Por: Pablo Tigani*
Para: Ámbito Financiero-Comercio Exterior
Unas semanas atrás en Chicago, mientras salía para una reunión, eché un vistazo en una estación de TV, y un famoso programa de noticias irrumpía con un hombre esposado. Más escándalos y rumores en la bolsa por fraudes en los balances, provocaron en los días sucesivos expresiones críticas y serios temores, que hicieron bajar el índice Dow Jones por debajo de los 8.000 puntos. Esta situación impulsó la mediación directa del estado, que además del “show off” de Bush, hizo intervencionismo de la manera más ingenua o irreverente, según se lo quiera ver.
Unos días antes, un excesivo escepticismo sobre Latinoamérica había agudizado los problemas propios que observa la región. Las decisiones de apoyo más tarde, contradecían las expresiones previas del Secretario O´Neill, con respecto a rescates de países Latinoamericanos en problemas. -¿Quien imagina los alcances que tendría ejercer más presión sobre el abreviado flujo de capitales hacia los países emergentes?
Estos contrasentidos no son nuevos, pero están exacerbados hace un año, por las exigencias internas propias del país guía. La incertidumbre permanece. -¿En que rumbo marchará el mundo y particularmente la región con el actual liderazgo internacional?
Durante la década del noventa apreciamos los beneficios de la globalización, con su maravillosa revolución de las comunicaciones y la expansión de las nuevas tecnologías de la información. Un impulso renovado del intercambio comercial entre naciones, tuvo su pico en el año 2000, donde el crecimiento del comercio mundial tocó 13% anual. Pero -¿cómo sigue ahora? – Ese crecimiento del comercio que promedió el 7/8% en algunos tramos de la década del noventa, cayó a solo 1% el año pasado. Las proyecciones actuales anticipan una desaceleración del crecimiento de Estados Unidos preocupante. Estados Unidos solo, explica el 40% del crecimiento mundial. Hablamos de un país en donde el crédito de consumo es la principal propensión del sector privado y las necesidades del sector público actúan como una fenomenal aspiradora de recursos internacionales.
El enfoque de las políticas de reformas estructurales (privatizaciones y down sizing del estado) fue acertado y exitoso porque había mucha tela para cortar luego de la caída del muro de Berlín. Pero realizado el ajuste en la mayoría de los países, se consolidó un status de crecimiento global con concentración. De este modo, se ha puesto sobre el tapete mucha ineficiencia, consecuencia incuestionable de las empíricas reglas establecidas.
¿De que otro modo, podía continuar la burbuja de los mercados o la exhuberancia irracional que denunció vaticinadamente Alan Greespan?
Los casos Enron, Xerox, Vivendi, Global Clossing, WorldCom, Andersen; son un mero aspecto de los excesos de la liberalización, una pálida muestra de lo que podemos llegar a ver, si el gobierno norteamericano deja de intervenir en auxilio del mayor velocípedo mundial que se tenga memoria.
Los países y sus economías necesitan control especulativo e intervención mínima básica para cumplir con su rol en la sociedad.
Si las necesidades de atraer capitales en el norte no cesan y/o, a la bicicleta planetaria se le sale la cadena, las posibilidades de una crisis por carencia de financiamiento, puede poner en riesgo la globalización y yo diría, hasta su mismo liderazgo. Esto sin contar los factores políticos militares y religiosos que nos tienen afligidos desde hace un año, en una guerra, por ahora fría.
A partir de los episodios del once de Setiembre comenzó a prosperar un consenso intelectual que quedó expresado claramente en las decisiones de los países adalides de la liberalización de las décadas anteriores. Estados Unidos reaccionó luego de los atentados, a pesar de que su economía venía derrapando dos trimestres antes. La decisión fue: subsidiar, aumentar el gasto y bajar la tasa de interés. En un año la FED bajó un 73% la tasa (de 6,5% a 1,75% anual), el Congreso autorizó aumentos del gasto público por más de 40 mil millones, y simultáneamente aprobó una fuerte reducción de impuestos. Recientemente el Reino Unido de Gran Bretaña, volvió a estatizar los ferrocarriles. En Argentina, Correo y Aeropuertos están renegociando contratos de concesión, mientras los servicios elementales y las comunicaciones siguen sin colapsar, aún percibiendo tarifas 72% más bajas en dólares.
Si bien los mercados y las reformas estructurales ocuparon un lugar trascendental en el primer tramo de la globalización; comienza a existir en nuestros países, convicción de que el Estado jugará un rol mucho más activo de aquí en adelante. En mi opinión es un hecho irreversible. La presentación o lanzamiento de esta nueva perspectiva; como podemos advertir, ya comenzó a ser ejecutada por las dos naciones academia, del pensamiento económico histórico.
* Master en Política Económica Internacional- www.hacer.com.ar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario