Cuando el actual primer mandatario, Carlos Saúl Menem le ponga la banda al Presidente electo Fernando De la Rúa, se cumplirán 10 años de un modelo caracterizado por la apertura de la Economía como nunca antes se aplicó en la Argentina (marcada por la incorporación de capitales para el crecimiento económico, importación y exportación de mercancías de todo tipo y procedencia).
Debemos resaltar que este “modelo” se apoyó con una inédita consolidación de la democracia en el país, cuyo remoto antecedente, se remonta a mediados de la década del 10, donde un ilustre radical (Dr. Hipólito Yrigoyen) se hacía cargo del gobierno.
Esta maravillosa situación de estabilidad política institucional y jurídica indispensable para un ambiente pro- negocios, comenzó en un momento muy especial, coincidiendo con la caída del muro de Berlín y la explosiva globalización de los mercados. Diez años después, asistimos a la revolución de Internet que estandariza un enorme progreso en las comunicaciones.
Como corolario se consolida la brecha de progresos técnicos derivados del proceso de acumulación de capital, con incrementos geométricos de productividad. Pero bajando a la coyuntura y con respecto a los números de nuestro Comercio Exterior, el déficit comercial alcanzó en Agosto de 1.999 los $ 235 millones de dólares, emergentes de $2.098 millones de exportaciones contra $2.333 de importaciones.
En solo 8 meses, el déficit comercial nos cuesta $954 millones, siendo las ventas más castigadas, las manufacturas de origen industrial, con alrededor del 25% de merma. Casi 67% de merma total en las exportaciones se producen a través de la disminución de los envíos al Mercosur ($1.800 millones menos, si comparamos los primeros ocho meses de 1.999 contra el mismo periodo de 1.998).
Si no hubiese sido por esta profunda recesión que impactó sobre las importaciones de bienes de consumo, estas cifras podrían ser aún mayores, al tiempo que discutimos, si las necesidades de financiamiento aumentarán en el próximo ejercicio $1.000 millones en caso que suba la tasa de interés la Reserva Federal, o no en el caso que se produzca el ansiado e imprescindible shock de confianza luego de los anuncios del gabinete económico designado.
Con estos antecedentes se hace cada vez más obvia la necesidad de acceder a los mercados internacionales, proyectando a nuestras empresas al exterior en forma decidida y sin dilaciones.
La implementación de políticas de promoción comercial orientada a las exportaciones, desde el marketing previo hasta la colocación de los productos, pasando por el transporte, organización de misiones comerciales, participación en ferias y exposiciones tienen una cita impostergable en las agendas de los economistas de la nueva conducción, quienes reconocen en esto una materia pendiente de la gran transformación de nuestra actividad económica.
Desde el mes de Enero en que el esquema basado en exportaciones a Brasil entró en crisis, ahora ya evidente e inmodificable para este año perdido, mientras el Dr. De la Rúa reclama en París por la persistencia del lamentable proteccionismo agrícola de los países europeos y cuando el peso de los servicios de la deuda externa está condicionando el crecimiento futuro, no quedan dudas, tenemos que confiar en el aporte de las exportaciones para lograr las divisas que tan angustiosamente nuestro país necesita.
jueves, 11 de noviembre de 1999
jueves, 4 de noviembre de 1999
Ambito, Productos argentinos irrumpen en los mercados internacionales
Es evidente que durante la década del 90 hemos marchado bastante. Nadie sería capaz de cavilar un golpe de Estado ante la frivolidad de ciertos funcionarios, o la corrupción de inexcusables agentes públicos (con cara de cemento) que nos explican en un noticiero ¿cómo hicieron para enriquecerse tan rápidamente?
Los problemas de desocupación y salarios bajos no reciben más propuestas inflacionarias de sindicatos poderosos en el ámbito nacional. Ni siquiera los políticos que representan el ala más progresista del espectro, discuten la necesidad de establecer criterios de austeridad.
Vemos cada vez más convencidos a los empresarios, que ya no discuten ni por un segundo las necesidades de mantener el sistema de convertibilidad.
No obstante estas metas alcanzadas, a través de una gran Reingeniería cultural y social de los actores de la economía argentina, debemos reconocer que tenemos asignaturas pendientes.
Una política de Comercio Exterior, que conceda al resto de los países de la gran aldea, descubrir que existimos comercialmente es prioridad. La centralización del interés, de concentrar nuestros esfuerzos en el Mercosur, nos sorprende ahora, porque no podemos reemplazar esos 8.000 millones de dólares que penden de un hilo. Claramente Brasil no había sido un blanco elegido para colocar nuestros productos, frente a otros mercados menos interesantes.
Los mercados internacionales no reconocen nuestras marcas. Somos tan poco conocidos como exportadores que para referenciar productos alimenticios, nuestros hombres de marketing, tuvieron que ponerle packaging alusivo (marca país) con fotos de Maradona, una pareja bailando tango o Carlos Gardel a excelentes productos.
No se ven esfuerzos por encontrar nichos. Las ventajas competitivas que usufructuamos se desmoronan cuando bajan los precios de los commodities o norteamericanos y europeos subsidian a sus productores. ¡Siempre la misma balada!.
Es lamentable que los economistas sigan hablando de las satisfacciones desde el punto de vista monetario / fiscal y lo peligroso que sería tocar algo, mientras presumen que el mercado de crédito voluntario y los Organismos Económicos Internacionales resolverán para siempre las necesidades de financiamiento (el año que viene, demandarán 24.000 millones de dólares).
Es necesario que se realicen esfuerzos tendientes a imaginar y promover políticas comerciales innovadoras a largo plazo, que apunten a revertir esta situación crónica con recursos genuinos.
Tenemos que bajar y reasignar el gasto y realizar una profunda Reingeniería en el sector público, aunque ya no tenemos 15% de déficit fiscal, ni un país impredecible.
El foco ahora debe centralizarse en una propuesta de política económica basada en generar recursos genuinos, y eso solo es posible a través del comercio internacional. Rotundamente esto no se ve así, las páginas de Economía ocupan en los medios 90% de su espacio con temas monetarios y fiscales, un temor a esta altura desproporcionado, (lo demuestran la cotización de dólares futuro, en los días finales al comicio).
Con 16 años de democracia, sin riesgos de “golpe de estado”, ni “estampida inflacionaria”, “devaluación compulsiva”, “ corridas de depósitos”, ocupémonos de entregar otros aportes. Hay una cita pendiente en nuestra agenda de trabajo que no podemos eludir. En esto tenemos que coincidir, profesionales, empresarios, y partidos políticos. Es necesario aumentar el volumen de nuestro comercio exterior. Es tiempo de un nuevo desafío profesional y otros titulares para los diarios: “Productos Argentinos irrumpen con éxito en los mercados internacionales”
Los problemas de desocupación y salarios bajos no reciben más propuestas inflacionarias de sindicatos poderosos en el ámbito nacional. Ni siquiera los políticos que representan el ala más progresista del espectro, discuten la necesidad de establecer criterios de austeridad.
Vemos cada vez más convencidos a los empresarios, que ya no discuten ni por un segundo las necesidades de mantener el sistema de convertibilidad.
No obstante estas metas alcanzadas, a través de una gran Reingeniería cultural y social de los actores de la economía argentina, debemos reconocer que tenemos asignaturas pendientes.
Una política de Comercio Exterior, que conceda al resto de los países de la gran aldea, descubrir que existimos comercialmente es prioridad. La centralización del interés, de concentrar nuestros esfuerzos en el Mercosur, nos sorprende ahora, porque no podemos reemplazar esos 8.000 millones de dólares que penden de un hilo. Claramente Brasil no había sido un blanco elegido para colocar nuestros productos, frente a otros mercados menos interesantes.
Los mercados internacionales no reconocen nuestras marcas. Somos tan poco conocidos como exportadores que para referenciar productos alimenticios, nuestros hombres de marketing, tuvieron que ponerle packaging alusivo (marca país) con fotos de Maradona, una pareja bailando tango o Carlos Gardel a excelentes productos.
No se ven esfuerzos por encontrar nichos. Las ventajas competitivas que usufructuamos se desmoronan cuando bajan los precios de los commodities o norteamericanos y europeos subsidian a sus productores. ¡Siempre la misma balada!.
Es lamentable que los economistas sigan hablando de las satisfacciones desde el punto de vista monetario / fiscal y lo peligroso que sería tocar algo, mientras presumen que el mercado de crédito voluntario y los Organismos Económicos Internacionales resolverán para siempre las necesidades de financiamiento (el año que viene, demandarán 24.000 millones de dólares).
Es necesario que se realicen esfuerzos tendientes a imaginar y promover políticas comerciales innovadoras a largo plazo, que apunten a revertir esta situación crónica con recursos genuinos.
Tenemos que bajar y reasignar el gasto y realizar una profunda Reingeniería en el sector público, aunque ya no tenemos 15% de déficit fiscal, ni un país impredecible.
El foco ahora debe centralizarse en una propuesta de política económica basada en generar recursos genuinos, y eso solo es posible a través del comercio internacional. Rotundamente esto no se ve así, las páginas de Economía ocupan en los medios 90% de su espacio con temas monetarios y fiscales, un temor a esta altura desproporcionado, (lo demuestran la cotización de dólares futuro, en los días finales al comicio).
Con 16 años de democracia, sin riesgos de “golpe de estado”, ni “estampida inflacionaria”, “devaluación compulsiva”, “ corridas de depósitos”, ocupémonos de entregar otros aportes. Hay una cita pendiente en nuestra agenda de trabajo que no podemos eludir. En esto tenemos que coincidir, profesionales, empresarios, y partidos políticos. Es necesario aumentar el volumen de nuestro comercio exterior. Es tiempo de un nuevo desafío profesional y otros titulares para los diarios: “Productos Argentinos irrumpen con éxito en los mercados internacionales”
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