Aunque parezca oficialista, la verdad es que la Argentina viene capeando bastante bien la crisis económica mundial. La probabilidad de que ocurra una crisis macro en los próximos dos años es artificiosa. Mas allá de aceptar mi propensión marginal a ver el vaso "medio lleno"-como suele adjudicarme el periodista y economista David Expósito del programa "Tiempo Económico"-mi pronóstico no se ha modificado y sigo sumando. Sin embargo, el pronóstico base de crecimiento del consenso de economistas del vaso "medio vacío for ever", para los próximos trimestres y 2010 son superiores al que preveían en el segundo bimestre de 2009. La economía argentina llegó a su piso antes de lo que presumían los "medio vacío" y, el resto del mundo está experimentando una recuperación insipiente. Brasil y China, dos países fundamentales para nuestra economía, muestran grandes perspectivas de mejora. Cambió la tendencia de los mercados cambiario y financiero, subió la bolsa, cayó 50% el riesgo país; hoy vemos una reducción de la fuga de capitales y, el BCRA desacelera la tasa esperada de devaluación. Asistimos a una fuerte suba de los títulos argentinos que completan un contexto de mejora fundamental en las expectativas.
Durante los últimos meses el gobierno ha tomado la iniciativa expuesta en la plataforma de la candidata Cristina Fernández, de proceder a la profundización del modelo. Se profundiza la tradicional alianza sindical-peronista, se afianza un vínculo histórico del peronismo que como en otros tiempos permitió designar representantes del movimiento obrero organizado en compañías estatales, a saber hoy, en Aerolíneas Argentinas.
El Congreso prorrogó por un año las facultades delegadas al Poder Ejecutivo, sumando así una nueva victoria a la nacionalización de Aerolíneas Argentinas y las AFJP. A su vez el campo como eje de la oposición, siguió otorgando todas las posibilidades de capitalizar las distintas expresiones progresistas y ahora suma la de pequeños productores del interior.
En materia económica no se observan cambios sustantivos en la política económica doméstica, pero si un giro al pragmatismo, de cara al mundo. Amado Boudou no será Stanley Fischer, pero tiene mucha mejor digestión por parte del mercado que sus antecesores, además de tener permiso para hablar con el FMI y comunicar sus pasos a los players, esto no es poca cosa con los Kirchner. Claro que si alguno se quiere entusiasmar con cambios radicales en el INDEC o espera que se vaya el Secretario de Comercio, está bien desorientado y alimenta ilusiones quiméricas que a la postre, han de frustrar sus expectativas.
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