Ciertos consultores mediáticos, comunicadores, y líderes ideológicos, eruditos de la expresión pro mercado; ven en el presidente electo, un político que se encuentra en las antípodas de todo lo que demanda el futuro. Desafiante, rígido y con un tono anti modelo inesperado para ejercerlo luego de haber ganado las elecciones. Es curioso, pero sucede que otros presidentes que en campaña presentaron una plataforma y apenas elegidos cambiaron de discurso, parecen más normales que aquel que lo mantiene. La persistente manipulación de la opinión pública por parte de los comunicadores mediáticos, consiguió que se llame a lo bueno, malo y a lo malo, bueno. Recuerde que Menem a esta altura de su triunfo electoral, había pasado de la proclamación de la “revolución productiva” y “el salariazo” a anunciar en un programa de alto rating, al Ingeniero Álvaro Alsogaray como su asesor económico designando además un ministro de economía ex funcionario de Bunge y Born para implementar la apertura de la economía. Lo mismo pasó un tiempo después con De La Rúa que se quedó sin Vicepresidente en Octubre de 2002, a causa de su decidido alejamiento de la “carta a los argentinos” que lo llevó al poder.
Está claro que en el caso de Kirchner, hasta este momento, las señales son otras. Parece determinado a permanecer firme, por lo menos en el discurso y antes de sentarse en el sillón de Rivadavia.
En la otra orilla ideológica, sospechan que es cuestión de tiempo y que simplemente se producirá el giro hacia la derecha apenas transcurran los primeros escarceos con el FMI. Consideran que Kirchner es la continuidad de Duhalde quien desde su forma de ver las cosas, es lo mismo que el ex presidente Menem.
Aunque a Kirchner con cierta intencionalidad política se lo presente como un presidente débil que sacó menos votos que Arturo Illia en 1963 (25%); si hubiera concurrido a la segunda vuelta hubiese sacado más ventaja que la fórmula Perón/Perón en 1973 (61,9%), ya que las encuestas decían que el anti Menemismo era “de masas”, casi como el “anti comunismo ruso de la perestroika”.
Lo cierto es que aunque Kirchner no envía un mensaje de calma a los mercados, el BCRA sigue comprando de a ochenta millones de dólares por día, lo cual luce como una contradicción para sus críticos. Esto de ningún modo significa que hay cero probabilidades que el mercado intente especular contra el peso, como lo ha demostrado en distintas oportunidades.
Es cierto que el presidente para gobernar tendrá que recibir ayuda de Dios, además de construir alianzas y negociar; pero como dije, Kirchner ha ratificado la línea nacional y popular, más allá de los anuncios amenazantes de sus antagonistas. El discurso que asume es fuertemente crítico a la política económica de los años noventa y el neo liberalismo. Según parece, el y su equipo económico coinciden con el Profesor Joseph Stiglitz (Premio Nóbel de Economía 2001) quien responsabiliza a la globalización de los mercados y las recetas del FMI por los resultados con que finalizó el gobierno del presidente De la Rúa. Se pronunció a favor de un dólar alto, prometió un plan de obras públicas y advirtió a las compañías privatizadas sobre la revisión de los pliegos. Sobre el aumento de tarifas fue contundente y dijo que no sería posible aumentarlas en la magnitud que las empresas lo solicitan, coordinando el discurso con el Ministro designado Roberto Lavagna. En este tema ambos son partidarios del gradualismo.
Está claro que el presidente Kirchner llega con fuertes convicciones en materia económica, mucho más intensas que las que otros presidentes han demostrado al comenzar su mandato. Se declara neo keynesiano y dice que el estado va a retomar ciertas funciones de control. Es obvio que se siente fortalecido por la ventaja que le dieron las encuestas previas a la segunda vuelta.
Dio a conocer un gabinete consistente con sus convicciones y el desarrollo de sus alianzas primarias. Consiguió designar sin sorpresas un gabinete compuesto por algunos Duhaldistas, otros ex acompañantes de su grupo de la provincia de Santa Cruz, introduciendo desde un intelectual de centro izquierda, hasta un ex ministro indisciplinado de Carlos Menem.
¿Qué medidas tomará en materia económica el presidente?
Algunas han trascendido como la decisión de encarar en forma inmediata la reestructuración de la deuda, el lanzamiento de un plan de obras públicas, las decisiones sobre tarifas de empresas de servicios y la reforma de la política tributaria.
La impresión que otorga la consideración de la renegociación de la deuda pública parece ser el centro de apoyo de la estrategia general. Recuerde la licitación acelerada de la consultora internacional y las giras del Secretario Nielsen por Estados Unidos, Europa y Japón, para sondear las posibilidades de su propia herencia, si es que esto fue posible preverlo. Desde mi punto de vista, esta es la certificación ISO que tendrá un plan sustentable en el tiempo. Una renegociación exitosa de la deuda daría por tierra además, con muchas sagas y ficciones que se han extendido como consecuencia del abuso del desconocimiento general de la gente.
En primer lugar, la renegociación de la deuda debe considerar un periodo de gracia que permita desahogar una economía que no tiene acceso al crédito internacional privado desde Octubre del 2000 (última colocación de bonos). La reestructuración de la deuda contendrá dos capítulos: la deuda con los organismos multilaterales de crédito (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo, esencialmente; y la deuda con los acreedores privados.
Con respecto a la deuda con los organismos internacionales, en principio parecería que se acepta que no es viable realizarla con quitas, por lo cual se procurará una extensión en los plazos de pago. Con respecto a la deuda privada, se pretende realizar una fuerte quita en términos de valor presente. Teniendo en cuenta la diversidad de acreedores y sus diferentes necesidades se ofrecerá un menú de opciones suficientemente amplio como para cubrir todos los rubros: quitas de capital, baja de tasas y extensión de plazos; pero con igual valor descontado final.
En forma consistente con un enfoque participativo del estado en la economía, tanto el desarrollo de infraestructura como la inversión en obra pública se constituirán en columnas de la promoción de la actividad económica y el empleo para el gobierno de Kirchner. La propuesta de retomar ciertos controles que en la década del noventa habían sido discontinuados, incluye el sector ferroviario, comunicaciones, transporte y recursos hídricos.
El programa contaría con tres clases de financiamiento: 1) Organismos multilaterales de crédito: fundamentalmente el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y la Comunidad Andina De Fomento. 2) Nuevamente participación de las AFJP: la idea es que de ahora en adelante los ahorros financien obras de infraestructura con el fin de impulsar la economía real, en lugar de invertir en activos financieros. 3) Readaptación de partidas presupuestarias y mejora de la administración de recursos: es obvio que este ítem deberá salvaguardarse durante los primeros meses, dada la imposibilidad de comprometer superávit fiscal primario, para atender los seguros requerimientos en que el FMI estrechará el cerco, como parte de las condicionalidades de una renegociación de los vencimientos de los próximos meses.
Volviendo al tema de las tarifas, el sucesivo Ministro Lavagna, dejó claramente expresado que no va a convalidar un aumento mayor en promedio al diez por ciento y si todo va bien (si los precios generales no se escapan) antes de fin de año podría consentir para que se aplique otro diez por ciento adicional. Para completar la visión del Ministro es necesario establecer una tarifa social y que se habilite por ley la posibilidad de que el Poder Ejecutivo disponga incrementos tarifarios. Este tema no será sencillo teniendo en cuenta que el Congreso seguramente se resistirá a otorgar esa decisión al Poder Ejecutivo. Cuando uno examina a la luz de los trascendidos cual ha de ser la política tributaria, puede notar que se plantea la necesidad de reformular el sistema con el objetivo de avanzar hacia uno más progresivo, basándose en impuestos directos y dando prioridad a aquellos que impacten de manera positiva en el sistema productivo y en la distribución del ingreso (por ejemplo el impuesto a las ganancias financieras). En este sentido se modificarían las exenciones del impuesto a las ganancias y se buscaría bajar gradualmente la alícuota del IVA. Por otra parte se pretende llevar a cabo una reforma del sistema de administración tributaria, con fuertes incentivos al combate contra la evasión y el contrabando conformando un fuero penal tributario.
Lo más trascendente de la propuesta parece ser la creación de la Agencia de Desarrollo Económico Social. Esta institución bancaria tendría la intención de otorgar créditos para la inversión pública, privada y social que aumentaría y ahondaría la acción del BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior). Todo lo expuesto unido a una política industrial y regional que plantea como algo elemental fomentar un proceso de reindustrialización nacional enfocado inicialmente en sustitución de importaciones y una agresiva política exportadora, con especial énfasis en lo agroalimentario van formando el cuadro inicial del proyecto.
Todas las acciones de promoción de este proceso se basarían en la instrumentación de políticas activas. Con respecto a las políticas de desarrollo regional el objetivo será la corrección de desigualdades para lo cual se planteará una fuerte intervención estatal. Las bases seguramente estarán dadas por la aplicación de incentivos fiscales a la realización de inversiones y de emprendimientos PyMEs y entrepreneurs.
Pasando a la política exterior se procurará dar una vuelta de página a las “relaciones carnales” según explicó Bielsa (nuevo Canciller), así definidas por el fallecido ex Canciller Guido Di Tella. Las fuertes críticas a aquella prolongada gestión, serán canalizadas a una propuesta de alineamiento a la Organización de las Naciones Unidas, colocando entonces a Estados Unidos en el mismo nivel que Europa en las relaciones internacionales. De hecho, esto apunta a la convergencia con la política delineada por el ex Presidente de Brasil Fernando Henrique Cardozo y continuada ahora por el Presidente Luiz Inacio da Silva“Lula” con el presidente saliente argentino Eduardo Duhalde.
A la sazón un marco general de fortalecimiento del Mercosur parece ser la dirección elegida. Probablemente la creación de instituciones monetarias que permitan el diseño de una moneda común, una vez que puedan coordinarse políticas macroeconómicas, será el corolario de la estrategia en mente. Se percibe la posibilidad de realizar obras de infraestructura regionales conjuntas, y buscar la integración con la Comunidad Andina.
El ALCA se establece como una meta de más largo plazo a ser encarada una vez resuelta y consolidada la integración regional Sudamericana. Se espera una política de fomento a las exportaciones y de acciones concertadas entre empresas y organismos oficiales involucrados en la operatoria.
El enfoque estratégico del plan de desarrollo social incluye la salud, la solución de la emergencia, los programas de desarrollo y la seguridad social. Se crea un gabinete federal de desarrollo social que organizará coordinadamente los niveles nacionales, provinciales y municipales. En la práctica tratará de resolver las superposiciones que se producen entre los Ministerios de Trabajo, Salud, Economía y Educación. Se profundizará el trabajo de Duhalde que operó básicamente sobre subsidios de desempleo y medicamentos genéricos.
Admitiendo la urgencia social se mantendrán los planes “Jefes y Jefas” de hogar. El estado probablemente será el factor clave para la reinsersión al sistema económico y social de desocupados, pobres e indigentes del cual han quedado excluidos convirtiéndose a la postre en receptores de subsidios los que tuvieron mas suerte.
En materia previsional se habla de una readecuación de los aportes patronales. La idea es que la ANSES vuelva a recaudar los aportes previsionales, garantizando el ingreso a los jubilados del futuro.
Como mencioné en el número anterior, si bien hasta el momento el Ministro Lavagna pudo realizar una labor eficaz considerando el punto de partida, tras un poco más de un año de gestión; se puede inferir que el desafío para el próximo periodo no es un reto menor.
Con relación a la viabilidad de esta propuesta de fuerte contenido social, debo decir desde mi punto de vista que habrá que hacer un esfuerzo ciclópeo para ayudar la comprensión y convencer que los raíles de marcha son seguros. Este enfoque de política económica es absolutamente diferente a lo que pasaron en los últimos 27 años. Puedo conjeturar que será enérgicamente resistido por los partidarios de la distante literatura del pensamiento económico. Para otros ciudadanos la propuesta y su sustentabilidad directamente son ignoradas; particularmente para aquellos jóvenes menores de treinta años.
