Un discreto superávit comercial, (por disminución de las importaciones por sobre las exportaciones, producto de una fuerte caída de la actividad económica), no debería distraernos de un problema real que enfrenta nuestra Economía, con respecto a sus niveles de competitividad y la influencia que ejercen impuestos distorsivos, emergentes de necesidades fiscales. En muchos países se concedieron y conceden aún, reducciones diferentes de impuestos a los exportadores.
Es frecuente desde finales de la década del 70, que esos beneficios estén limitados al famoso costo fiscal, cristal a través del cual se analiza cualquier tipo de medida y que ha realizado un innegable aporte a la derrota de la inflación. No obstante en la mayoría de los países existen exportadores que pueden recibir exenciones impositivas totales por un periodo de tiempo limitado, con aumentos paulatinos y graduales para incentivar las exportaciones.
Estos instrumentos prácticos y necesarios aplicados a estrategias económicas que apuntan a la “creación de valor”, desde los aspectos sociales hasta la generación de divisas, deberían ser nuevamente considerados, a la luz de la reciente flexibilización conceptual que demuestra la eximisión de multas y la emisión de certificados para la compra de cero kilómetros en la industria automotriz.
En la actualidad, existe un test imprescindible para cualquier estrategia económica o financiera, ya sea empresarial o macroeconómica: Si algo es indispensable e ineludible, es pasar la prueba de la creación de valor. Después de 21 años de aquella certeza enfática e intransigente que decía: un dólar más, genera una emisión en pesos equivalente y estos pesos, mayor demanda y esta mayor demanda, inflación.
Podemos reconsiderar algunos axiomas, ya que los peligros de entonces no son la evidencia, para sostener este dogma de la década del 80. Mientras Argentina eliminaba o bajaba reintegros y reembolsos para disminuir el déficit fiscal (actualmente en la práctica se presentan dificultades para recuperar los pocos que quedaron y se realizan cuando Hacienda lo dispone), en Singapur en esa misma época, el 90% del incremento de los ingresos procedentes de la exportación de manufacturas estaba exento del impuesto sobre la renta por 5 años. Las desgravaciones impositivas vinculadas de manera directa a las exportaciones cubrían los impuestos indirectos más importantes y una buena parte del impuesto a los ingresos en Brasil. Un mecanismo complementario facilitaba el funcionamiento de “traiding companies”, a través de la suspensión temporaria que se permitía a fabricantes que realizaban exportaciones por este medio. Los impuestos sobre el valor añadido, y los impuestos sobre las ventas eran absolutamente exonerados de las mercaderías de exportación o se reembolsaban inmediatamente si habían sido abonados en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Noruega, Reino Unido, Corea y otros no menos interesantes casos.
México y Tailandia eximían de derechos de exportación inclusive a “semi manufacturas”. En Grecia se concedía reembolso sobre la nómina de pagos en las exportaciones industriales, mientras en Israel se obtenían reducciones de 85% del impuesto sobre la propiedad.
¿Qué razón existe para iniciar un análisis de Creación de Valor vs. Costo fiscal para las actuales necesidades de la Economía nacional?
¨ Imposibilidad de devaluar.
¨ Necesidades de financiamiento futura y repago de la deuda externa.
¨ Necesidad de aplicar con mayor eficiencia los escasos recursos promocionales presupuestarios
¨ Importancia de medir y supervisar el valor y la creación de valor para nuestra Nación, (hoy pasan por aumentar el empleo y generar divisas.)
¨ Aumentar el esfuerzo presupuestario sobre actividades identificadas en adelante como apalancadoras de empleo y divisas. Una nueva aplicación para los conceptos de “ leverage ”y “driving force” made in Argentina.
martes, 17 de agosto de 1999
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