Esta es una generación, un nuevo actor social, nacida en medio de una alianza con otra generación, la generación de los setenta; esta vez dándole prioridad al entrenamiento intelectual, aniquilando las cuestiones cuantitativas nominales; una generación renunciante al acceso tentador de aquellos compromisos prioritarios de los noventa; como la estética, el hedonismo y el “hacer dinero” a cualquier costo.
La generación de este modelo no puede ser una simple ostentación de edad, ni será solo el hecho de haber estado presente cuando bajaron el cuadro. Yo aspiro a que los que ahora militan, (y no me refiero a la adhesion organica y disciplinada, esa es una forma de militar) permanezcan firmes en sus convicciones militantes, como lo hizo una gran parte de la generación que tanto les inspiro, aunque es cierto que otros no perseveraron.
Está claro entonces que existe un componente fundamental en la afirmación del modelo en marcha, se debera encarar un camino que acelere las complementariedades generacionales, con el objeto de integrar un proceso que nos permita potenciarnos, unos con otros. Se muy bien que este sentir no es similar en todos los integrantes de mi generación. Y, la razón es que no están presentes los incentivos para que todos participen de este entusiasmo en idéntico modo. Tenemos que entenderlo y asumirlo. Una parte no se acoplara y, es bueno que asi sea.
Sin embargo es necesario contener a toda la diversidad de matices que empieza a consolidarse dentro del mismo enfoque. Esto implicara la inclusión de los hasta hoy “out siders”(los que estan afuera), integrados al cenáculo de la mencionada generación que hoy lidera el modelo, reconociendo que la multiplicidad de aportes en base a las distintas extracciones y experiencias, han de enriquecer y robustecer la base de sustentación. Para que nunca mas arriesguemos la alternancia de los progresos logrados, con retrocesos al pasado. Ya lo vivimos, hay alguien que siempre esta listo para aniquilar la esperanza.
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