Por: PABLO TIGANI
Para AMBITO FINANCIERO-COMERCIO EXTERIOR 27-12-2001
El sensacional crecimiento de 65,7% del PIB entre 1990 y 1998, se produjo en forma consistente con un espectacular aumento en el gasto público, financiado por perseverantes privatizaciones que acompañaron el endeudamiento público y privado de mayor progresión de la historia.
Este endeudamiento, comenzó con bajas tasas de interés en forma coincidente con un histórico aumento del flujo de capitales hacia las economías emergentes más un festival internacional de bonos, hasta la crisis del Sudeste Asiático. En aquel punto se produce una contracción del flujo a estos países que desciende de 225.000MM a 80.000MM de dólares en solo un año, elevando en forma simultanea a casi el doble las tasas de interés.
Durante los años dorados de la Convertibilidad, se produjo un atractivo apalancamiento o leverage positivo de la deuda (pública y privada)que se expresó a pleno en las tasas de crecimiento de la absorción doméstica (consumo e inversión)en Argentina. Al revertirse la tendencia que caracterizó un ciclo de abundancia de capitales con tasas bajas de interés, la velocidad de reacción para contraer el gasto y disminuir la deuda, fue extemporáneamente más lenta que la dinámica de la huida de capitales desde las economías emergentes hacia las plazas de mayor seguridad(flight to the quality).
Dos antecedentes como para tenerlos en cuenta a la hora de analizar lo sucedido, en el marco de un periodo donde converge la caída del Muro de Berlín, la Globalización de los mercados y la irrupción expansiva de Internet. Todo esto en medio de un proceso incipiente de afianzamiento de las democracias en Latino América.
Primero, desde 1997 la movilidad de los capitales hacia distintos rumbos es mucho más veloz y por lo tanto menos razonada y consecuentemente más riesgosa que antes, aunque parece que nosotros no lo registramos.
Segundo, los mecanismos constitucionales, la voluntad política y los economistas en funciones de gobierno que debieron decidir una reversión en la política económica (ejemplo: gasto y endeudamiento), no estuvieron en armonía con las exigencias de ritmo que provocaron los cambios explicados.
Es por todo eso que, un esquema como el que finalizó el 20 de Diciembre de 2001, completando diez años de vigencia, solo pudo funcionar con un gobierno con mucho poder acumulado(como tuvo Menem), para actuar sin debates previos ni explicaciones. La alternativa De la Rúa - Cavallo para profundizar la política económica sin el poder que tenía Menem, luego de consumirse todos los apoyos y afrontar la crisis de financiamiento, fue ignorar o reprimir las manifestaciones sociales, hasta encontrar cual era el límite de lo posible. Recordemos que Menem provenía y presidía el partido más grande de la Argentina, contaba con el apoyo de los sindicatos y los tres poderes del estado, gobernó casi de manera omnímoda durante la mayor parte del período analizado(1990-98).
Sin los denostados aumento del gasto público y el endeudamiento inicial con tasas bajas, nunca se hubieran dado las cifras de crecimiento, por lo menos en los términos del acumulado porcentual mencionado.
Lamentablemente nunca se menciona que existe una proporción del elogiado crecimiento del PIB de la década del 90, que está explicado por el fuerte aumento del gasto público y su financiamiento que luego se convirtió en un bumerang.
Es obvio que tampoco hubiera llegado la inversión, si no fuera consecuencia del efecto palanca de las tasas de un dígito, que permitían crecer por encima del costo financiero al cual accedía el gobierno y los grandes grupos económicos. El formidable consumo postergado por dos años de contracción acumulando un descenso de 13,6 por ciento del PIB per cápita (1988-90), en una década llamada "la década perdida"; más la reaparición del crédito a elevadas tasas de crecimiento, fueron fuertes detonantes de los alicaídos niveles de actividad, piso de las mediciones.
En un país donde, hasta 1992 no se aceptaba la tarjeta de crédito en los restaurantes, un contexto de estabilidad cambiaria y monetaria inédito en cincuenta años, posibilitó el espectacular crecimiento del "crédito de consumo" otorgado generosamente por las entidades. Las mismas se fondeaban con obligaciones en el exterior, a tasas convenientes y aplicaban los fondos a financiar la compra de bienes durables y semi durables que reemplazaron velozmente a los hasta entonces, círculos de planes de ahorro previo. No olvidemos que escaso tiempo atrás, un consumidor esperaba hasta un año después de haber completado el pago de todas sus cuotas para que Sevel, con casi el cincuenta por ciento del mercado, le entregara uno de cada dos autos de los que se vendían en el país.
Queda claro entonces, que con niveles de gasto y endeudamiento más reducido, menores hubiesen sido las tasas de crecimiento del PIB 1990-98. La dinámica de funcionamiento de nuestra democracia y la inmadurez política de nuestros tres Poderes, teniendo en cuenta los escasos dieciocho años de ejercicio, no fueron consistentes con la aplicación de políticas de absoluta e irrestricta autonomía económica y movilidad de capitales. La inmadurez de la clase política, seducida y convencida por el discurso del primer mundo, no pudo manejar el grado de "generosidad económica" establecido por las entidades financieras internacionales, las empresas que llegaron con las privatizaciones y los economistas de soporte, influidos acaso sinceramente por fascinantes teorías y honorarios del primer mundo.
*MASTER EN POLITICA ECONOMICA INTERNACIONAL- PRESIDENTE DE www.hacer.com.ar
jueves, 27 de diciembre de 2001
lunes, 10 de diciembre de 2001
Ambito, El espíritu de Nabucodonosor
Por Pablo Tigani*
Para: Ambito Financiero-Comercio Exterior
Mientras Cavallo viajaba a Estados Unidos con el objetivo de destrabar la situación a la cual arribamos, que pone dificultad para recibir asistencia financiera internacional y evitar el default explícito, recordé una historia que me pareció propio relacionar con el ambiente que hemos creado y en el cual vivimos inmersos en los últimos tiempos los argentinos.
En el año 605 a. C. el rey de Babilonia Nabucodonosor, sitió Jerusalén y se llevó cautivo al pueblo de Judá incluyendo a algunos jóvenes rehenes muy bien educados, que pertenecían al linaje real de los príncipes. Los babilonios trataron de obtener la lealtad de los jóvenes cautivos hacia el rey Nabucodonosor y su corte fracasando en aquel tiempo, con una estrategia que en nuestro tiempo, parece haber cobrado auge.
Para conseguir sus objetivos, el departamento de recursos humanos del reino babilonio adoptaba un programa de tres puntos:
1) Se le daban nuevos nombres nacionales a los jóvenes talentos que tuvieran buenos puntajes, los cuales sugerían su cambio de lealtad.
2) Posteriormente, se les supeditaba a un trainee de tres años para que se les enseñase las costumbres y la lengua de los caldeos.
3) Por último, se les proporcionaba el mejor alimento que podía ofrecer Babilonia que era la mismísima comida y bebida que tomaba el rey cada día.- ¿Qué tal?
Desde luego, los seducían con toda clase de estímulos para procurar sus anhelos y trataban de cambiar su cultura, haciéndoles leales a ellos.
Esta historia-¿No se parece a un tiempo con ciertos programas y actores que vislumbraron poseer un mismo video cassette en los programas de televisión y en algunos otros medios de comunicación, organizaciones y claustros que proporcionándoles rédito personal?
Entre muchas abominaciones, el altivo Nabucodonosor hizo una estatua de oro ante la cual su pueblo y los cautivos que tuvieran otras creencias religiosas se debían postrar y adorar o bien, eran echados en un horno de fuego ardiendo por no compartir su creencia. Indudablemente, se constituyó en ese preciso instante la obligatoriedad de la religión del estado sin discusiones. Ni que hablar de la libertad de culto. En un programa de interés público de gran audiencia, un economista se refirió a ciertos políticos como "los progre" (versión moderna de la usanza "zurdos"). Luego en ese mismo programa un sacerdote le dijo a un reconocido economista y periodista de apellido judío: "este país es católico, le guste o no a algunos".
Un día paseando por el palacio real, Nabucodonosor quien ostentaba el control económico, transformaba las culturas e imponía su religión; se dijo a sí mismo mientras admiraba su dominio: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? - En la Argentina podemos recordar diversas frases extravagantes de los que en diferentes periodos tuvieron a su cargo los destinos de la Nación. Por ejemplo, la de un ex Presidente que dijo: "queremos una paz que merezca ser vivida", arrogándose la facultad de determinar el mérito, nada menos que de la vida. Ni que hablar del último ex Presidente, saliendo de su lugar de detención. Recitó una frase para dirigirse a otros políticos colegas diciendo de sí mismo, "las águilas no cazan moscas".
Luego de Machinea, un prestigioso y excelente economista que reemplazó al ministro de Economía perdió la oportunidad de realizar su contribución potencial cuando presentando su plan dijo: "lo voy a decir una vez y no lo repito más".
Recientemente han abundado descalificaciones de colegas hacia un distinguido visitante, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Pero también se sigue descalificando a Paul Krugman, Stanley Fischer, Paul O´Neill, Taylor, Mussa, Calomiris, Cavallo, etc.
El actual Ministro de Economía, a quien muchos(incluyendo el FMI -El Tesoro Americano- Brasil y el sufrido pueblo argentino)estamos esperando que acierte, le responde a una periodista: ¡A usted que le importa!
Cuenta La Biblia que Dios fue paciente por doce meses con Nabucodonosor, antes de ejecutar su sentencia, dándole oportunidades para arrepentirse y cambiar de actitud, pero el no la aprovechó. Su orgullo recibió el castigo divino cuando enfermó mentalmente y comenzó a manifestar el comportamiento de una bestia literalmente. La descripción de su condición, presenta fielmente los síntomas de una forma rara pero conocida de monomanía. Cuenta La Biblia que terminó comiendo hierba con los bueyes, que su pelo creció y sus uñas eran como la de las aves.
Traspolando esta rica experiencia, todavía
La Biblia nos da un servicio y nos deja una lección diciendo que, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
¿No será mejor renunciar a la soberbia?
Tal vez, abandonando el egoísmo y la intolerancia, si nos hacemos cargo de nuestra responsabilidad individual y colectiva, podamos adoptar una posición de humildad que nos lleve a lograr la imprescindible unidad nacional que demanda esta tremenda crisis.
*Master en Política Económica Internacional- Presidente de www.hacer.com.ar
Para: Ambito Financiero-Comercio Exterior
Mientras Cavallo viajaba a Estados Unidos con el objetivo de destrabar la situación a la cual arribamos, que pone dificultad para recibir asistencia financiera internacional y evitar el default explícito, recordé una historia que me pareció propio relacionar con el ambiente que hemos creado y en el cual vivimos inmersos en los últimos tiempos los argentinos.
En el año 605 a. C. el rey de Babilonia Nabucodonosor, sitió Jerusalén y se llevó cautivo al pueblo de Judá incluyendo a algunos jóvenes rehenes muy bien educados, que pertenecían al linaje real de los príncipes. Los babilonios trataron de obtener la lealtad de los jóvenes cautivos hacia el rey Nabucodonosor y su corte fracasando en aquel tiempo, con una estrategia que en nuestro tiempo, parece haber cobrado auge.
Para conseguir sus objetivos, el departamento de recursos humanos del reino babilonio adoptaba un programa de tres puntos:
1) Se le daban nuevos nombres nacionales a los jóvenes talentos que tuvieran buenos puntajes, los cuales sugerían su cambio de lealtad.
2) Posteriormente, se les supeditaba a un trainee de tres años para que se les enseñase las costumbres y la lengua de los caldeos.
3) Por último, se les proporcionaba el mejor alimento que podía ofrecer Babilonia que era la mismísima comida y bebida que tomaba el rey cada día.- ¿Qué tal?
Desde luego, los seducían con toda clase de estímulos para procurar sus anhelos y trataban de cambiar su cultura, haciéndoles leales a ellos.
Esta historia-¿No se parece a un tiempo con ciertos programas y actores que vislumbraron poseer un mismo video cassette en los programas de televisión y en algunos otros medios de comunicación, organizaciones y claustros que proporcionándoles rédito personal?
Entre muchas abominaciones, el altivo Nabucodonosor hizo una estatua de oro ante la cual su pueblo y los cautivos que tuvieran otras creencias religiosas se debían postrar y adorar o bien, eran echados en un horno de fuego ardiendo por no compartir su creencia. Indudablemente, se constituyó en ese preciso instante la obligatoriedad de la religión del estado sin discusiones. Ni que hablar de la libertad de culto. En un programa de interés público de gran audiencia, un economista se refirió a ciertos políticos como "los progre" (versión moderna de la usanza "zurdos"). Luego en ese mismo programa un sacerdote le dijo a un reconocido economista y periodista de apellido judío: "este país es católico, le guste o no a algunos".
Un día paseando por el palacio real, Nabucodonosor quien ostentaba el control económico, transformaba las culturas e imponía su religión; se dijo a sí mismo mientras admiraba su dominio: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? - En la Argentina podemos recordar diversas frases extravagantes de los que en diferentes periodos tuvieron a su cargo los destinos de la Nación. Por ejemplo, la de un ex Presidente que dijo: "queremos una paz que merezca ser vivida", arrogándose la facultad de determinar el mérito, nada menos que de la vida. Ni que hablar del último ex Presidente, saliendo de su lugar de detención. Recitó una frase para dirigirse a otros políticos colegas diciendo de sí mismo, "las águilas no cazan moscas".
Luego de Machinea, un prestigioso y excelente economista que reemplazó al ministro de Economía perdió la oportunidad de realizar su contribución potencial cuando presentando su plan dijo: "lo voy a decir una vez y no lo repito más".
Recientemente han abundado descalificaciones de colegas hacia un distinguido visitante, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Pero también se sigue descalificando a Paul Krugman, Stanley Fischer, Paul O´Neill, Taylor, Mussa, Calomiris, Cavallo, etc.
El actual Ministro de Economía, a quien muchos(incluyendo el FMI -El Tesoro Americano- Brasil y el sufrido pueblo argentino)estamos esperando que acierte, le responde a una periodista: ¡A usted que le importa!
Cuenta La Biblia que Dios fue paciente por doce meses con Nabucodonosor, antes de ejecutar su sentencia, dándole oportunidades para arrepentirse y cambiar de actitud, pero el no la aprovechó. Su orgullo recibió el castigo divino cuando enfermó mentalmente y comenzó a manifestar el comportamiento de una bestia literalmente. La descripción de su condición, presenta fielmente los síntomas de una forma rara pero conocida de monomanía. Cuenta La Biblia que terminó comiendo hierba con los bueyes, que su pelo creció y sus uñas eran como la de las aves.
Traspolando esta rica experiencia, todavía
La Biblia nos da un servicio y nos deja una lección diciendo que, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
¿No será mejor renunciar a la soberbia?
Tal vez, abandonando el egoísmo y la intolerancia, si nos hacemos cargo de nuestra responsabilidad individual y colectiva, podamos adoptar una posición de humildad que nos lleve a lograr la imprescindible unidad nacional que demanda esta tremenda crisis.
*Master en Política Económica Internacional- Presidente de www.hacer.com.ar
sábado, 8 de diciembre de 2001
Revisión de la decada del noventa. El Cronista - Diciembre 2001
Para EL CRONISTA
Un milagroso crecimiento de 65% del PIB entre 1990 y 1998, se produjo en forma consistente con un formidable aumento en el gasto público, financiado por el endeudamiento federal, provincial y privado de mayor progresión de la historia de los cuatro default argentinos. Todo sucedió en un contexto de bajas tasas de interés, y aumento del flujo de capitales hacia las economías emergentes, hasta que llegó la crisis del Sudeste Asiático. En aquel punto se origina una contracción uniforme del flujo a esos países que mengua de 225.000MM a 80.000MM de dólares, elevando en forma simultanea, al doble las tasas de interés.
En los primeros años se obtenía un atractivo leverage de la deuda que se expresó en altas tasas de crecimiento de la absorción doméstica. Al revertirse la tendencia, la velocidad de reacción de nuestros ex Ministros y Presidentes para contraer el gasto y disminuir la deuda, fue extemporáneamente más lenta que la dinámica del flight to the quality de los capitales.
Dos observaciones. En primer lugar, desde 1997 la movilidad de fondos hacia distintos rumbos es mucho más veloz, menos razonada y consecuentemente más riesgosa que anteriormente. Segundo, los mecanismos constitucionales, la voluntad política y los economistas de gobierno que debieron decidir una reversión en la política económica, no estuvieron en armonía con las exigencias que provocaron los cambios.
Es por todo eso que, un esquema como el que finalizó el 20 de Diciembre fue funcional con un gobierno con mucho poder acumulado, como tuvo Menem, para actuar sin debates previos ni explicaciones.
La alternativa De la Rúa - Cavallo, para profundizar la política económica, sin el poder que tenía Menem, fue ignorar o reprimir las manifestaciones sociales, hasta encontrar el límite de lo posible. Recordemos que Menem era miembro y presidente del partido más grande de la Argentina, contó con el silencioso apoyo de sindicalistas y los tres poderes del estado.
Injustificadamente, nunca se menciona que existe alguna proporción del crecimiento del PIB de la década del 90, que está explicado por el fuerte aumento del gasto público y la deuda.
Es obvio que jamás hubiera llegado la inversión, a no ser por el efecto palanca de las tasas sobre la actividad, que permitían crecer a las empresas internacionales. De ninguna manera el crecimiento fue impulsado por la confianza inicial que proyectaba el gobierno de Menem. El formidable consumo postergado por dos años de contracción con caída de 13,6 por ciento del PIB per cápita (1988-90)y la reaparición del crédito con tasas razonables, fueron los detonantes de los niveles iniciales de medición. En Argentina no se aceptaba la tarjeta de crédito en los restaurantes. Un contexto de estabilidad inédito en 50 años posibilitaba el espectacular crecimiento del "crédito de consumo", otorgado desprendidamente por las entidades, fondeadas en el exterior. Abundantes créditos y plásticos financiaron compras de bienes durables nunca igualadas, que reemplazaron a los planes de ahorro previo donde el suscriptor, esperaba más de un año después de haber pagado todas sus cuotas, para que se le entregara un auto.
La dinámica de funcionamiento de nuestra democracia y la inmadurez política de sus actores, no fue consistente con la adopción, sin restricciones de la autonomía económica y la movilidad de capitales. Seducidos con el discurso del primer mundo, políticos y economistas de soporte del paradigma, influidos acaso sinceramente, por fascinantes teorías y boletos en business, no pudieron manejar el grado de "generosidad" de las entidades financieras y los organismos multilaterales de crédito.
Un milagroso crecimiento de 65% del PIB entre 1990 y 1998, se produjo en forma consistente con un formidable aumento en el gasto público, financiado por el endeudamiento federal, provincial y privado de mayor progresión de la historia de los cuatro default argentinos. Todo sucedió en un contexto de bajas tasas de interés, y aumento del flujo de capitales hacia las economías emergentes, hasta que llegó la crisis del Sudeste Asiático. En aquel punto se origina una contracción uniforme del flujo a esos países que mengua de 225.000MM a 80.000MM de dólares, elevando en forma simultanea, al doble las tasas de interés.
En los primeros años se obtenía un atractivo leverage de la deuda que se expresó en altas tasas de crecimiento de la absorción doméstica. Al revertirse la tendencia, la velocidad de reacción de nuestros ex Ministros y Presidentes para contraer el gasto y disminuir la deuda, fue extemporáneamente más lenta que la dinámica del flight to the quality de los capitales.
Dos observaciones. En primer lugar, desde 1997 la movilidad de fondos hacia distintos rumbos es mucho más veloz, menos razonada y consecuentemente más riesgosa que anteriormente. Segundo, los mecanismos constitucionales, la voluntad política y los economistas de gobierno que debieron decidir una reversión en la política económica, no estuvieron en armonía con las exigencias que provocaron los cambios.
Es por todo eso que, un esquema como el que finalizó el 20 de Diciembre fue funcional con un gobierno con mucho poder acumulado, como tuvo Menem, para actuar sin debates previos ni explicaciones.
La alternativa De la Rúa - Cavallo, para profundizar la política económica, sin el poder que tenía Menem, fue ignorar o reprimir las manifestaciones sociales, hasta encontrar el límite de lo posible. Recordemos que Menem era miembro y presidente del partido más grande de la Argentina, contó con el silencioso apoyo de sindicalistas y los tres poderes del estado.
Injustificadamente, nunca se menciona que existe alguna proporción del crecimiento del PIB de la década del 90, que está explicado por el fuerte aumento del gasto público y la deuda.
Es obvio que jamás hubiera llegado la inversión, a no ser por el efecto palanca de las tasas sobre la actividad, que permitían crecer a las empresas internacionales. De ninguna manera el crecimiento fue impulsado por la confianza inicial que proyectaba el gobierno de Menem. El formidable consumo postergado por dos años de contracción con caída de 13,6 por ciento del PIB per cápita (1988-90)y la reaparición del crédito con tasas razonables, fueron los detonantes de los niveles iniciales de medición. En Argentina no se aceptaba la tarjeta de crédito en los restaurantes. Un contexto de estabilidad inédito en 50 años posibilitaba el espectacular crecimiento del "crédito de consumo", otorgado desprendidamente por las entidades, fondeadas en el exterior. Abundantes créditos y plásticos financiaron compras de bienes durables nunca igualadas, que reemplazaron a los planes de ahorro previo donde el suscriptor, esperaba más de un año después de haber pagado todas sus cuotas, para que se le entregara un auto.
La dinámica de funcionamiento de nuestra democracia y la inmadurez política de sus actores, no fue consistente con la adopción, sin restricciones de la autonomía económica y la movilidad de capitales. Seducidos con el discurso del primer mundo, políticos y economistas de soporte del paradigma, influidos acaso sinceramente, por fascinantes teorías y boletos en business, no pudieron manejar el grado de "generosidad" de las entidades financieras y los organismos multilaterales de crédito.
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