Según la orientación del pensamiento económico de los funcionarios que procuran establecer esta propuesta, sucintamente descrita, se han desperdiciado veintidós de los últimos veintisiete años trascurridos en términos de crecimiento sustentable. Los deslices de política económica incurridos durante este espacio se producen durante periodos de alta liquidez internacional, cuando los flujos de capital son crecientemente mayores. De esta manera deberían haberse extremado los cuidados durante los tiempos de alta liquidez internacional, dándole más trascendencia al financiamiento doméstico y estableciendo restricciones a las corrientes de capital especulativo. Para ellos estos flujos causan un alto grado de vulnerabilidad e inestabilidad cambiaria y monetaria de los cuales Argentina puede dar testimonio. En consecuencia se debe asignar mayor importancia a las inversiones extranjeras directas que a la atracción de capitales golondrina. La situación así descrita, hace crisis posteriormente como consecuencia de añadirle la sobre valuación del peso. Como ejemplo podrían citarse para esos periodos la famosa tablita cambiaria y la convertibilidad. Por lo tanto resulta indispensable evitar la sobre valuación de la moneda local. Bajo este enfoque también la convertibilidad se sostuvo en los últimos siete años mediante el recurso sistemático del endeudamiento externo, y diferencial de tasas creciente. Esta visión económica sostiene que para países pequeños o medianos, tomadores de precios internacionales, resulta altamente inconveniente llevar adelante políticas monetarias y cambiarias diferentes a las de sus socios comerciales (por citar un ejemplo: la devaluación de Brasil en 1999 y el mantenimiento de la convertibilidad a raja tabla)
Con referencia a los temas institucionales, cualquier compostura como la ley de convertibilidad, carta orgánica del BCRA, ley de convertibilidad fiscal, ley de protección de los depósitos; no asegura por sí misma los contratos ni la propiedad privada, si no se establecen en el marco de un programa económico sustentable. El manto institucional no resiste la realidad de los desequilibrios macroeconómicos y es por eso que terminan violándose todos los contratos. Sin duda este enfoque inicialmente puede demorar la concreción de un programa de mediano y largo plazo con el FMI, donde muchas de las reformas estructurales que este organismo plantea deben efectuarse bajo rigurosos marcos legales.
Con respecto al sistema financiero este enfoque afirma que el financiamiento en dólares de actividades en el mercado interno, (por lo tanto generadora de ingresos en pesos) crea una fragilidad extrema en el mercado financiero. Como consecuencia de este riesgo solo deben recibir créditos en otras divisas aquellas actividades que generan ingresos en otras divisas.
Con respecto a las relaciones con los organismos multilaterales de crédito, su rol de acreedor privilegiado está basado en que ofrece menores tasas de interés, mayor estabilidad del flujo de fondos y ante una crisis de solvencia y liquidez actúa como prestamistas de última instancia. Sin embargo cuando estos organismos juegan un papel pro cíclico, y reducen el fondeo en momentos que el país necesita mas asistencia (como Argentina en 2002 al tener que atender elevadas vencimientos de la deuda con organismos internacionales en medio de un tembladeral), es difícil mantenerle el status de acreedor privilegiado y protegerlo frente a los acreedores privados. En consecuencia también según este razonamiento, podría revisarse el rol de acreedor privilegiado del FMI. Hay que decir que esto puede resultar conflictivo y por supuesto puede demorar también la renegociación con los acreedores privados.
En suma, para terminar de entender este enfoque de pensamiento, las políticas económicas deben ser diseñadas localmente como sugiere Stiglitz en su libro “El malestar en la globalización”; pero además, deben tener un sabio discernimiento de los tiempos como dice la omnisciencia del libro Eclesiastés.
jueves, 22 de mayo de 2003
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