el sector privado es inmediato, detiene el consumo, desincentiva la inversión y aumenta el desempleo.
Ciertos economistas
comparten la inmodestia de haberse educado en prestigiosas universidades como Osama
bin Laden, que estudio en Inglaterra. Algunos han recibido financiamiento en
sus estudios como las que recibió el talibán-becas de instituciones y entidades
con una clara orientación ideológica y política-, luego ocuparían lugares en el
Estado y asesorías en organismos internacionales.
La estructura es
informal. Cientos en el mundo y redes de contactos les otorgan amplia movilidad.
El objetivo originario era reunir a todos los países bajo un mismo pensamiento,
bajo las mismas leyes “de mercados”, las cuales estarían siempre por encima de
la Constitución de un país. Para ellos, los gobiernos que no se ajustaran a esas
políticas deberían ser sustituidos. Lo hemos escuchado esta misma semana en
boca de cronistas de la farándula.
Consideran enemigo
todo lo que no entienden. Es propio de su forma de pensar, son egresados de las
universidades de mejor marketing mundial, no de la Ivy League, casi no hay
doctorados o doctores, es decir; no son investigadores académicos. Lo de ellos
es otra cosa. La disputa es contra quienes están fuera de sus extremos básicos.
Estos
fanáticos de la economía provienen de una tendencia resuelta. La meta original
era el reemplazo informal de las instituciones nacionales, por Bancos Centrales
adictos. Pero en la Argentina desiste la apuesta, ahora quieren incendiar el
BCRA. Han puesto y ponen en riesgo la continuidad del capitalismo. Su ideología
y sus tácticas han tenido influencia sobre otros grupos de corte neo clásico o
directamente se los han fagocitado por veinte años. En su momento aglutinaron distinguidas
universidades hacia “su majestad de Chicago”. Hoy toda su reflexión es una
entelequia.
Los
predecesores son ampliamente conocidos por poner en marcha políticas de shock,
que incluyeron la más absoluta abstracción sobre los costos sociales, odiaban a
los dirigentes sindicales, y todo
lo que huele popular. Si no hubieran tenido origen occidental, serian
considerados una red terrorista. Han sido funcionales al crecimiento del comunismo
chino, al refuerzo ruso, fueron proclives a cambios económicos violentos, con
gobiernos fanáticos, tanto como los candidatos a diputados que estamos viendo
en estos días.
Todos
los documentos, papers, libros y otros materiales que invocan, han sido producidos
por académicos que adhieren al nirvana; aunque en realidad, son propuestas de
política económica totalitarias. Esta visión se separó del capitalismo de la
producción y el trabajo, a la vez que se alejó de los aspectos sociales. Es una
derivación de los clásicos menos flexibles, con deformaciones autocráticas mayúsculas.
EN EL MUNDO
En
la segunda mitad de los setenta desplegaron conferencias y congresos por todo
el mundo. Los bedeles de Friedman fueron solicitados por gobiernos seducidos
por la elocuencia de los sermones. Se formó alrededor de esa pureza, una
especie de jet set que abarcaría política-economía-negocios en todas las
direcciones, embajadores de las milicias de graduados, con aires de superioridad.
Bastó volver a ver en TV a un asesor del Banco Central de la dictadura uruguaya.
Un ex ministro que se preparó toda su vida y cuando lo convocaron no tenía
plan. Tuvimos que esperarlo doce de sus quince días como ministro-con el país
en llamas-. Lo presentó un viernes y el lunes lo despidieron. Sus cófrades incursionaron
en las dictaduras de Chile, Indonesia, Bolivia, Argentina, Uruguay, etcétera.
Allí sus militantes aplicaron tácticas de shocks, usaron y abusaron de
instrumentos monetarios experimentales.
Crecieron
tanto en el mundo-desde mediado de los setenta-, que en los “felices noventa” ya
controlaban la organización de la globalización. Tuvieron fuerte apoyo de sus
mayordomos domésticos. Algunos egresados fueron funcionarios de tercera línea
durante la dictadura-ya que ninguno tenía apellido patricio-. Sin embargo
obtuvieron privilegios, negocios e inmerecida reputación. Son millonarios. Mal
vendieron activos públicos, y llevaron a la quiebra empresas privadas locales
para terminar con los sindicatos. Sin empresas metalúrgicas, no había “patria
metalúrgica”. El relato consistía en que el desempeño de las empresas
argentinas a nivel internacional era ineficiente y no podían aspirar a competir
con Asia en un año. Obviamente. Asimismo fumigaron la burguesía nacional de
muchos países emergentes que vendieron empresas y aprendieron a mudarse a guaridas
fiscales. Mientras desmantelaron al Estado, los ex empresarios locales
devinieron en amigos ideológicos. Otros se convirtieron en políticos, hijos del
marketing.
Países
como la Argentina llegaron a tener zonas rurales completas hipotecadas en
proceso de ejecución por quiebras por sus políticas.
Sólo
una pequeña minoría se benefició en el mundo con esta corriente de pensamiento,
más parecido al comunismo chino que al capitalismo tradicional.
La
credibilidad de los fundamentalistas de la economía se vio acrecentada, debido
a la tibia respuesta de los gobiernos.
