Los agentes económicos esperan, desean o planean valores y
comportamientos de las variables que no siempre coinciden con lo que luego
efectivamente sucede, se concreta o se ejecuta. El análisis “ex-ante” de una variable es previo a que el evento ocurra. Ejemplo: la Ley de
Presupuesto. Se hace en forma previa y se verifica luego de que los eventos
ocurren (análisis ex post) y,
2019 aun no ha cerrado. Pero 2018 no debería
perderse de vista, antes de perder el juicio. El presupuesto ejecutado
por el gobierno nacional, lo recaudado y gastado a lo largo del ejercicio
fiscal 2018, las metas de inflación, el tipo de cambio; nada de lo pronosticado
sucedió. La inflación no fue 12% sino 47%, el dólar no fue de $20 sino $40 y la
tasa de crecimiento del PBI no fue +3.5%, sino (-2.7%). Inclusive los
economistas del establishment acompañaron aquel pronóstico tan superlativamente
inexacto.
Hay que cambiar el chip. Preside Alberto Fernandez, representa “El
Frente de Todos”. No pienses como Macri
porque te vas a equivocar. No se le puede pedir a Fernandez que aplique las
medidas del equipo del presidente saliente.
Pensemos. -¿Vos qué harías si fueras Martin Guzmán?- No te pregunto si
fueras Sturzenegger y Prat Gay, porque eso ya pasó. La historia los evaluara.
¿Liberalizarías las importaciones? ¿Eliminarías el control de
cambios-mal llamado Cepo-que impuso Macri? ¿Permitirías la compra de más de
u$s200? ¿Bajarías el gasto primario como lo hizo Dujovne?
Tratemos de especular cómo será el nuevo paradigma.
¿Quitarán más medicamentos a los ancianos? ¿Bajarán los derechos de
exportación a la soja y la minería? ¿Subirán las tasas de las LELIQ? ¿Disminuirán
el suministro de alcohol, algodón y jeringas a los hospitales? ¿Se prescindirá del
gasto de tizas y pizarrones en las escuelas? ¿Se suspenderá el suministro de chalecos
anti balas para los policías? ¿Se frenará la provisión de nafta para patrulleros?
¿Quitarán los nuevos planes sociales que otorgó el gobierno de Macri? (hoy
representan más del 150% que en 2015). La respuesta es No, con un 90% de
probabilidades asociadas de ocurrencia. Pero sigamos:
¿Eliminarán gastos políticos de campaña, diferidos?- Ej.: créditos con
clausula UVA que se otorgaron a diestra y siniestra justo antes de las
votaciones de octubre de 2017. -¿El costo del rescate-subsidio a los deudores-lo
asumirá el gobierno actual?- Es muy probable.
¿Pedirán los u$s13.400 millones que falta desembolsar al FMI? ¿Seguirá
el gasto en besamanos a reyes y presidentes que vienen a pasear a cambio de
nada? ¿Duplicaremos otra vez la relación deuda/PBI en tres años y fugaremos su
equivalente? ¿Inventaremos más y mejores bicicletas financieras? No parece
posible.
LA OFUSCACION NO ES
ACADEMICA
Según el diccionario, ofuscado, significa estar en un estado
que impide pensar con claridad, lo que podemos traducir como confusión. No se
puede analizar la economía con visiones parciales, o por temas específicos, sin
contextualizar. El enfoque macroeconómico apunta al nivel agregado. Agrupa
leyes que refieren el sistema económico considerándolo como un todo. “Agregado”
no es igual a suma. Agregación nos refiere al conjunto de elementos homogéneos
que forman parte de un cuerpo. Es decir, el carácter y comportamiento de
agregados de poblaciones o cosas, no se puede obtener a partir de una simple
generalización del carácter y comportamiento de los componentes individuales.
Este comportamiento equívoco se denomina “falacia de la composición”.
Por lo tanto, la
macroeconomía centra toda su atención, básicamente en el producto, la tasa de
inflación, la tasa de desempleo y, en la Argentina más que nada, en la limitación
que constituye la balanza de pagos.
ELEMENTOS QUE ARRIMAN UN PRONÓSTICO.
¿PRONOSTICO?
Prefiero describir
herramientas de análisis que ayudan a establecer cierto grado de
predictibilidad. Los agentes económicos tienen analistas que realizan un diagnostico: dónde estamos y porque, para
identificar las causas estructurales y cíclicas de la situación actual.
¿Qué podrían hacer el policy-maker? ¿Cómo se espera
que reaccionen las autoridades? ¿Qué medidas de política fiscal, monetaria-cambiaria
van a adoptar? ¿Cómo podrían responder
los agentes económicos ante las decisiones que adopten las autoridades?
EL CORTO Y EL LARGO PLAZO
El corto es el periodo de tiempo en el cual alguno de los factores
productivos no se puede modificar. Se considera que el stock de capital está
fijo, porque no es posible incrementarlo o reducirlo en forma instantánea. Por
eso presumir, propagar y difundir la solución optima, por el lado de la
inversión es quimérica. O decir: “así la inversión no va a venir”. No. Por
supuesto que no.
El largo plazo representa el período de tiempo en el cual todos los
factores productivos se pueden ajustar óptimamente. Los factores de producción, incluido el stock de
capital, se pueden modificar para llevar a cabo la producción de bienes y
servicios con las cantidades de recursos óptimas. Pero hoy NO podemos más que,
esperar el acuerdo de reestructuración de la deuda. Sin ello, nada es
predictible. En ningún tiempo una frase definió un diagnóstico económico-social
con tanta precisión: “tierra arrasada”.
PARA QUE SE COMPRENDA
El ejercicio comparativo se utiliza para comparar dos situaciones
diferentes sin tener en cuenta el lapso de tiempo transcurrido entre uno y otro.
Es como comparar dos fotografías.
Ej.: teníamos una fotografía inicial
(diciembre de 2015), luego “pasaron cosas” y ahora tenemos una fotografía final
(diciembre de 2019). Entre ambas imágenes transcurrió tiempo. La imagen inicial
indicaba que la relación deuda/PBI era muy baja (alrededor de 50%, mayormente deuda
en pesos). En cuatro años esa correspondencia (deuda/PBI) se duplica y, además
se desarrolló en forma inversamente proporcional. Ahora la deuda en dólares supera
holgadamente a los compromisos en pesos. La inflación supera en el doble el
índice del Congreso de 2015. La figura final muestra una liquidez avasallada con
alto riesgo de insolvencia fiscal intertemporal. La imposibilidad de cumplir
con los compromisos en agosto de 2019 generó un default parcial de la deuda. Así
podríamos ver (diciembre de 2015) versus (diciembre de 2019) y, como el
desempleo se duplicó, el PBI per cápita cayó 10%, la inversión se desplomó, el
consumo se derrumbó, el poder adquisitivo del salario perdió 25%, las
jubilaciones perdieron 20% de poder de compra. La pobreza se descerrajó, las
tasas de interés se quintuplicaron para las pymes, el dólar-como sea que se lo
tome en 2019- es 5.5 veces más alto. En un análisis dinámico tomaríamos
en cuenta el factor tiempo, para ver la evolución. Como si se tratara de una
película de cuatro años y, observaríamos la evolución del PBI a lo largo del
tiempo que cayó 6%. En dólares se destruyó casi 45% de la riqueza. Algunas de
las empresas que perdieron, cerraron (alrededor de 20.000). Pero aquellas en
que los balances demuestran que ganaron en pesos, “valen” la mitad en dólares.
¿Tienes idea de cómo explicarle esto último que pasó en su filial
Argentina, a un CEO de una empresa japonesa?
*Profesor de Maestrías, Conferencista y consultor internacional. Máster
en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, Presidente de
HACER www.hacer.com.ar , autor de 6 libros, con:
“2001, FMI, Tecnocracia y Crisis”.