Al renovar la búsqueda y releer la atrapante y substanciosa teoría keynesiana, es difícil comprender como existen tantos individuos antikeynesianos viscerales.
Por la misma razón es complicado entender porque la "General Theory" fue uno de los libros más controvertidos e importantes a la vez. Algunos incondicionales de Keynes dicen que es porque antes de su irrupción, se había presentado una descripción exageradamente generosa de la teoría neoclásica.
En verdad, antes de la obra de Keynes, no existía una teoría pertinente del nivel de la renta y del empleo. Evidentemente, en los escritos de Marshall, Pigou o Robertson abundaban las referencias al dividendo o a la renta nacional, pero muy pocas veces lo consideraron como una variable desconocida que había que determinar a través de las condiciones de equilibrio del sistema. Keynes fue un economista que no tuvo una gran base de lecturas profesionales según lo reconocía el mismo, lo cual nos lo pinta como a uno de esos inconfundibles académicos sabios y nobles. Pertenecía a aquellos economistas de la escuela de Cambridge, de los que se ha dicho por allí, que preferían descubrir las cosas ellos mismos en lugar de entremeterse en lo que ya estaba escrito. Por esa misma razón, algunos apasionados por la política económica internacional, sienten un atractivo especial, una especie de gancho con los economistas de Cambridge. Tal vez por su preferencia por la técnica deductiva que caracterizó a sus economistas, quienes a su vez habían tomado esa posta de sus propios predecesores como Ricardo y Mill. La metodología deductiva exige a aquellos investigadores que la emplean, hacer supuestos sencillos sobre el carácter de la realidad económica, con el fin de sacar de sus modelos aquellos elementos de fricción, de menor importancia. Permite razonar mucho mejor, a partir de situaciones iniciales que han sido observadas de antemano intuitivamente, para volver a introducir más tarde, de manera gradual, aquellas erudicciones que complican los modelos.
La importancia que Keynes le concedía al razonamiento deductivo apriorístico, puede ilustrarse con su análisis de la función de consumo, la hipótesis keynesiana que relaciona la renta agregada con el consumo agregado. Keynes llegará siempre por reflexión, mediante evidencias empíricas. Es bueno destacar, dado que aún hoy permanece asiduamente sospechado, que los contenidos de sus supuestos no estuvieron nunca muy alejados de la tradición. Se basaban en el conocimiento de la naturaleza humana.
Quiere decir entonces que, Keynes fue un economista muy peculiar y, como cualquier individuo distinto, recibió y seguirá recibiendo todo tipo de vituperios, críticas y acusaciones de sus colegas contemporáneos y modernos.
No obstante las críticas mordaces y archi divulgadas, en los últimos 25 años, se puede elogiar como un poseedor inatacable de creatividad superlativa.
En una ciencia social como la economía no muchas veces se puede decir que lo que alguien hizo es algo nuevo. Alcanzaría con sentarse a examinar algunas tesis presentadas por candidatos a Maestrías y Doctorados.
Existen tres motivos por los cuales se puede afirmar y atribuir a Keynes una singular originalidad.
En primer lugar la "General Theory" abarca un campo y hace diferir con énfasis su punto de vista con las doctrinas opuestas (con perdón de los economistas que en nuestros días detentan verdades absolutas). No obstante sus supuestos eran aceptados por sus oponentes y muy respetados por sus mayores de Cambridge. En segundo lugar, una teoría es nueva, cuando sustituye en parte a otra vieja y, lo hace porque da respuesta a una situación que las doctrinas anteriores no pudieron enfrentar. Hasta aquí se había convertido en una presunción crítica y diferente, en sí misma. Por último la "General Theory" fue innovadora en la medida que sustituyó al cuerpo de la teoría que desbarató. Reemplazó el interés convencional por los mercados, y los precios individuales por una mayor atención hacia las magnitudes agregadas. Suplantó las funciones individuales de demanda por una función de demanda global, una función de consumo y una función de inversión realmente notable. Sustituyó la teoría del interés convencional por la doctrina de la preferencia por la liquidez. Cambió el supuesto de una tendencia al pleno empleo por el equilibrio de subempleo. Finalmente, suplantó la hacienda pública neutral del pasado por las doctrinas intervencionistas de la moderna teoría fiscal. Estos son argumentos importantes a favor de la afirmación de que la economía keynesiana representó una propuesta original e innovadora.
En países que no encuentran otra cosa para salir de los razonables, persuasivos y trillados planes de estabilización, no parece extravagante meditar con un poco de discontinuidad. En la obra de Keynes reposan contribuciones que pueden dar respuesta a ciertos problemas económicos - sociales presentes.
Yo me pregunto -¿Qué se quiere decir, cuando con aire jactancioso se le llama "keynesiano"a un economista?
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