Las recetas estándares e imposiciones fluyeron con la complicidad de los
organismos multilaterales de crédito y su burocracia. Algunos saludaron con
algarabía las sugerencias de Rudiger Dornbusch, que llegó a proponer que
Alfonsín tuviera un ministro de economía que no fuese argentino.
En 2001
luego de los estropicios, el gobierno de De la Rúa cayó como un rayo, no sin
antes sacrificar la vida de decenas de personas, a manos de efectivos
policiales que atendían el “estado de sitio”. Los derechos civiles y políticos
no valían nada. ¡“Que se vayan todos”! pedía la calle.
UN POCO DE HISTORIA
Para
la dictadura cívico militar, de un lado estaban los que “acogían el proceso”, y
del otro los marxistas, socialistas, comunistas, y peronistas,-según Viola- los que a su vez, se
dividían en corruptos o subversivos. Por eso en su segunda embestida-la de los felices noventa-, el
sometimiento económico continuó en la Argentina, sin armas, con cuartel central
en el BCRA, iniciando otra temporada de destrucción de empresas nacionales y
todo vestigio de autoridad estatal. Asimismo esta secta, aplastó con su
propaganda a supuestos ignorantes como Aldo Ferrer y Raúl Prebisch, a quienes
acusó de anacrónicos cepalinos, keynesianos y socialistas. En el caso de los
pensadores nacionales y populares, aniquilaron a toda la comunidad fundándolos
en la presunción de seres “subnormales”.
Una
característica curiosa que volvemos a ver es que un miembro de un sub grupo
fundamentalista, puede atacar a otro integrante de una milicia afín. Desde de 1983
los ataques económicos no se limitaron por carecer de respaldo militar;
siguieron perpetrándose una y otra vez, sin solución de continuidad. En 1985
abatieron a Grinspun, luego se abalanzaron sobre Sourrouille y así, a cada
ministro de economía que
Durante
el periodo nefasto de González Fraga presidente del BCRA-el mismo del préstamo millonario
incobrable antes del concurso preventivo de Vicentin-, tuvimos híper
devaluación, e híper inflación incesante. Al Qaeda Economics también llevó a
cabo atentados demoledores contra el movimiento obrero organizado, consiguiendo
dividirlo en dos centrales obreras a mediados de 1991,
esa turba gozaba de mucha influencia en el país. En poco tiempo ejercería el
control total de la economía y la política. En 1996 Cavallo es despedido y
llegan los fundamentalistas de mercado que colocaron “piloto automático” y se
dedicaron a colocar bonos en los mercados voluntarios. A la par que la
influencia ideológica pro mercados crecía en la política, empezaron a enfrentar
serios problemas sociales. Curiosamente su dogmatismo cedió ante Carlos Menem
que gastaba dinero a dos manos, mientras la población padecía 15/18% de
desocupación. -¿Por qué no hicieron el ajuste cuando coparon todo el BCRA y todo
el Ministerio de economía los chicagos boys?-
Sin
ningún problema colocaron 152 tipos de bonos diferentes en distintas monedas,
en países con distintas legislaciones, sometidos a todo tipo de covenants.
Retomando
finales de 2001, casi todo el espectro político, incluso la ortodoxia moderada, desertaba y rechazaba las
incautaciones que Cavallo estaba aplicando, apropiándose del dinero de los
jubilados de las AFJP, y bloqueando el dinero de la clase media, a través del
corralito.
Así,
quedaron enfrentados a una población que empezaba a organizarse. En 2003, los
fanáticos económicos tuvieron que ceder. La economía creció durante muchos años
a tasas chinas hasta la crisis de Lehman Brothers, y repetiría dos años mas
(2010 y 2011). Los fundamentalistas no tenían una explicación seria, no
acertaban un solo pronóstico. A nivel político y social, Néstor Kirchner dejó
de zarandear al grueso de la población con medidas de ajuste y asumió
posiciones de fuerza frente a los organismos multilaterales de crédito y
acreedores internacionales. No obstante en las áreas de influencia de los Al
Qaeda Economics, los primeros intentos desestabilizadores no se hicieron
esperar: “Nos quedamos sin energía en 2003”, “una quita de la deuda de 65% no sería
aceptada”, “el FMI no reestructuraría la deuda en 2004”, “no conviene pagarle
al FMI en 2005”, etcétera.
El
hostigamiento fue constante: “el dólar se va a 15 pesos” en 2003”, “se cierra
el out put gap y no crecemos mas”, “la hiperinflación es un hecho”, “colapsan
las telefónicas por no aumentar las tarifas”. Volveríamos a default en 2008,
2009, 2010, 2011 y 2012.
Los
extremistas siempre sedujeron al jet set local, y siguen haciéndolo;
confundieron a los periodistas indocumentados y a los deshonestos los cooptaron.
Lincharon el pensamiento nacional.
Lo
cierto es que, cada vez que llegaron, dejaron un tendal. Pusieron al país de
rodillas, al borde de una guerra civil, por lo menos dos veces.
A
pesar de todo, no se haga ilusiones, “Al Qaeda Economics” no ha entregado las
armas, ahora mismo sus soldados están desplegados. Son otros miembros con el
mismo fanatismo, esperando su próxima incursión.
(*) Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en
universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en
Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani