Paradójicamente el conflicto de Moreno y el INDEC, coincide con el principal problema de la crisis crediticia de EEUU. Durante los últimos 5 trimestres, haciendo gala de un equilibrismo “Cirque du Soleil”, se sigue escondiendo la dramática realidad del sistema financiero estadounidense, al cual acecha un colapso de magnitud, con consecuencias imprevisibles. Según The Financial Times en su edición del 30 de Julio último, el Consejo de Estandarización Financiera Contable, le concedió un nuevo año de gracia a los bancos para agenciar sus pérdidas ocultas en el "Nivel 3", equivalentes a 36% del PBI. Las cifras no se exhiben tal cual son, con el objeto de proteger a los Bancos que a su vez son controlantes de la Reserva Federal. Con un mismo criterio se procede en EE.UU. y en Argentina. Si hubiera transparencia, o simplemente se aplicaran “los principios generalmente aceptados", emergería la encapsulada insolvencia del sistema financiero de los EEUU y la actual inflación argentina. Hace más de 40 años, que la principal potencia del mundo ha impuesto, sin una rigurosa explicación, un sistema de datos económicos diferente, que fue involucionando a partir de la posguerra. El envilecimiento de los datos económicos forma parte de las contradicciones recónditas de un país exigido por quienes lideran el sistema, me refiero a hombres de negocios y políticos. Pero esto no solo pasa en EEUU y Argentina; sino también en Europa; Alemania, Francia, Italia, España e Inglaterra. Ya es acogido por el consenso de economistas, que el Tratado de Maastricht se cumple con contabilidad creativa. Estos vicios establecidos no tienen que ver con idiosincrasias latinas o afro, sino con la ética del “mal menor”, que habilita a sus usuarios a emplear todo tipo de medios para evitar que los mercados se desplomen, provocando “el mal mayor”. ¿Qué sucede cuando en Sudamérica se introducen este tipo de prácticas diseñadas exclusivamente para quienes las manejan “con responsabilidad”?. Sin paraguas nucleares, sin apoyo intelectual y publicitario, sin la placa de las universidades de mayor prestigio mundial; sin Google y Wikipedia. En Argentina estamos recibiendo todo tipo de objeciones justas, a no ser las que provienen de aquellos mismos que las concibieron u omiten en otras latitudes. La degradación de la política y la economía a nivel mundial, cuenta con la complicidad de profesionales e intelectuales de la adulteración de los datos estadísticos que dan soporte, y han hecho posible la consecución de objetivos políticos mayúsculos. Las tasas de desempleo y la pobreza en EE.UU. son convencionalmente bajas (ambas duplican la realidad). El índice de precios al consumidor (IPC), el PBI trimestral (Q) y la tasa de desempleo mensual, son datos provistos y difundidos oficialmente, poco serios, muchos lo saben. El desempleo real en EEUU se ha ubicado entre 9 y 12 % en la presente década, aunque sea expresado en un 5 % promedio. La inflación transitó carriles entre 7 y 10 %, y no ha sido nunca el 2 % divulgado. La tasa de crecimiento económico real también ha sido menor que la establecida. La alteración de las estadísticas oficiales, se expresa insipiente en los años sesenta. El presidente Kennedy inició los cambios en la medición del desempleo de las industrias del acero y automotriz, estos sectores fueron incorporados a una nueva categoría denominada "empleados desalentados". Con respecto al creciente déficit fiscal, Lyndon B. Johnson aplicó el concepto de "presupuesto unificado", que combinaba el "seguro social" con otros gastos. A principio de los setenta Arthur Burns, gobernador de la Reserva Federal, inventó la "inflación básica" ("Core inflation") que excluye los alimentos y la energía considerados "precios volátiles". En los ochenta Reagan suprimió a la vivienda del IPC mediante la medición de la "renta equivalente del propietario" para disminuir en forma artificial el costo inmobiliario. Peor aún, incluyó al ejército como parte de la fuerza laboral, para bajar las cifras de desempleo. Bush padre, propuso un nuevo cálculo de la inflación mediante una mayor ponderación a los servicios y al menudeo, que implementó Clinton quien procuró reducir el desempleo racial de los afro estadounidenses con distorsiones contables. Desde Kennedy hasta George W. Bush (h), los gobiernos y los economistas intentaron combatir la inflación mediante subterfugios aritméticos. Clinton, hizo tres "ajustes" al IPC: la "sustitución del producto" (la hamburguesa más barata sustituyó al bistec), la "ponderación geométrica" (los bienes y servicios que aumentan rápidamente sus costos son consumidos en menor cantidad, por lo que son ponderados a la baja), y el "ajuste hedónico" (la mejor calidad de algunos productos y servicios se traduce en una reducción de su costo efectivo). Todas estas manipulaciones constituyen “el ABC” de las oficinas de estadísticas. El crecimiento inaudito de la población penitenciaria de EEUU, unos 2 millones y medio de personas sobre una fuerza laboral de 150 millones, baja por lo menos 1.5% la tasa de desempleo oficial. El ejército y el sistema carcelario sumados, han reducido el desempleo oficial en más de 2 %. Queda claro que no hubo insomnio creativo en el diseño y proceso del INDEC, Moreno no ha sido más que un asiduo imitador de metodologías largamente ensayadas. No existe tal cosa como, las "precisas" estadísticas de los países serios; su liderazgo no difiere demasiado del promedio. Manipular estadísticas se ha constituido en una herramienta básica que sustenta un sistema, cuya preservación parece estar por encima de todas las cosas. Decepcionante para quienes descontaban la integridad académica e intelectual de los países desarrollados. Doloroso para quienes son sojuzgados con el argumento de la corrupción como herencia latina ingénita. Topetazo para ex alumnos ingenuos de nuestras pampas, o utópicos egresados de prestigiosas universidades, que han visto en Moreno un esperpento original.
*Pablo Tigani, Master en Política Económica Internacional
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